Las mujeres de Xinjiang en la nueva era
Por JIAO FENG
XINJIANG es una de las cinco regiones autónomas de China y la más extensa región administrativa de nivel provincial del país, donde conviven 47 grupos étnicos. Las mujeres representan el 49,3 % de una población total de 23,6 millones de personas. Dadas sus condiciones naturales e históricas, su nivel económico y educacional está relativamente atrasado en comparación con el de la región interior de China. Especialmente, en las zonas más lejanas y fronterizas, las ideas tradicionales de “el hombre en la plaza, y la mujer en la casa” y de la “inferioridad femenina” están muy asentadas y las mujeres tienen un bajo nivel educativo. La mayoría permanece toda la vida en casa para ocuparse de los niños y los ancianos, disfrutando de poco contacto con la sociedad.
Como dice el refrán, una mujer puede influir en tres generaciones de una misma familia. Con el fin de acabar con estas anticuadas ideas y animar a las mujeres a salir de casa, tener vida social y sentirse realizadas, los gobiernos de distintos niveles de Xinjiang han aplicado una serie de medidas para apoyar el emprendimiento femenino y ofrecerles más oportunidades de empleo para que se conviertan en mujeres independientes, autosuficientes y con autoestima.
Concurso de trenzas y desfile de moda en la aldea de Tuohuqiyuzi.
“Yo sí puedo”: vivir con confianza
Yao Qinzhang, de 44 años de edad, es gerente de la Corporación de Suministro Farmacéutico Minjian de Urumqi, capital de Xinjiang. Sin embargo, hace más de diez años carecía de toda habilidad profesional y estuvo desempleada durante más de un año.
Trabajaba en un supermercado, y en 2000, a sus 28 años, fue despedida debido a un ajuste de personal. Mientras estuvo desempleada, asistió a un cursillo de informática organizado por la comunidad residencial. El “Plan de Formación de Un Millón de Mujeres”, que promueve el gobierno regional de Xinjiang, ha organizado más de 8000 cursillos de todo tipo y capacitado a 837.000 mujeres, estimulándolas y potenciando la conciencia del “Yo sí puedo”.
Con el apoyo de los trabajadores de la comunidad residencial, Yao decidió emprender su propio negocio. Su solicitud de un pequeño préstamo garantizado de 80.000 yuanes fue aprobada por el Gobierno. Y con sus ahorros personales de 50.000 yuanes, alquiló una tienda de 50 m2 para abrir una pequeña farmacia.
Para ahorrar dinero, Yao se encargó ella misma de abastecer la farmacia, de hacer el inventario y de las ventas. Dos veces por semana iba en busca de medicinas, haciendo transbordo de autobuses, acarreando decenas de kilos en artículos. Para aumentar sus conocimientos profesionales y elevar su nivel de gestión, estudió un curso de farmacia por correspondencia de la Universidad Médica de Xinjiang, y un curso de administración de empresas de la Universidad de Finanzas y Economía de Xinjiang. Finalmente obtuvo dos diplomas de enseñanza superior de cursos lectivos cortos y aprobó el examen para obtener el título de farmacéutica profesional.
Sus esfuerzos y honestidad le valieron el reconocimiento de sus vecinos. En 2001 abrió su primera farmacia, y para 2014 Yao había abierto doce, estableciendo la Corporación de Suministro Farmacéutico Minjian de Xinjiang. Yao dijo a China Hoy que haberse ganado el reconocimiento de la sociedad le ha dado mucha confianza. “Cuando me quedaba en casa, desempleada, estaba muy desanimada. Era pesimista acerca de la vida. Fue el personal de la comunidad quien me levantó el espíritu para incorporarme a la sociedad”.
De los 72 empleados que trabajan en la empresa de Yao, la mayoría son mujeres que habían sido despedidas o familiares de los trabajadores de empresas cercanas. “Ellas también tienen capacidad y ganas de cambiar su destino y crearse una vida feliz. Si yo pude hacerlo, ellas también. Lo que les falta es una oportunidad”, dijo Yao.
Una comunidad rural del distrito de Yengisar ofrece cursos de bordado a mujeres desempleadas.
“Pueden llamarme Bubu, me gusta este nombre”. Nurbubu Almakun se presentó en chino con fluidez. Es hija de una familia campesina de la etnia uigur del distrito autónomo de Qapqal Xibe. En 1998, esta chica abandonó la escuela secundaria, llegó a la ciudad de Urumqi y trabajó de camarera en un restaurante. “Al principio no hablaba ni escribía mandarín y tenía muchas dificultades para comunicarme con los clientes de la etnia han. Pero estaba dispuesta a soportar penalidades y a aprenderlo todo, lo que llamó la atención del dueño del restaurante”. Gracias a sus éxitos laborales, fue enviada frecuentemente a las grandes ciudades del interior de China para aprender servicio y administración de la hostelería moderna. En 2010, Bubu, que había trabajado de capataz y supervisora, se convirtió en una de los directores ejecutivos y obtuvo el 10 % de las acciones del restaurante.
