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2013-August-28 09:13

El sueño chino y la cooperación sino-estadounidense

Por ZHOU WENZHONG*

El sueño chino no es más que el deseo de tener una nación próspera, un pueblo fuerte y una vida feliz.

EN la reunión con su homólogo estadounidense Barack Obama, el 6 y 7 de junio en Sunnylands (California), el presidente chino, Xi Jinping, señaló que su visita tenía el objetivo de trazar el futuro de las relaciones bilaterales. Se trató de un nuevo esfuerzo diplomático de importancia histórica y estratégica emprendido por los líderes chinos, luego del “estrechamiento transpacífico de manos” entre ambos países, en 1972.

Durante la conversación, Xi explicó la relación entre el sueño chino y el mundo: “Con el sueño chino buscamos la prosperidad y fortaleza del país, la revitalización de la nación y el bienestar de la gente. Hablar del sueño chino es hablar de paz, de desarrollo, de cooperación y de resultados en los que las partes involucradas ganen. El sueno chino está relacionado con el sueño americano y con los hermosos sueños de la gente de otros países”.

Un nuevo tipo de relación

Los dos jefes de Estado coincidieron en que, debido al veloz desarrollo de la globalización económica y a que todos los países necesitan navegar en un mismo barco al enfrentar dificultades, China y Estados Unidos deben hallar un nuevo tipo de relación que difiera de la del pasado, caracterizada por la confrontación y los conflictos inevitables. Para ello, deben respetarse mutuamente, cooperar y compartir ganancias, y esforzarse en beneficiar a los pueblos de ambos países y del mundo.

Durante el primer mandato de Barack Obama, China y EE. UU. plantearon el establecimiento de una “asociación de cooperación basada en el respeto mutuo y las ganancias compartidas”. La actual idea de construir un nuevo tipo de relación entre grandes países ha promovido, de manera continua e innovadora, los lazos sino-estadounidenses hacia un nuevo nivel.

China y Estados Unidos aplican diferentes sistemas políticos e ideologías. El que China se haga cada vez más fuerte preocupa al país norteamericano, que ha anunciado su política de “regreso al Asia-Pacífico” y de “reequilibrio estratégico”. Con el fin de evitar el típico camino de la confrontación entre una potencia establecida y una emergente, China y Estados Unidos necesitan llegar, urgentemente, a un consenso y a una comprensión en cuanto a la construcción de un nuevo modelo de relación entre grandes países. La reunión exitosa entre Xi Jinping y Barack Obama ha contribuido a definir este asunto histórico.

El inicio de un nuevo tipo de relación entre China y EE. UU. ayudará a materializar el bello sueño de ambos pueblos. Estados Unidos es el mayor país desarrollado y China, el mayor país en vías de desarrollo. Ambos deben hacer grandes contribuciones a la paz mundial y al desarrollo humano.

Obama describió el nuevo tipo de relación entre los dos países como un “nuevo modelo de cooperación entre los países sobre la base del beneficio y el respeto mutuos”. “Una china pacífica, estable y próspera no solo es bueno para los chinos sino también para EE.UU y el mundo. Deseamos mantener una enérgica relación de cooperación con China para enfrentar los diversos desafíos globales”, recalcó el mandatario estadounidense.

Delegación de EE.UU. en la ceremonia de clausura de la Expo Mundial Shanghai. Fotos de Yu Xiangjun

Intereses comunes

Los hermosos sueños de los pueblos chino y estadounidense están relacionados, pues los intereses comunes superan en gran medida a las divergencias. Ubicados en Asia-Pacífico, China y Estados Unidos esperan mantener la paz y la estabilidad regionales e impulsar un desarrollo económico sostenible.

El 10 de julio se celebró la V Ronda del Diálogo Estratégico y Económico China-Estados Unidos en Washington, cuyos temas giraron en torno a la política, la seguridad, la economía y finanzas, y las relaciones bilaterales, regionales y mundiales. Ambas partes encabezaron la inauguración, las conversaciones del área estratégica y las del área económica, y efectuaron el tercer diálogo estratégico en materia de seguridad, la primera reunión del grupo de trabajo de cibernética y otras negociaciones. El diálogo tuvo como objetivo discutir temas integrales, estratégicos y de largo plazo relacionados con los vínculos bilaterales, lo cual juega un importante y particular papel en el fomento de estos lazos y en la comunicación estratégica de alto nivel. Todo ello fortalecerá y ampliará la cooperación económica de beneficio mutuo y sentará sólidas bases para la constitución de un nuevo tipo de relación entre China y Estados Unidos.

