Por RAMÓN MARTÍNEZ
Los ciclistas del Tour de Qinghai en 2007.
Por RAMÓN MARTÍNEZ
Los ciclistas del Tour de Qinghai en 2007.
UN mes de julio más, y por decimoquinto año consecutivo, docenas de ciclistas procedentes de un puñado de países y regiones del mundo llegan a China para disputar el Tour de Qinghai, una de las carreras por etapas de ciclismo en ruta visualmente más espectaculares del planeta. Catalogada por la Unión Ciclista Internacional (UCI) como una carrera de tipo 2 HC (alto nivel) y parte del Asia Tour, el Tour de Qinghai se disputa este año entre los días 17 y 30 de julio.
Tras tomar la salida en la ciudad de Xining, provincia de Qinghai, los ciclistas recorrerán 3631 kilómetros divididos en trece etapas hasta alcanzar la meta, que este año la organización ha situado en Baiyin, provincia de Gansu. En total serán 161 los corredores que se jueguen este año la victoria en el Tour de Qinghai, cuyo último campeón es el ciclista croata Rogina Radoslav, del equipo Adria Movil. Se trata de 161 corredores procedentes de quince países diferentes y distribuidos en 23 equipos, casi todos ellos de la categoría Profesional Continental, una por debajo de la máxima, a la que pertenecen los UCI Pro Team, término utilizado por la UCI desde 2005 para denominar a los equipos ciclistas de máxima categoría del ciclismo en ruta masculino a nivel mundial.
Todo esto significa que al Tour de Qinghai, cuya disputa coincide con el Tour de Francia, la carrera ciclista más importante del mundo, no vienen corredores de la talla de Nairo Quintana, Alberto Contador, Chris Froome, Alejandro Valverde o Peter Sagan, algunos de los mejores del planeta. Así pues, ¿qué es lo que hace tan atractiva a esta carrera, que ha ido sumando corredores, equipos, patrocinadores, espectadores y popularidad desde que empezó a celebrarse en 2002?
Los paisajes del Tour son espectaculares.
“Pues la verdad es que es muy diferente a todas las carreras que corrí nunca, ya que la vuelta comenzaba a 2250 metros de altitud, más o menos, y eso requiere viajar unos días antes para al menos aclimatarte un poco, ya que las etapas son a esa altitud o mucha más todos los días. Es una carrera en la que la adaptación a la altitud lo es todo para poder disputarla”, explica a China Hoy el ciclista español David de la Fuente, que corrió la prueba en 2013.
“Mi experiencia fue muy buena, ya que gané la segunda etapa y me puse líder, aunque mi alegría duró muy poco porque al día siguiente llegaron dos iraníes escapados y me quitaron el liderato, pero fue diferente a todo lo que había corrido nunca y la etapa que gané la disfruté muchísimo”, añade el corredor español, que entonces militaba en las filas del equipo turco Torku Sekerspor.
David de la Fuente, que es un auténtico trotamundos del ciclismo, sabe bien de qué habla. Subió al podio de París en 2006 a recoger el premio como el ciclista más combativo del Tour de Francia, carrera en la que participó en diversas ocasiones, entre ellas en 2010, como gregario de Alberto Contador. También estuvo a punto de ganar una etapa de la Vuelta a España, que tuvo que sacrificar en beneficio de su compañero de equipo Juanjo Cobo, finalmente vencedor de la prueba. Así pues, la experiencia de David de la Fuente en las más importantes carreras por etapas del mundo es lo suficientemente rica para juzgar con criterio propio la carrera china.
El ciclista español David de la Fuente corrió la prueba del Tour de Qinghai en 2013 y ganó la segunda etapa.
“La organización fue para mí muy buena. El único problema que vi fueron dos días que tuvimos traslados demasiado largos, de 200 y 240 km, creo recordar. Eso te deja roto porque no se podía descansar y con esas altitudes el cuerpo no se recupera bien, y con esos traslados aún menos. Pero, en general, una organización muy, muy, buena”, explica el rodador español.
Prueba de que la carrera está ganando empuje en el calendario internacional es la atención que algunos equipos le prestan, como el alemán Stradalli-BIKE AID. “Todo nuestro calendario y planificación de la temporada están centrados en esta carrera. Hemos tenido buenas actuaciones en las pasados dos años, pero este año queremos llegar al siguiente nivel y centrarnos en esta carrera”, dijo hace unos meses el director deportivo del equipo, Florent Horeau.
La prueba alcanzará este año un máximo de 4120 metros de elevación sobre el nivel del mar, una altura a la que practicar deporte de alta competición puede resultar verdaderamente complejo. Como es sabido, a medida que se asciende disminuye la presión atmosférica. Eso implica que también disminuya el oxígeno disponible, lo que impide que los músculos de los deportistas trabajen como suelen. Cuando el esfuerzo de los ciclistas es continuo y el cuerpo reclama más oxígeno del que el entorno les puede ofrecer, puede sobrevenir hipoxia, o lo que en el argot del gremio se conoce como “pájara”. Grandes ciclistas como Induráin, Armstrong, Bugno o Chiapucci han sufrido “pájaras” legendarias que hoy forman parte de la historia viva de este deporte.
El puerto de montaña más alto del Tour de Francia, por ejemplo, es La Bonette Restefond, con 2802 metros de altitud, unas cotas que se superan recurrentemente en el Tour de Qinghai. Claro que en el caso de la carrera china no existen los desniveles de la francesa, que hacen sufrir más al corredor, pero eso no quita para que los ciclistas tengan que afinar mucho su preparación.
El ciclista español David de la Fuente corrió la prueba del Tour de Qinghai en 2013 y ganó la segunda etapa.
“Es muy difícil. Si antes de la carrera tienes un periodo sin competición, lo mejor es ir a un lugar con altitud para prepararla, como hice yo en su día en una estación de esquí en Turquía a 2300 m, aunque es verdad que en el Tour de Qinghai se llega a los 4100 m y eso es muy difícil de preparar en ningún sitio. Es una carrera totalmente diferente a todo lo que puedes encontrar de este nivel”, explica de la Fuente.
La altitud, pues, es uno de los grandes atractivos de la carrera, pero también lo es el apasionado apoyo de la población local, que se vuelca con los ciclistas desde las cunetas de la carretera, y el espectacular paisaje por donde transita la vuelta, por los alrededores del Lago Qinghai, el mayor lago de agua salada del planeta en una de las regiones naturalmente más bonitas de China.
“Me pareció un lugar precioso. Había muchísimos sitios espectaculares, dignos de volver a conocerlos más tranquilamente, y no estaba nada poblado, como es China en general. Un sitio muy tranquilo, y la acogida de la gente otro punto a favor de la vuelta ya que por los lugares que pasamos nos acogían muy bien y las carreteras estaban llenas de gente, lo cual es muy importante para nosotros”, concluyó David de la Fuente.
Prueba de que la carrera gana adeptos, son las notables audiencias de las retransmisiones, a cargo de la televisión pública CCTV, también patrocinadora del evento, que cada año ofrece unas imágenes espectaculares de esta región de China tan próxima al Tíbet a medida que los ciclistas transitan por ella.
Los aficionados locales animan a los ciclistas.