Los casos de Yao y Bubu no son raros en Xinjiang. Según las estadísticas, durante el XII Plan Quinquenal, en la zona urbana de Xinjiang se crearon 2,44 millones de puestos de trabajo, de los que 1,27 millones fueron para mujeres. Unos 13,26 millones de personas, de las que 5.569.200 son mujeres, eran mano de obra excedente en la zona rural que se trasladó a las ciudades.
En Xinjiang todavía hay 2,61 millones de personas en situación de pobreza, de las que 1,19 millones son mujeres. La mayoría de ellas vive en el campo, especialmente en el sur de Xinjiang, donde las mujeres de las etnias minoritarias, por la influencia de la religión, no trabajan fuera de casa después de casarse. Según Hou Hanmin, vicepresidenta de la Federación de Mujeres de Xinjiang, en los últimos años, con el respaldo y ayuda de los gobiernos de distintos niveles de Xinjiang, cada vez más mujeres han ido adquiriendo la conciencia del “Yo sí puedo”. Salen de casa y acceden a las fábricas para convertirse en mujeres de la nueva era, las cuales “se respetan a sí mismas y tienen confianza, independencia y autosuficiencia”.
“Este año, el gobierno de la región autónoma planea asignar 79 millones de yuanes al sur de Xinjiang, que se dedicarán a las 400 pequeñas y microempresas creadas por mujeres para ayudar a que se desarrollen e impulsen el empleo local”, añadió Hou.
“Proyecto de belleza” favorece a las mujeres
En Xinjiang, parte de la vida se hace en los patios. Al entrar en una vivienda, se ve una disposición similar a la de un huerto, con árboles frutales y altos parrales. En la prefectura de Ili se han realizado actividades culturales en los patios durante muchos años. La vida feliz y la buena vecindad de la gente se demuestran en el patio, el cual ha sido una parte indispensable de la vida espiritual y cultural del pueblo local.
Con el fin de resaltar la belleza y aumentar la confianza de las mujeres xinjiangnesas, en 2011 Xinjiang inició el “Proyecto de belleza”, uno de los 22 importantes proyectos para la vida del pueblo de Xinjiang. Se impulsó la creación de marcas en sectores como los cosméticos, la moda, los ornamentos y los productos para el “cuidado de la salud” con características de Xinjiang, elevando la calidad de vida de las mujeres y ensalzando su belleza y elegancia.
Las mujeres de Xinjiang son tradicionalmente ágiles de manos. Los trajes étnicos, los adornos del hogar y la ropa de cama, todos hechos a mano, no solo son artículos de uso cotidiano para la gente local, sino que también tienen una buena acogida en todo el mundo. Estos productos marcadamente étnicos decoran su vida diaria, pero también son para ellos una importante fuente de ingresos.
Aishan (al centro) abrió una panadería con un pequeño préstamo del Gobierno.
Jamal Mirzamamat, una chica tajika, es beneficiaria del “Proyecto de belleza”. Jamal se graduó en 2008 de la carrera de inglés en el Instituto de Tecnología de Industria Ligera de Xinjiang. Es la primera mujer emprendedora de su etnia. Después de graduarse, regresó a su pueblo natal para trabajar de maestra. Un día, un turista le preguntó dónde podía comparar un gorro como el suyo, porque le gustaba mucho. “Según la tradición de nuestra etnia, todos los ornamentos son hechos a mano en casa. No necesitábamos comprarlos, y por supuesto nadie los vendía. Por eso, el turista propuso comprar mi gorro”. Ella narró esta anécdota a su padre. “Le pregunté si yo podía establecer una empresa, un negocio especial de artesanías tradicionales de la etnia tajika. Mi padre apoyó la idea. En marzo de 2009, registré una compañía de producción y venta de artículos de estilo tajiko de Xinjiang”. Es la única empresa que se dedica a producir artículos artesanales tradicionales de la etnia tajika en la localidad.