Durante los más de 30 años que han transcurrido desde la normalización de las relaciones sino-estadounidenses, ambas partes se han beneficiado enormemente de su desarrollo. En 1972, cuando el entonces presidente estadounidense Richard Nixon le abrió la puerta a China, el volumen del comercio bilateral era de solo 50 millones de dólares, mientras que en 2012 la cifra llegó a cerca de 500.000 millones. Hoy en día, luego de la Unión Europea, China es el mayor socio de Estados Unidos y viceversa, y la interdependencia entre ambas naciones se hace cada vez más visible. Siempre y cuando los líderes estadounidenses dejen de lado el concepto de la Guerra Fría, los hermosos sueños de ambos pueblos se unirán rápidamente.

En el mundo actual, sin la cooperación y ganancia compartida entre China y Estados Unidos, muchos problemas regionales y mundiales serán difíciles de resolver. Zbigniew Brzezinski, politólogo de 85 años, quien trabajó en la administración del ex presidente estadounidense Jimmy Carter como asesor en seguridad nacional y participó en el proceso de normalización de los vínculos chino-estadounidenses, sigue teniendo una voz importante en Washington. Brzezinski sostiene que mediante el fortalecimiento de la cooperación y el establecimiento de una asociación, Estados Unidos y China podrán superar las presiones y salir airosos.Existen problemas en muchos lugares del mundo, lo que crea oportunidades para que los dos países asuman juntos su obligación estratégica e histórica.

El desafío que enfrenta Estados Unidos consiste en rechazar los conceptos de la Guerra Fría, tratar con igualdad a China y reconocerla como verdadero socio y amigo. La política estadounidense es diversificada, cuenta con numerosas voces y su Congreso suele jugar un papel negativo en las relaciones bilaterales. Ahora, los presidentes Barack Obama y Xi Jinping han acordado crear un nuevo modelo de relaciones bilaterales. Espero que los dos partidos estadounidenses (el Partido Demócrata y el Partido Republicano), así como las personas perspicaces de ese país, emprendan esfuerzos por esta gran causa.

Solucionar las discrepancias

Debido a su reducida influencia en Asia-Pacífico por la crisis financiera, Estados Unidos ha puesto en práctica su “reequilibrio estratégico”. En su visita a Estados Unidos, en 2012, Xi Jinping dijo que “el vasto Pacífico tiene suficiente espacio para acoger a los dos grandes países”, lo que significa que China y Estados Unidos deben aprender a coexistir en el Pacífico. Ante la globalización económica y la diversidad política, cultural y de modelos, el occidente, encabezado por Estados Unidos, debe descartar la disputa en cuanto a modelos y caminos, aceptar un mundo con distintos sistemas sociales, y buscar el respeto y la aceptación mutuos, la cooperación y las ganancias compartidas con los países en desarrollo.

Debido a distintas condiciones nacionales y sistemas políticos, es inevitable que surjan problemas y discrepancias en la relación sino-estadounidense. Lo importante radica en si estas pueden ser resueltas y controladas concienzudamente. Ambas partes deben aprovechar los más de 90 mecanismos de diálogo intergubernamental ya establecidos para solucionar los problemas mediante consultas y dejar, momentáneamente, de lado aquellos puntos que no puedan resolverse.

En realidad, las discrepancias no han impedido el desarrollo de la relación sino-estadounidense. Ello demuestra que es fuerte su dinamismo interno en lo referente a los temas de economía y seguridad, así como la responsabilidad que asumen como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En estas últimas tres décadas, aunque la relación ha experimentado altibajos, tiene una gran vitalidad, pues siempre se han encontrado métodos adecuados para solucionar las discrepancias.

El sueño chino, que aboga por la revitalización de la nación, incluye cada sueño personal; mientras que el sueño estadounidense, aunque estimula más la lucha individual, abarca también las historias de millones de migrantes en la construcción de ese país. Son antecedentes culturales. Esta es la otra razón por la que ambas partes podamos trabajar de la mano, con respeto mutuo y voluntad de aprender uno del otro, para llevar a cabo concienzudamente la cooperación.

*Zhou Wenzhong es secretario general del Foro de Boao para Asia y ex embajador de China en Estados Unidos.