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2013-August-27 15:12

Jie Hongyun: El sueño del hukou

Jie Hongyun y su familia han registrado la residencia permanente en la ciudad de Zhongshan.

Por LI WUZHOU

A principios de este año, Jie Hongyun y su familia completaron los trámites oficiales necesarios para registrar su residencia permanente en la ciudad de Zhongshan, provincia de Guangdong. Ella, de este modo, hizo realidad su sueño de convertirse en una habitante urbana.

Jie Hongyun, de 38 años, llegó al delta del río Perla en 1997, luego de graduarse en una escuela de formación profesional. Antes de su actual trabajo en una compañía de artesanías, laboraba en una fábrica y como depositaria.

El sueño de Jie al llegar al delta del río Perla era “encontrar un trabajo estable, con un buen sueldo y una mejor vivienda”. Su nivel de alojamiento ha ido mejorando gradualmente en los últimos 17 años. Primero vivió en un dormitorio, donde ella y otras siete empleadas dormían en literas. Después de casarse en 2000, Jie y su marido se mudaron a una sala de 10 m². En 2007, la pareja adquirió un apartamento de 100 m², gracias a la hipoteca de fondos de reserva pública para viviendas. Jie, de este modo, hizo realidad su sueño de la casa propia en Zhongshan.

El único inconveniente, sin embargo, era el asunto de su hukou o registro de residencia permanente, el cual no era de Zhongshan. Se le impidió su incorporación a la ciudad, donde había vivido unos 17 años.

“He tenido seguro médico y social en Zhongshan desde que comencé a trabajar aquí, pero no se imaginan cuán inconveniente es vivir en una ciudad sin hukou”, señala Jie. Ella hizo un largo viaje a su ciudad natal, Hunan, en el centro de China, para obtener la certificación de escolaridad temporal para su hijo, de trabajadora migrante para ella misma y de viaje al extranjero para su familia.

Pero la educación de su hijo era el mayor problema. Jie no soportaba la idea de enviarlo de regreso a Hunan, pero su estancia en Zhongshan significaba asistir a una escuela privada específicamente para hijos de trabajadores migrantes. La calidad de la enseñanza era menor que la de una escuela pública y, además, era mucho más costosa. Ello también significaba que el niño tendría que realizar el examen de ingreso a la universidad, o gaokao, en Hunan, de donde era el hukou de Jie, pero en donde el pequeño jamás había estudiado. Eso le generaría una presión injusta al pequeño.

Las cosas tomaron un giro para bien en 2009, cuando la ciudad de Zhongshan lideró en el país la reforma del hukou. Este tomó la forma de un sistema de puntos que le permitía a los trabajadores migrantes obtener el registro de residencia permanente y calificar así para formar parte del sistema de bienestar de la ciudad.

A los trabajadores migrantes se les otorgaba puntos por el pago de impuestos, adquisición de viviendas y seguridad social, así como por su fondo de educación y su participación en actividades de voluntariado.

Jie solicitó por primera vez el hukou en 2010, pero los 97 puntos que registró estaban lejos de ser suficientes. “¿Qué puedo hacer?”, le preguntó Jie en su desesperación a Li Youlin, director de la Oficina de Trabajadores Migrantes. “Mi educación en una escuela de formación profesional me valió solo 20 puntos, pero a mi edad no puedo ir a la universidad para ganar los otros 80 puntos que necesito”. Li le aconsejó, entonces, que se decidiera por el trabajo social. “Usted puede unirse a los voluntarios, donar sangre y participar en otras actividades benéficas para conseguir puntos extras”, le planteó.

Para 2011, cuando hizo la solicitud por segunda vez, Jie había acumulado 140 puntos a través del trabajo social y estaba cerca de alcanzar su sueño. Ella trabajó como voluntaria en la compañía local de bomberos repartiendo volantes, brindando recomendaciones contra incendios a las unidades de base y reclutando más voluntarios. La mayor parte de su trabajo la hizo en las comunidades de trabajadores migrantes. El espacio limitado obligaba a estos residentes temporales a utilizar aparatos eléctricos cerca de las salidas de gas, lo cual era un alto riesgo de incendio. Jie tocó puerta tras puerta para advertirles de estos problemas y ayudó a mejorar las normas de seguridad.

Cuando hizo su solicitud por tercera vez, el año pasado, Jie tenía 197 puntos, los suficientes para obtener su hukou. El sistema de puntos de Zhongshan fue adoptado pronto en las ciudades de Guangdong y, finalmente, en toda la nación. En los últimos dos años, cerca de 300.000 trabajadores migrantes han obtenido su hukou en Guangdong.

Al ser consultada sobre por qué era tan importante conseguir un hukou, Jie, como trabajadora migrante, hace hincapié en el sentido de pertenencia y de aceptación en una ciudad en la que vive desde hace casi dos décadas. Efectivamente, la brecha entre su familia y los residentes locales se evaporó pronto. “Mi hijo va ahora a una mejor y gratuita escuela pública, y no tengo que preocuparme por enviarlo de vuelta a Hunan para que realice el examen de admisión a la universidad”. Jie espera que su hijo vaya a una buena universidad. “Sería maravilloso si pudiera ir a la Universidad Sun Yat-sen, la mejor de Guangdong”.

En cuanto a su vida, Jie se siente liberada. “Finalmente no tengo que preocuparme por el futuro. He decidido dejar de trabajar por un tiempo y considerar nuevas opciones”.