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2017-August-8 10:04

Los fénix del árbol divino

Texto e ilustraciones: Yang Yongqing

 

 
 

Al pie de la montaña Qishan había un hermoso pueblo llamado Gaogang. En la entrada del pueblo había crecido un árbol parasol chino, también llamado árbol wutong en la lengua nativa. Los aldeanos lo consideraban un árbol divino, sobre el cual hay una hermosa historia.

Hubo un verano en el que una aterradora inundación en la montaña destruyó los cultivos y las casas. Todo el pueblo estaba en peligro. Los aldeanos lloraban y buscaban refugio alrededor.

Cuando la inundación cesó, el pueblo había quedado en ruinas y muchos aldeanos querían abandonarlo para ir a ganarse la vida en otros lugares. En ese momento, un joven llamado Wutong les detuvo y dijo: “La tierra está todavía aquí y nuestro sueño está todavía con nosotros. Gaogang ha sido nuestro hogar durante generaciones”.

Al oír sus palabras los aldeanos decidieron quedarse. Wutong lideró la construcción de diques y la recuperación de las tierras de cultivo dañadas.

Por desgracia, un fuerte aguacero trajo otra inundación, la cual destruyó los diques y terrenos en terrazas que habían sido nuevamente construidos. Los aldeanos se pusieron muy tristes. Un anciano palmeó la espalda de Wutong y le dijo: “Muchos no quieren continuar más”.

Wutong le respondió: “No podemos simplemente rendirnos”. Wutong persuadió a los aldeanos y reanudó su trabajo. Su ropa estaba empapada de sudor, sus hombros estaban gravemente magullados por las cargas pesadas y tenía ampollas en los pies, pero él nunca dejó de trabajar.

 

 

Wutong trabajaba muy duro y a menudo olvidaba comer. Una mañana, cuando llegó a la entrada del pueblo llevando un pesado cubo de tierra para apuntalar los diques, cayó de repente al suelo. Los aldeanos vinieron de inmediato a ayudarlo. Incluso los pájaros que volaban por allí se unieron a la multitud y gritaron: “¡Despierta! ¡Despierta!”.

Pero los ojos de Wutong no volvieron a abrirse: estaba muerto. Con mucho dolor en el corazón, los aldeanos lo enterraron junto a una gran roca en la entrada del pueblo. Por extraño que parezca, en el momento en que Wutong fue enterrado surgió un brote delante de su tumba. Un anciano trajo enseguida una jarra de agua limpia y lo regó cuidadosamente.

Acariciado por las luces del sol rojo naciente, el árbol creció más grueso y más alto. De hecho, en un tiempo más breve que el que demanda tomar un tazón de sopa, la multitud se sorprendió al ver que el árbol había crecido tanto que raspaba el cielo. Los aldeanos dijeron: “El árbol debe ser la reencarnación de Wutong. Vamos a ponerle su nombre. Nos está observando desde el cielo”.

Se inclinaron tres veces ante el árbol y le dijeron: “No te preocupes, por favor. ¡Haremos de nuestro pueblo un lugar mejor!”. Los aldeanos continuaron trabajando en la reconstrucción. Después de algún tiempo, las casas volvieron a ser levantadas, las tierras en terrazas fueron reparadas y los diques se hicieron más fuertes.

Una mañana, los aldeanos escucharon el dulce canto de los pájaros. Siguiendo el agradable sonido llegaron a la entrada del pueblo, donde se sorprendieron al ver que el árbol estaba lleno de magníficos pájaros que parecían aves fénix, cuyo plumaje multicolor como el arco iris brillaba maravillosamente al sol.

 

 

De hecho, los fénix volaban atraídos hacia el árbol de Wutong. Desde aquella mañana, las aves vivieron en el gran árbol. Trajeron semillas mágicas y las sembraron en la montaña Qishan y en la aldea de Gaogang. Las semillas crecieron e hicieron la montaña verde, la tierra fértil y el árbol de Wutong más frondoso.

Un día por la mañana, cuando un anciano pasó por el árbol, encontró que los fénix habían desaparecido, pero un grupo de chicas hermosas estaban de pie bajo el árbol. Él les preguntó: “¿De dónde vienen ustedes?”. “Venimos del árbol de Wutong”, respondió una de las chicas y rio.

“Los fénix cantan en Gaogang, los árboles wutong crecen hacia el sol”, cantaban las chicas alegremente, mientras seguían al anciano, quien entró al pueblo, escogió a los jóvenes más diligentes y los casó con ellas.

Desde entonces, la montaña Qishan se fue volviendo cada día más hermosa y los aldeanos de Gaogang vivieron cada vez más felices. A veces, los ancianos de la aldea se sentaban bajo el árbol y contaban la historia de Wutong y del árbol de Wutong a los niños pequeños. Cuando los niños se hacían grandes transmitían esta historia a sus hijos.

Historia y Tradición

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