Los protectores de las grullas cuellinegras
Por DACHUNG
Tenzin esparce comida a las grullas cuellinegras. Zhang Ning
Tenzin, de 53 años de edad, es un poblador de la aldea de Kadong en el distrito de Lünzhub (Tíbet). Cada mañana a las 9 sale en una motocicleta a realizar su recorrido rutinario, llevando un brazalete rojo y un carné que muestra su nombre, su fotografía y la ruta de su patrulla. Durante 4 horas aproximadamente tiene que cubrir casi 40 km de distancia y a lo largo de la ruta debe cumplir con la misión de observar e inspeccionar el hábitat de las aves salvajes, principalmente de las grullas cuellinegras.
El territorio de patrullaje abarca 4 aldeas colindantes y un embalse cercano. En cada aldea se pueden encontrar casi 60 o 70 grullas cuellinegras y alrededor de la represa, cerca de 600. Además, existen otras 5 0 6 especies de aves, como el ánsar indio y la gaviota reidora, de los que se tienen constancia más de 1000 ejemplares.
“Tengo que prestar atención especial si en sus vuelos masivos algunas aves han chocado o se han quedado atrapadas en las mallas de las cercas y alambradas eléctricas. Debo también observar minuciosamente sus movimientos para descubrir si algunas tienen dificultades para caminar o volar por cierta herida, o están enfermas o viejas”, explica Tenzin, quien añade: “Los perros vagabundos son más fastidiosos. Saben cazar aves en manadas, las asechan entre las hierbas de la orilla de la represa y las atacan por sorpresa y en diversas direcciones. A veces los perros en manada incluso amenazan nuestra propia seguridad”.
Tenzin está muy contento con su cargo. Reconoce que es un gran placer contemplar diariamente a las grullas, los ánsares, las gaviotas y otras aves salvajes, “sobre todo las grullas cuellinegras, que parecen hadas de perfil elegante y que caminan con pasos suaves”. “Es fácil distinguir cada familia de grullas porque los machos siempre protegen cuidadosamente a sus parejas y polluelos. Los cónyuges que no tienen crías no se separan ni un segundo. Se miran mutuamente con ojos brillantes y se llaman sin cesar el uno al otro. Siempre me cuesta mucho trabajo terminar la observación con ellos. Proteger a estos agradables seres representa la confianza que han depositado en mí el pueblo y el Buró de Silvicultura del distrito, y también los actos reales de misericordia y la bondad que Buda proclama”, exalta Tenzin.
Según estadísticas de los últimos tres años, bajo la jurisdicción del distrito de Lünzhub han sido registradas unas 1700 grullas cuellinegras, las que se concentran principalmente en tres cantones: Qangga, Karze y Congdü. Por la noche habitan en la zona de la represa, mientras que por el día salen al campo cercano a buscar comida.
Estadísticas preliminares aseguran que en la región autónoma del Tíbet existen alrededor de 8000 grullas cuellinegras, lo que supone un 80 % del total de esta especie en el mundo con una tendencia de crecimiento continuo.
Para proteger mejor las aves salvajes en la zona, todos los cantones y poblados del distrito de Lünzhub han reclutado vigilantes entre los habitantes locales y cada uno recibe 600 yuanes de subsidio mensualmente. Actualmente son 12. Cada año en víspera del regreso masivo de las grullas cuellinegras, los patrulladores tienen que participar en un cursillo de capacitación de una semana. En el mismo, profesionales en la protección de la fauna salvaje les enseñan los hábitos, la clasificación, las normativas y leyes relacionadas con la protección de las mismas.
La patrulla se realiza diariamente. Además, cada lunes los vigilantes hacen una llamada rutinaria para ofrecer informes generales. Ante imprevistos pueden hacer llamadas en cualquier momento y el personal del departamento de protección de flora y fauna acudirá para tratar el caso. Incluso, pueden pedir ayuda a los policías forestales. “He trabajado en el buró de silvicultura durante cinco años y en este período no he conocido incidencias relacionadas con personas que cacen aves”, agrega Zhang Gaofeng, director del Buró de Silvicultura del Distrito de Lünzhub.
Detrás del famoso Palacio Potala en Lhasa se ubica el Departamento de Silvicultura de la Región Autónoma del Tíbet. En la pared del edificio de las oficinas del departamento se han colgado fotos de animales salvajes que viven en la región. Según Tashi Dorje, jefe de protección de la flora y fauna, entre las 15 especies de grullas a nivel global, la cuellinegra es la única que crece y se reproduce en las mesetas. Los valles en el curso medio del río Yarlung Zangbo son su hábitat principal y las tierras húmedas periféricas alrededor del lago Serling Co ofrecen sitios ideales para su reproducción. Según estadísticas preliminares, en la región autónoma del Tíbet existen alrededor de 8000 grullas cuellinegras, lo que supone un 80 % del total de esta especie en el mundo con una tendencia de crecimiento continuo.
Tanto en los valles del curso medio del río Yarlung Zangbo como en el lago Serling Co, el Departamento de Silvicultura de la Región Autónoma del Tíbet ha creado zonas de reservas naturales. Hasta la fecha el financiamiento gubernamental es de 160 millones de yuanes, dedicados principalmente al establecimiento de estaciones y puntos de protección y otros proyectos de protección medioambientales.
“Esta forma de organización gubernamental y la participación popular han reforzado la protección ecológica”, concluye Tashi Dorje.