Sin fondos, Jamal consiguió un pequeño préstamo garantizado y un pequeño crédito rotativo del Gobierno. Como no existía distribuidor, ella misma fue al campo y compró artículos puerta a puerta: gorros, vestidos, bolsas o fundas de almohada con exquisitos bordados de estilo tajiko. Cuando abrió la tienda lo vendió todo enseguida. “Para garantizarme el suministro de artículos, decidí fabricarlos yo misma. Pero nadie quería trabajar conmigo porque creían que una joven empresaria recién graduada del instituto no tendría éxito”. Jamal visitó a las familias de puerta en puerta para buscar trabajadoras y trató de persuadirlas una y otra vez. Tras más de un año, solo había conseguido que tres chicas entrasen en su empresa ocultando la verdad a sus familiares. En 2010, Jamal participó en el Concurso de Planes Emprendedores para Estudiantes Universitarios de Cursos Lectivos Cortos y Estudiantes de Escuelas Secundarias Técnicas, y su historia empresarial fue recogida por los medios de comunicación. Poco a poco, más mujeres han ido entrando en su empresa y en la actualidad trabajan allí más de 40. Sus productos se han vendido en Shanghai, Beijing e incluso Pakistán y Tayikistán. El pasado mes de mayo, una empresa de Shenzhen firmó con ella un pedido por valor de un millón de yuanes.
Yimamu, de 26 años, fue promovida al puesto de contramaestre de la planta establecida en la prefectura de Kashgar, de la compañía de prendas Marrywow de Shenzhen. Fotos de Jiao Feng
Las mujeres pueden sostener la mitad del cielo
En los 61 años transcurridos desde el establecimiento de la región autónoma uigur de Xinjiang, los servicios para las mujeres no han dejado de progresar.
La igualdad entre mujeres y hombres es una política nacional básica de China. Xinjiang aplica esta política de manera integral y crea un buen entorno social, favorable para el crecimiento de cuadros femeninos y la participación y deliberación de las mujeres en los asuntos estatales.
Gulnarhan Kurban es secretaria de la célula del Partido Comunista de China de una aldea del distrito de Yengisar, de la prefectura de Kashgar. En toda la aldea hay 1240 residentes, y el área por persona de tierra cultivable es de solo 1,5 mu (aproximadamente 0,1 hectárea). Siempre ha sido una aldea pobre y todos sus residentes anhelaban una vida mejor. Cuando Gulnarhan asumió su cargo, lo primero que se propuso fue liberar a los vecinos de la pobreza.
Después de realizar investigaciones y esmerados análisis en el campo, Gulnarhan propuso realizar un ajuste de la estructura sectorial de la aldea y desarrollar la plantación de árboles frutales. “Por una parte, la tierra de la aldea es ideal para la plantación de árboles frutales; por otra parte, la mayoría de los habitantes tienen experiencia básica en su cultivo. Además, las frutas se venden bien y el rendimiento económico sube rápido”, dijo a los periodistas. Por lo tanto, con su iniciativa, más de dos tercios de la tierra cultivable se dedican al cultivo de albaricoques. “Se espera que con las ventas de este año, los ingresos per cápita de la aldea superen fácilmente los 6800 yuanes”.
“Si las mujeres dominan la aldea, ¿los hombres obedecen?”, preguntó un periodista con curiosidad. Gulnarhan respondió: “La idea de ‘el hombre en la plaza, y la mujer en la casa’ ha cambiado. Si una directora trabaja con justicia y entusiasmo por servir al pueblo, todos se convencerán”.
En la prefectura de Ili, Mehriay Abdukadir era inicialmente técnica de cultivo de hortalizas de invernadero, y ascendió hasta convertirse sucesivamente en alcaldesa de la aldea, jefa de cantón, de poblado, jefa adjunta de distrito y ahora vicepresidenta de la Federación de Mujeres de la Prefectura de Ili. Según ella, el gobierno de la región autónoma presta mucha atención a la formación de los cuadros femeninos, especialmente los de etnias minoritarias.
En los últimos años, la cifra de mujeres que participan en la deliberación de los asuntos estatales ha ido creciendo continuamente. Los cuadros femeninos de toda la región de Xinjiang han aumentado de 7700 personas en la etapa inicial, después del establecimiento de la región, a 419.000 personas en la actualidad, lo que supone más del 51,7 % de los cuadros, y dos tercios de ellas son de etnias minoritarias.
Hou indica que, en los últimos años, con el desarrollo de los servicios para mujeres de Xinjiang, el cambio más impresionante es el fortalecimiento de la conciencia de anfitrión de las mujeres y la ampliación de sus actividades sociales. Hou dijo: “Juzgar las cosas desde perspectivas de diferentes géneros puede complementar y mejorar la decisión política y la gobernanza del Estado. El gobierno regional de Xinjiang da mucha importancia a la participación y deliberación de las mujeres, y presta oídos a las opiniones y sugerencias de todos, especialmente a las de las mujeres. Se ha formado un buen mecanismo al respecto”.