Qin Yuefei y los sueños en una aldea de Hunan
EN el Foro Global Fortune 2013 hubo un invitado especial: Qin Yuefei, un joven funcionario de una pequeña aldea de la provincia de Hunan.
Graduado de la prestigiosa Universidad de Yale gracias a una beca completa, Qin eligió trabajar como funcionario en una aldea montañosa. Él lo explica con franqueza: “Nací en una familia como muchas otras. Mis padres son trabajadores y pasaron muchas dificultades y penalidades para que yo pudiera tener una mejor situación. En una de mis vacaciones de verano como universitario, conocí a muchos campesinos en la provincia de Gansu. Llevaban una vida dura, pero tenían esperanzas y bonitos sueños, precisamente como mis padres. Siento que tengo la responsabilidad de ayudarles a mejorar”.
Qin dejó la ciudad y se trasladó a la aldea de Hunan, con el fin de adaptarse a la vida rural y ganarse la confianza de la población local. Él ha cambiado mucho. Ha dejado de preocuparse por la ropa y usa viejos zapatos a la hora de laborar. Incluso, al recibir un cigarrillo se lo pone detrás de la oreja, como todos los demás.
Los aldeanos aceptaron rápidamente a Qin Yuefei, a quien cordialmente llaman “hermano Yale”. En un invierno le regalaron un abrigo grueso. No dudan en invitarlo a casa cada vez que preparan una buena comida. Asimismo, cuando lo encuentran en el camino, le comentan sus asuntos privados, como si se tratara de un miembro de su familia. Incluso, cuando el calentador de agua está estropeado, le piden repararlo.
Los aldeanos tienen mucha confianza en Qin, pero no porque él se haya convertido en uno de ellos, sino porque ha hecho mucho por la población. Reunió fondos para construir carreteras, canales y un asilo de ancianos. Además, siempre está dispuesto a ayudar. Por ejemplo, va por agua o escoge las verduras, aliviando así la vida de los de mayor edad. Incluso, trata de buscar soluciones a problemas que están fuera de su alcance.
A Qin Yuefei no le gusta hablar de lo que ha hecho por la aldea. Lo que más repite es el concepto de “servicio público”, que se aproxima a lo que es su propio sueño. Trabajar como funcionario rural es una buena oportunidad para hacer mucho por los campesinos, por ejemplo en cuanto a educación, salud y cuidado de niños cuyos padres tienen que viajar a otras ciudades a trabajar.
El año pasado, en la elección de los diputados de las asambleas populares a nivel de base, consiguió 3027 votos de los 3527 que se disputaron en su jurisdicción electoral. De este modo se convirtió en diputado de la Asamblea Popular distrital. Qin señaló que la confianza de la gente lo había conmovido.
“Cada familia en el campo espera que sus hijos puedan recibir una buena educación, así como tener un buen trabajo, una mejor situación de vida, un servicio médico de alto nivel y una seguridad social confiable. Es el sueño sencillo de muchas familias y el mío también. Pero lo que me satisface es que puedo ayudarles a hacerlo realidad. Ese es precisamente el significado del servicio público”.