LA Gran Muralla ha sido escogida como escenario de fondo en multitud de acontecimientos: desde rodajes de películas, series y documentales hasta sesiones de fotos para parejas de recién casados. Sin embargo, nunca hasta el 11 de julio de 2005 había sido protagonista involuntaria de una maniobra tan espectacular como la que culminó Danny Way, un popular skater estadounidense, apodado Daredevil, al que mucho tiempo atrás se le había metido entre las cejas saltar por encima de la Gran Muralla a lomos de su monopatín.
Un skater practica su monopatín. Dong Ning
Y lo consiguió. Con permiso de las autoridades chinas, que asistieron ese día junto a millares de personas a aquel acontecimiento histórico, Danny Way instaló una rampa gigante en el Paso Juyong para precipitarse a una velocidad de unos 80 kilómetros por hora sobre una pequeña tabla con ruedas y sortear de un salto de casi veinte metros la Gran Muralla. Y lo hizo no una, sino hasta cuatro veces y después de haberse lesionado en un tobillo en el fallido primer intento. La popularidad del skateboarding en China, como no podía ser de otro modo, se disparó.
“Sin embargo, el skateboarding en China es todavía muy joven y el mercado todavía muy pequeño. El skateboarding se desarrolla muy despacio”, matiza Andrew Guan, responsable del popular portal especializado www.kickerclub.com y una de las personas que más sabe de este deporte en el país asiático.
La mayoría de las fuentes consultadas por China Hoy sitúan el nacimiento del skate en China hace este mes de abril exactamente treinta años, cuando un japonés apareció en 1986 en la Universidad de los Deportes de Beijing, en el distrito de Haidian, encaramado sobre un monopatín. Muchos estudiantes chinos quedaron fascinados con aquella tabla con ruedas, y el japonés se ofreció a enseñarles unos cuantos trucos. Pero, ¿fue ese el primer skate que se vio en China?
“Has dado con la persona correcta”, dice Guan, “porque estoy haciendo un documental en el que llevo años involucrado y para el que he entrevistado a mucha gente, pero por ahora, lo que sé es que la primera persona que hizo skate en China lo hizo a mediados de la década 1970. Conocí a un tipo llamado Johnny Kap, que es de Hawai y uno de los primeros skaters profesionales. Vivía en Beijing y hace más de diez años me enseñó una foto en la que se ve a un chico blanco sobre un skate en la Plaza de Tian’anmen. En la foto todos los chinos que aparecían llevaban la misma ropa que el Gran Timonel. Really cool”, exclama Guan, que utiliza frecuente esa expresión inglesa.
Aunque actualmente no es difícil tropezar con jóvenes y no tan jóvenes por las grandes ciudades chinas sobre sus tablas de skate, o aprovechando escaleras y barandillas del paisaje urbano para hacer cabriolas y trucos, la popularidad de este deporte no es comparable, por ejemplo, a la que tiene en otros países, fundamentalmente los Estados Unidos.
“Creo que hay varias razones, pero la principal es cultural”, razona Guan. “Las culturas occidental y oriental son muy diferentes, especialmente en China, con la política del hijo único. Cada familia tiene un solo hijo y no quieren que sufran daños porque temen que el skate sea peligroso. Pero incluso sin la política del hijo único, aquí no se anima a los chavales a que prueben nuevas cosas. Es mejor observar y hacer lo mismo que hacen los demás, no ser único”, explica Guan. “La cultura es diferente, por ejemplo, el rock and roll en China es minoritario, pero en Occidente es cultura de masas. Una estrella del rock en Occidente es muy popular, pero en China siempre será algo casi clandestino, y creo que con el skate pasa algo muy parecido. Tenemos un problema cultural, y llevará tiempo”.
Según este estudioso del skateboarding, su popularidad empezó a crecer a mayor velocidad después de 2010, cuando grandes marcas internacionales se unieron al mercado y vinieron a China. Aunque se trata de una disciplina joven, cada vez son más las competiciones y exhibiciones que se celebran en el gigante asiático, donde han proliferado las empresas dedicadas al diseño, producción y venta de skates, donde cada vez hay más instalaciones para la práctica del skateboarding y donde, sobre todo, están algunas de las mejores ciudades del mundo para practicarlo. Las grandes urbes chinas suelen contar con enormes plazas públicas cuyas superficies son lisas como platos, están llenas de atractivos obstáculos y, además, nadie va a cobrarle un solo yuan a los skaters por practicar, tal y como ocurre, por ejemplo, en Nueva York.
Mucho más que un deporte
Nadie sabe exactamente cuánta gente practica skateboarding en China, pero en lo que sí coinciden todos los que lo hacen es en que no se trata únicamente de un deporte, sino que es algo que va mucho más allá. Los skaters, independientemente de su raza, país de origen, género o edad, forman una comunidad en la que todos se reconocen como iguales.
“En los 90, China no estaba tan abierta como lo está hoy, y cuando caminabas por la calle no era nada fácil encontrar a otro skater. Si veías a alguien que llevaba zapatillas de skate, ya sabías que ése era un skater, un hermano. A donde sea que yo vaya, a cualquier ciudad, si encuentro a alguien que hace skate lo reconozco inmediatamente”, dice Guan.
Pero no se trata de una cuestión exclusivamente estética. “Cada día aparecen cuatro o cinco vídeos nuevos dando vueltas alrededor del mundo y muchos de ellos son vídeos muy, muy bien filmados y editados, vídeos muy creativos. Yo nunca he visto a ningún otro deporte que tenga este tipo de creatividad y contenido. El skateboarding no es sólo un deporte, es un estilo de vida, una cultura. Mira al resto de los deportes. ¿Si vas a jugar al fútbol o al baloncesto llevas pantalones vaqueros? Sin embargo, todos los skaters los llevan. El skateboarding es algo cool, muy creativo y no va sólo de más alto, más rápido o más lejos, y creo que por eso la gente joven lo adora”, explica Guan.
¿Y él? ¿Por qué adora Andrew Guan este deporte-cultura? “¿Por qué yo amo el skateboarding? Porque es como el inglés, es un lenguaje universal. Me ayuda a hacer muchos amigos en todo el mundo. Tenemos el mismo skate, vestimos la misma ropa, llevamos el mismo calzado, hablamos la misma lengua, nos gusta una música muy similar… Creo que el skateboarding me ha ayudado a abrir una puerta al mundo”, confiesa.
“Todo skater piensa que el skateboarding es mágico. Nosotros decimos que es como marihuana. Es como una droga, ¿sabes? Cuando te enamoras del skateboarding es un amor para toda la vida. Y creo que eso es porque, comparado con el fútbol o el baloncesto, el skateboarding está en una etapa muy temprana y la gente que lo practica tiene la sensación de ser parte de algo en sus inicios, de ser parte del futuro”.
Un futuro que en China pasa, según Andrew Guan, por organizar más campeonatos, involucrar a más gente y seguir disfrutando como hasta hoy de esta sana forma de vida para que acabe siendo verdaderamente parte del paisaje urbano.
Un joven skater en una exhibición ante la atenta mirada del público.s