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2017-June-8 15:01

Los Xibe, defensores de las fronteras

 

Por NUESTRA REDACCIÓN

 

Disfrazados de soldados antiguos, los Xibe practican tiro con arco durante el Festival de Xiqian.

 

El Festival Xiqian (Migración al Oeste) conmemora la migración de la minoría étnica Xibe hacia el oeste. Los Xibe se establecieron en China hace cientos de años y en la actualidad ocupan principalmente las provincias de Liaoning, Jilin y una parte de la región autónoma uigur de Xinjiang. Además de ser una de las primeras minorías étnicas del norte de China en practicar la agricultura, hasta el día de hoy mantienen su propia lengua y escritura.

Cada decimoctavo día del cuarto mes, según el calendario lunar, la mayoría de la población Xibe se reúne en el Templo Taiping (el santuario ancestral de los Xibe), ubicado en la ciudad de Shenyang (provincia de Liaoning), para rendir homenaje a sus antepasados. Esta tradición, conocida como el “Festival para recordar a las familias”, ha sido celebrada durante los últimos 253 años, e incluso en 2006 fue añadida a la lista de patrimonio cultural intangible de China.

 

Una importante tradición

 

Los primeros Xibe originalmente ocuparon la llanura de Songhuajiang-Nenjiang y las estepas de Hulunbuir, al noreste de China. Sin embargo, después de que en 1764 el gobierno de la dinastía Qing suprimiese la rebelión de Dzunger, que se desató al noroeste del país, los soldados Xibe junto a sus familias –3275 personas en total– fueron trasladados desde Shengjing (la hoy ciudad de Shenyang) hasta Xinjiang, con órdenes de explotar la tierra y proteger las fronteras de la zona de Ili.

Antes de aventurarse hacia el oeste, estos 3275 futuros viajeros se reunieron en el Templo Taiping con las demás personas que se quedaron para comer y rezar antes de la despedida. Esto ocurrió un decimoctavo día del cuarto mes, según el calendario lunar. Al día siguiente, los soldados y sus familias tomaron rumbo hacia el occidente, en lo que sería un viaje largo y lleno de peligros. Desde aquel entonces, los Xibe han celebrado anualmente la fecha, que se ha convertido en una importante tradición.

Cuando llega el aniversario, los Xibe piensan en los hermanos que se encuentran lejos de su tierra ancestral y recuerdan el gran sacrificio que hicieron para defender las fronteras del país. Durante esta conmemoración es común el sacrificio de cerdos y la cocción de sorgo.

Cuando arribaron a Ili, armados con arcos, flechas y cuchillos, los soldados Xibe se posicionaron para defender 18 puestos a lo largo del homónimo río Ili. Además, llevaron a cabo rotaciones regulares para proteger las ciudades de Tacheng y Kashgar. Después de montar muros de tierra de tres metros de altura, los soldados Xibe desarrollaron áreas desérticas y construyeron canales de riego. Poco a poco, el nuevo hogar de los Xibe (hoy conocido como distrito autónomo de Xibe Qapqal) se convirtió en la región más próspera de Ili. En la actualidad, más de 30.000 descendientes de esta etnia viven allí.

 

Difícil viaje hacia el oeste

 

De acuerdo con registros históricos, el camino que emprendieron los soldados Xibe, que comenzó en la ciudad de Shenyang y finalizó en Ili, fue de 5000 km. Los guerreros pasaron por el Gran Khingan, el altiplano de Mongolia, la cordillera de Altay, la cuenca de Dzungar y la montaña Tianshan. Debido a la falta de transporte avanzado, tuvieron que movilizarse a caballo y en carretas tiradas por bueyes. A lo largo del viaje, para estar suficientemente abastecidos de hierbas y agua, los Xibe prefirieron tomar la ruta por Mongolia Exterior.

 

Los Xibe bailan al ritmo de la danza tradicional Beilun durante el Festival de Xiqian.

 

Sin embargo, cuando llegaron a la ciudad mongola de Uliastay, en el décimo mes del calendario lunar, dadas las bajas temperaturas de la meseta, una tormenta azotó a mucha gente que sufrió de congelación. Encima de esto, el cansancio, la falta de hierba y las enfermedades causaron la muerte de un importante número de animales. De los 3000 bueyes que los Xibe habían llevado consigo desde Shenyang solo sobrevivieron 400, y de los 2000 caballos que también acompañaron el viaje 300 se encontraban demasiado demacrados para seguir adelante. Los Xibe, entonces, se quedaron en Uliastay durante siete meses. Cuando la hierba volvió a tornarse verde en la primavera siguiente, los soldados reanudaron el viaje, esta vez con 500 caballos y otros tantos camellos que tomaron prestados de las tribus locales.

Cuando los guerreros llegaron a Khovd (actual frontera entre China, Rusia, Kazajistán y Mongolia), se toparon con el deshielo de las montañas de Altay y quedaron atrapados allí durante dos meses más. Dada la escasez de alimentos, las tropas se vieron obligadas a recolectar cualquier material comestible que pudieran encontrar, incluso corteza de los árboles.

Al dejar su pueblo natal, los soldados Xibe encendieron una cuerda hecha de cáñamo y decidieron mantener vivo el fuego hasta alcanzar el oeste. Azotadas por la fatiga constante, el hambre y el frío, la mayoría de las mujeres embarazadas en el grupo dieron a luz prematuramente. Debido a la falta de tela tuvieron que envolver a los recién nacidos con plantas. Después de la dura travesía de más de un año, los Xibe, indomables y resistentes, finalmente llegaron a Ili en agosto de 1765.

A pesar de que este viaje al oeste estuvo plagado de peligros, como hambre, frío, sed e inundaciones, y de que muchas mujeres y niños necesitaron de cuidados extremos, cuando las tropas finalmente alcanzaron Ili ninguna mujer ni niño había sido dejado atrás. Al final de la migración, el grupo contaba con un total de 4030 personas, incluidos 350 bebés que nacieron durante el trayecto. Estos pequeños seguirían los pasos de sus padres defendiendo las fronteras del país.

 

Algunos ancianos Xibe ofrecen un brindis a sus antepasados. Cnsphoto

 

Actividades conmemorativas

 

A pesar de que han transcurrido más de dos siglos, los Xibe todavía celebran el decimoctavo día del cuarto mes lunar con diversas actividades, como pícnics, concursos de artes marciales, cantos y bailes. El canto del poema épico Canto de Migración hacia el Oeste es la tradición más representativa. Este poema tiene una longitud de más de 500 líneas y se canta en varios idiomas como manchú, xibe, mandarín, entre otros.

Durante el día de la celebración, hombres, mujeres, jóvenes y viejos visten trajes ceremoniales para cantar y bailar al ritmo de la música étnica Xibe, tocada con el dongbur (un instrumento tradicional), y expresar así su nostalgia y buenos deseos para el futuro.

Los Xibe son buenos en el tiro con arco, por lo cual son conocidos como “la etnia de la flecha”. Esta disciplina forma parte imprescindible de su cultura tradicional y es un programa esencial durante el Festival de la Migración al Oeste. De hecho, el distrito autónomo de Qapqal es la cuna de este deporte. Estas actividades conmemorativas representan la gran tradición cultural, las costumbres, las artes, los sentimientos y las creencias de los Xibe.

 

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