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2017-September-25 12:23

El bádminton chino busca relevo

Por ANDRÉS RODRÍGUEZ LÓPEZ*

Cuando a finales del verano de 2014 la deportista española Carolina Marín conquistó el Mundial de Bádminton celebrado en Copenhague, los periódicos de su país tuvieron que dedicar un buen número de páginas a explicar a sus lectores quién era esa chica y cómo se jugaba al deporte en el que se acababa de coronar campeona mundial. Esto, que no pasa de la categoría de anécdota, hubiese resultado inconcebible en toda Asia, donde el bádminton es uno de los deportes que más aficionados mueve en el continente. Sucede, sin embargo, que Marín es la primera campeona mundial no asiática de la historia, la cual ha tenido un país dominador claro, fundamentalmente en las últimas décadas: China.

Tan apabullante ha sido el dominio del gigante asiático en esta disciplina deportiva que los espectadores neutrales frecuentemente se habrán preguntado para cuándo finales que no enfrentasen a China contra China. Tal vez el paroxismo del éxito lo alcanzó el gigante asiático en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Allí, sus deportistas se llevaron los cinco oros en juego, pero además conquistaron dos platas y un bronce: ocho de las quince medallas que se repartieron en la capital inglesa viajaron a China. El poderío de China en esta disciplina deportiva solo es comparable a la mano de hierro con que gobierna el tenis de mesa, no en vano ambas disciplinas están agrupadas bajo la misma federación, o los campeonatos internacionales de saltos de trampolín.

Chen Long y Lin Dan en el juego de la final individual del Torneo de Bádminton Asiático.

 

Años de dudas

Y sin embargo, la irrupción de Marín ha generado preguntas. No tanto por su éxito en Copenhague, que podría entrar en el territorio de la anécdota, como por los que le sucedieron: de nuevo campeona del mundo en Yakarta en 2015 y campeona olímpica en Río de Janeiro en 2016. Sus éxitos, como es lógico, juegan en detrimento de los de China, pero no solo los suyos.

En el Mundial de Copenhague, China conquistó tres oros. Y en el de Yakarta, otros tres. En 2016, año olímpico, la cosecha de preseas doradas se redujo a dos, y por primera vez desde Atlanta 1996 el oro individual femenino no lo conquistó una deportista china. Por último, en el Mundial celebrado el pasado mes de agosto en Glasgow, Escocia, China conquistó de nuevo otras dos medallas de oro, un buen resultado, qué duda cabe, pero no al nivel al que los aficionados al bádminton están acostumbrados.

Entre las victorias chinas, de nuevo, no estaba la del campeonato individual femenino, que ganó la japonesa Nozomi Okuhara, la cual jugó la final no ante una jugadora china, sino ante la india Pusarla Sindhu. Así pues, la pregunta es: ¿está el apabullante dominio de China llegando al final? ¿Ha caído el nivel del bádminton chino?

“No lo creo”, dice a China Hoy el periodista especializado David Ramírez, experto en esta disciplina deportiva. “Lo que sucede es que los demás países están subiendo el suyo y se han acortado las diferencias”.

Coincide con Ramírez la jugadora india Saina Nehwal, bronce en Londres 2012, la cual analizó así la situación del bádminton femenino chino antes de la disputa del Mundial de Glasgow: “India, por supuesto, lo está haciendo muy bien. Al mismo tiempo, el resto de países, si ves a la tailandesa Ratchanok Intanon, a la española Carolina Marín o incluso, a Tai Tzu Ying, de China Taipei, están jugando extremadamente bien. Quieren ganar, quieren batir a las jugadoras chinas. No es que el nivel (de China) haya caído, sino que las demás han aumentado su nivel para poder competir con las jugadoras chinas y para ganarles”.

Cambios en los banquillos

Esa realidad, a buen seguro que la detectaron las autoridades deportivas chinas, que el pasado mes de abril relevaron al frente del equipo nacional a Li Yongbo, el cual estuvo 24 años al mando. A sus órdenes, el bádminton chino cosechó 18 oros olímpicos, diez Copas Sudirman, nueve Copas Uber y cinco Copas Thomas, además de un buen puñado de títulos mundiales. Le han sustituido Xia Xuanze, ex campeón mundial, y Zhang Jun, medallista olímpico. El objetivo no era reaccionar de cara al Mundial de Glasgow celebrado en agosto ni los que le sucederán. El objetivo son los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en los que China espera recuperar el apabullante dominio que mostró en Londres 2012 y ya no en Río 2016. ¿Lo conseguirán?

“¿Por qué no?”, se pregunta Ramírez. “China es la indiscutible primera potencia mundial. Lo que sucede es que ahora está viviendo un periodo de transición. Lin Dan ya no es el de hace siete u ocho años y Chen Long es a veces capaz de lo mejor y de lo peor”. Se refiere ahora Ramírez al bádminton masculino, dominado mundialmente por estos dos jugadores durante la última década. Lin Dan está considerado en China como una estrella de la talla del baloncestista Yao Ming o del vallista Liu Xiang. Protagonista de anuncios de televisión e imagen publicitaria de un montón de marcas comerciales, los éxitos internacionales de Lin Dan, bicampeón olímpico, pentacampeón mundial y ganador del All England en seis ocasiones, le han valido el sobrenombre de “Superdan”.

3 de septiembre de 2017. Lin Dan, de la delegación de Beijing, en la final de bádminton masculino de los Juegos Nacionales de Tianjin 2017. Cnsphoto

 

Con él ha venido compitiendo Chen Long, vigente campeón olímpico, doble campeón mundial y dos veces ganador del All England. Seis años más joven que Lin Dan, suyo debería ser el reinado internacional en los próximos años. Sin embargo, acaba de perder en los Juegos Nacionales de China ante Lu Guangzu, un joven de 21 años que eliminó a Chen en octavos de final y en tan solo tres sets. Así pues, el futuro del bádminton chino parece asegurado.

“En China siempre habrá un gran vivero de jugadores. No hay más que echar una ojeada a los medalleros históricos de las grandes competiciones”, explica Ramírez.

Para este periodista deportivo, la clave está en el sistema organizativo. Mientras en España Carolina Marín es una excepción que ha tocado techo sin prácticamente apoyo institucional y casi mendigando patrocinio, una jugadora genial pero que difícilmente encontrará sustituta, en China las estrellas del bádminton crecen en cada esquina del país, son mimadas por las autoridades deportivas y se preocupan exclusivamente de jugar al bádminton.

Quedan tres años para los Juegos Olímpicos de Tokio, momento cumbre en el que China podrá comprobar si los nuevos valores de su bádminton recuperan el nivel de Londres 2012 o siguen con el de Río 2016. Hagan sus apuestas, pero si aprecian su dinero, no lo hagan contra China.

* El autor es periodista independiente afincado en China.

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