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2016-October-11 15:49

Qin Yuefei, un funcionario en el campo

Por XIE FEIJUN*

CASI cinco años han pasado. Qin Yuefei, graduado de la facultad de economía de la Universidad Yale, permanece trabajando en su puesto en el campo y ganando un sueldo mensual de 1450 yuanes (alrededor de 220 dólares).

Además, ha volcado sus esfuerzos en una organización no lucrativa llamada “Serve for China”, creada por este joven el verano pasado para contribuir a cambiar la fisonomía del campo y brindar un apoyo a los campesinos emprendedores y a los funcionarios graduados de universidades que laboran en las áreas rurales. “Creo en el buen vivir y espero que más chinos de a pie como mis padres disfruten de este tipo de vida”, menciona Qin.

Qin Yuefei (der.) conversa con un agricultor. Pang Liping

 

El gran potencial del campo

Qin Yuefei trabaja en la aldea de Baiyun. Para llegar allá tuvimos que tomar un carro en el distrito de Hengshan, provincia de Hunan, en un viaje que tomó poco más de media hora. El trayecto incluye un largo tramo en el que no cabe más que un solo automóvil.

Fang Juhua, directora de asuntos de la mujer de Baiyun, tiene un gran aprecio por el joven. “Es el primer secretario de la célula del Partido Comunista de la aldea, pero da también sugerencias y opiniones en las sesiones del comité de administración, incluso si surgen algunas discusiones. Además, en las áreas rurales de la provincia las personas hablan en el dialecto local. Qin no ha nacido acá y por eso me encargaron acompañarlo para facilitar su contacto con los demás en el trabajo. Sin embargo, pronto descubrí que no tenía ningún problema de comunicación”, señala Fang. Lo que ella ignora es que Qin Yuefei logró superar la barrera del idioma en los tres primeros meses desde que asumió el cargo de funcionario de un poblado rural.

Una vez en Baiyun, lo primero que hizo Qin Yuefei fue ir de puerta en puerta en esta aldea de 258 familias para conocer la situación general de la población, sus demandas, sus dificultades, así como sus sugerencias para el comité de administración local. Este joven es conocido por su capacidad de resolver problemas. Por ejemplo, por muchos años los estudiantes de la aldea tuvieron que caminar más de tres horas para llegar a su escuela primaria. Qin Yuefei consiguió diez carros escolares que han favorecido también a los niños de las aldeas vecinas.

Qin Yuefei lleva siempre consigo pequeñas bolsas de aceite de camelia, fabricadas por la sociedad cooperativa de los campesinos de la aldea de Baiyun. Según Qin, se trata de un aceite comestible tan bueno como el de oliva. Antes, los campesinos lo elaboraban en casa con frutas escogidas de árboles sueltos. Pero ahora la sociedad cooperativa compra todas las frutas, produce el aceite y lo ofrece en el mercado con marca propia.

A 30 km de Baiyun está la aldea de Hejiashan, donde Qin Yuefei también trabajó durante 3 años. En ambos casos, el joven experimentó un notable cambio en las labores. “Cuando estaba en Hejiashan, me dediqué apasionadamente al trabajo. No tardé ni un minuto en descubrir lo que preocupaba a los campesinos”, recuerda. En esos 3 años creó la casa de asilo para adultos mayores que no tienen hijos ni cónyuge, compró computadoras para los niños del poblado con fondos financiados por organizaciones caritativas y se volcó en diversas tareas, como la construcción de caminos, la instalación de farolas, la fabricación de obras hidráulicas, etc.

Pero un día, Qin Yuefei se dio cuenta de que ser un “donante de sangre” (alguien que lo soluciona todo) no bastaba. “¿Y si encuentro un medio de desarrollo sostenible para el poblado? ¿Y si este puede ser aplicado en otros poblados del país?”, reflexionó Qin Yuefei.

“Recordé unas palabras del secretario general del Partido Comunista de China, Xi Jinping, en el sentido de que para realizar una causa, los emprendedores no deben esperar ser reconocidos como los que cosecharon el fruto. No entendí sus palabras sino hasta mucho tiempo después. Esto de la sociedad cooperativa se parece a los camelios, árboles que no dan frutos sino hasta después de 5 años. Para todo es necesario aguardar”, agrega el joven.

Según Qin Yuefei, el campo tiene un gran potencial para fomentar el emprendimiento y la innovación, tanto que el Estado ha hecho una llamada a escala nacional. “En los dos últimos años, algunos jóvenes han regresado a su pueblo natal luego de residir en las ciudades. En comparación con la generación de sus padres, estos jóvenes han conocido el mundo y la decisión de regresar a su pueblo les traerá destinos diversos”. Los funcionarios que no han trabajado a nivel de base ignorarán la fuerza que el campo puede crear.

