Por ZHANG HONG
“¡Seamos socias!”, le pide Celhamu, de 8 años, a su hermana mayor, Tsogyel Drolma, de 13. Ésta acaba de decidir que, cuando sea mayor, si no puede ser actriz, abrirá un restaurante como el que un tibetano y un francés regentan en una bocacalle cercana al Templo Ramoche.
En ese restaurante, las dos niñas probaron por primera vez la comida occidental, usando torpemente cuchillo y tenedor. Les encantó el queso, cuyo sabor les hizo recordar un tipo de mantequilla local que los tibetanos consumen casi a diario.
Cada fin de semana, tras ayudar en las t