Rinden homenaje a profesores peruanos Juan Morillo y Georgina Cabrera
Por MICHAEL ZÁRATE
“Nuestras vidas no se entenderían sin China, sin nuestros amigos y hermanos”, dijo la profesora peruana Georgina Cabrera el 2 de febrero pasado, durante la ceremonia de homenaje y despedida que se le rindió a ella y a su esposo –el también profesor y escritor Juan Morillo– en el Instituto Cervantes de la capital china. Después de 40 años de prolífica vida en China, ambos dejarán el país y comenzarán una nueva etapa en Madrid, España.
Morillo y Cabrera llegaron a China en 1978, en un momento trascendental de la historia contemporánea del país asiático, pues eran los inicios del periodo conocido como el de “la reforma y apertura”. Ambos arribaron a la capital china para incorporarse al departamento de español de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing (en ese momento, Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing). Desde entonces han contribuido enormemente con la enseñanza y difusión del idioma de Cervantes en estas tierras.
Pero los comienzos nunca son fáciles. Cabrera recordó que hace 40 años, los estudiantes chinos de español no contaban con mucho material didáctico, por lo que la pareja peruana tuvo que empezar a organizar una biblioteca básica con la colaboración de embajadas como las de España y México. Asimismo, diseñó un sistema pedagógico que prácticamente revolucionó la enseñanza del español en China, la cual se había quedado algo anquilosada. “Estábamos muy entusiasmados. Los jóvenes chinos eran una esponjita de aprendizaje”, mencionó Cabrera. “Ante tanto interés por parte de ellos, nosotros nos veíamos obligados a buscar materiales. Y era difícil. No era la época de Internet”.
A su turno, Juan Morillo explicó que intentó que los estudiantes chinos tuvieran “una experiencia diferente” con el español, por ejemplo, mediante la creación de actividades extracurriculares como “El Café de los Jueves”, una reunión en la que invitaban a profesionales hispanohablantes a que dialogaran con los jóvenes chinos. La idea era que los alumnos tuvieran una cercanía con el uso de la lengua coloquial y espontánea, en una época en la que la enseñanza del español en China daba demasiada importancia a la gramática.
“Los estudiantes tenían un modo de hablar bastante académico. Los textos que se usaban eran textos literarios. Su nivel era bueno, pero tenían ese tonito académico”, dijo Morillo, quien recordó la vez en que contó un chiste en clase y nadie se rio, hasta que un alumno le dijo: “Profesor, es que usted no nos ha dicho cuál es el sujeto”.
El reconocido hispanista chino Dong Yansheng, quien también asistió a la velada, indicó que cuando Morillo y Cabrera llegaron al país, el hispanismo chino “ya estaba en su periodo de adolescencia”. “Con su esfuerzo y erudición contribuyeron a impulsarlo hacia su juventud y madurez. Todos los hispanistas chinos tenemos una deuda con ambos”, mencionó Dong, quien lamentó que sus dos buenos amigos ya no vivan más en Beijing. “La luna tiene sus fases y las personas tenemos también las nuestras, así como nuestros encuentros y despedidas. Así es la vida”.
Durante estas cuatro décadas, Juan Morillo y Georgina Cabrera han formado a varias generaciones de traductores y profesionales chinos, algunos de los cuales estuvieron presentes en la ceremonia de homenaje en el Instituto Cervantes. Uno de ellos fue Wu Youwen (o Paco Wu), quien hoy es representante en China del club español Real Madrid. “Georgina fue la docente que más temí. Era muy exigente. Cuando uno llegaba tarde, lo recibía diciendo ‘buenas noches’”, rememoró. “Pero fuera de clase tenía un gran sentido del humor”.
La velada fue también una oportunidad para que Morillo presentara en Beijing su más reciente obra, “Ardiendo en la batalla”, que estuvo hace poco en la Feria Internacional del Libro de Trujillo, en Perú. Morillo, además, anunció que ya ha terminado de escribir un libro que tiene como base su vida en China y que se titulará “El tren de la revolución”. “Aún me falta revisarlo, pero vendré a Beijing a presentarlo en el Instituto Cervantes”, aseguró. Sus amigos, desde ya, lo esperan.