Qin Yuefei y otros pobladores participan en la construcción de una obra hidráulica.

 

Apoyo a los campesinos emprendedores

China tiene alrededor de 600.000 aldeas y en este nivel trabajan unos 200.000 jóvenes funcionarios con diplomas universitarios. Si a ellos se les proporcionasen mayores recursos y métodos, sin duda alguna podrían cumplir un papel más activo en sus puestos de trabajo. Ello explica la decisión de Qin Yuefei de crear la organización “Serve for China”.

“Algunos me dijeron que si era promovido en el trabajo podría cumplir de mejor manera las tareas que aspiraba a hacer, pero lo rechacé. Mis conocimientos sobre el campo son aún insuficientes y superficiales; además, todavía me falta bastante para terminar los trabajos que hoy tengo en manos”. Al decir “trabajos” este joven se refiere a los proyectos de emprendimiento y a la sociedad cooperativa en la aldea de Baiyun, así como a la organización “Serve for China”, que busca ayudar a los campesinos emprendedores y a los funcionarios graduados de las universidades que ahora laboran en el campo. En años pasados, Qin Yuefei percibió también que hacía falta estrechar los vínculos entre los funcionarios universitarios y crearles más acceso a los recursos sociales.

El Ministerio de Asuntos Civiles de China aprobó la inscripción de “Serve for China” como organización no lucrativa. Su primer proyecto de financiación pública fue reunir 50.000 yuanes de capital inicial para promocionar la miel local producida en las montañas de Beichuan, provincia de Sichuan. Con este objetivo, en el verano del año pasado, Qin Yuefei y su equipo llevaron a cabo una investigación por las empalizadas de la etnia qiang, ubicadas en la aldea de Pinggou, donde Xiao Lin, una de los responsables del proyecto, se desempeña como secretaria de la célula aldeana del Partido Comunista de China. El informe de investigación presentado por el equipo de Qin registró la vida local de la etnia qiang y concitó gran atención en Internet. La suma de dinero prevista fue reunida en poco tiempo. En los tres meses siguientes, este fondo inicial generó casi 300.000 yuanes de ingresos para la población local.

“Desde julio del año pasado hemos organizado financiamientos públicos para casi diez proyectos. Esperamos que este medio pueda favorecer la integración de los recursos sociales y traiga cambios graduales en las áreas rurales del país”. Actualmente “Serve for China” cuenta con 20 voluntarios, la mitad de ellos proviene de reconocidas universidades de dentro y fuera del país, como la Universidad de Beijing, la Universidad Tsinghua, Harvard, Yale, entre otras, pero no laboran como funcionarios en el campo. La otra mitad la conforman los campesinos emprendedores y los funcionarios universitarios de las zonas rurales.

Trabajar con pasión

Los funcionarios universitarios de base tienen una sutil relación con los cuadros locales de las aldeas rurales. Muchos jóvenes funcionarios no se adaptan al modo de ser ni a las convenciones sociales del campo chino. Pero Qin Yuefei no tuvo ningún problema. En su cuenta de WeChat, hay un grupo que incluye a 211 miembros, todos habitantes de la aldea en la que se creó la cuenta. Además, la aldea de Baiyun ha registrado una cuenta pública en WeChat, donde da a conocer información importante, como sus cuentas financieras. De este modo, los pobladores que van a ganarse la vida en las ciudades pueden enterarse de las noticias de su pueblo natal.

“Si te decides por una meta y prevés las posibles situaciones que podrías afrontar, serás capaz de adaptarte a todos los ambientes”. Ahora Qin Yuefei goza de una vida en el campo. Cuando le pasan una silla, se sienta inmediatamente sin preocuparse siquiera de que esté limpia.

“Por supuesto, trabajo mucho pero no por dinero. Sin embargo, tampoco es bueno hablar de ideales solo por hablar. Hace más de cien años, un grupo de estudiantes chinos fueron enviados a perfeccionarse a la Universidad Yale, entre ellos Yung Wing, Jeme Tien Yow, Ma Yinchu, entre otros, quienes sin excepción dejaron huella en el desarrollo de China”. Cuando Qin Yuefei asumió el cargo de presidente de la Asociación de Estudiantes Chinos de Yale reunió a todos los estudiantes chinos para visitar la sala de archivo de la antigua biblioteca y leer los informes de la primera generación de estudiantes chinos. “Hemos regresado a nuestra patria como lo hicieron nuestros antecesores para ser testigos y participar de su crecimiento”.

*Xie Feijun es periodista del Diario Jiefang.

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