Sueños cubanos, imágenes que hacen historia
Más allá de su experiencia como empresario y emprendedor, Chan Yan Tin, Andrew, domina la magia de captar imágenes prodigiosas. Su libro, Sueños cubanos, llegó a la isla caribeña y enamoró al público durante la Feria Internacional del Libro de La Habana que en 2018 tuvo a China como país invitado de honor.
Sus fotografías atrapan la realidad, detienen el tiempo y convierten sucesos de la vida diaria en explosiones de colores. Antes de visitar Cuba estuvo en Puerto Rico, Islas Vírgenes Británica y San Cristóbal y Nieves, pero la magia singular de la mayor isla del Caribe lo ha conquistado para siempre. “Sentí que los colores en Cuba eran típicamente fuertes y apagados. Para mí, esos colores apagados reflejan la gloriosa y larga historia del país”. Utilizó lentes viejos que le ayudaron a acentuar esa sensación en las imágenes que aparecen en el libro, Sueños cubanos, publicado por Foreign Language Teaching and Research Press (外语教学与研究出版社) en Beijing, la capital de China.
“Tenía curiosidad por saber qué aspecto tendrían las imágenes si las tomaba con un equipo de cámara antiguo. También experimenté con las lentes antiguas usando cámaras digitales modernas. Estoy sorprendido y feliz con los resultados”, dijo a China Hoy. Andrew Chan se graduó de la Universidad Simon Fraser de Canadá en 1987 y desde entonces ha trabajado en el negocio inmobiliario de su familia.
Su entrada al sector educativo fue en 2000 como miembro fundador de la Academia West Point Gray, una prestigiosa escuela en Vancouver, Canadá. En dicho sector también ha trabajado en el mejoramiento del nivel de los centros de atención médica en China y con la Escuela de Salud Zhao Xing de Guangzhou ha organizado cursos en cooperación con Canadá para otorgarle validación internacional.
Su interés juvenil por la fotografía cristalizó en 2013 cuando comenzó a operar un estudio fotográfico. Inicialmente se concentraba en temas deportivos pero en los últimos años los ambientes naturales y las culturas antiguas dominan su obra. La arquitectura y los colores de Cuba se reflejan en su libro Sueños cubanos, que es también el testimonio de un artista. “La combinación de los colores, los autos americanos en las calles con la arquitectura histórica hacen que las imágenes sean muy surrealistas y al mismo tiempo, muy identificables con la isla”.
Reconoce que aunque La Habana tiene una atmósfera más relajada que Hong Kong, es más animada que el resto de las islas caribeñas. “Muy similar a mi recuerdo cuando era un niño en los años 60 en Hong Kong donde crecí. Tal vez por eso desarrollé un parentesco con la ciudad porque me llevó hasta mi pasado, tuve una infancia feliz”.
Sus fotos con los cubanos no fueron instantáneas solamente. En su andar por la isla se comunicaba con la gente y luego de conocerse usaba su cámara Polaroid, así que regalaba la foto a cada uno. “Tuve muy buenas experiencias hablando y conociendo gente en las calles de Cuba. Algunos de ellos aunque parecían de origen caucásico o africano, me decían que uno de sus parientes mayores era de China, generalmente de la provincia de Guangdong”.
Recuerda que durante su viaje por Cuba una de sus guías turísticas, “una dama de aspecto español, sacó una vieja foto familiar de su abuelo y sus hermanos en la que ellos lucían peinados típicos de la dinastía Qing”. La diversidad racial de Cuba y el nivel de conciencia popular sobre ese tema le impresionó profundamente.
Otro de los aspectos que llamó su atención y que ha tratado de captar en su libro es la conexión entre China y Cuba. “Esa conexión con China es muy interesante, aunque no tuve tiempo de explorar el barrio chino, pasé por allí y vi a algunos lugareños aprendiendo kung fu”. Espera regresar para buscar la huella de los chinos en la capital cubana.
En la primera mitad del siglo pasado el barrio chino de La Habana tuvo un despegue económico importante y eso ayudó a que muchos emigrantes se asentaran allí. Desentrañar la memoria china de la ciudad es sin duda alguna una oportunidad que Andrew Chan no se perderá. “Escuché que solo quedan unos pocos cientos de chinos en Cuba que fueron desde China”.
Su libro es ya un nuevo puente cultural entre China y Cuba. Cada imagen guarda una historia que él no ha tenido tiempo de contar. “Pero espero que cada una de ellas pueda contar su propia historia sin mis palabras”. El libro fue traducido al español por la periodista uruguaya Laura Olivera. Son imágenes que hacen historia, que cautivan y hermanan a dos naciones: Cuba y China.
