Kubuqi y la forma de dominar un desierto

Jacques Fourrier.
EN marzo y abril de 2000, Beijing se vio envuelta en la peor temporada de tormentas de arena de su historia. La gente del norte de China se mantuvo, literalmente, con los dientes apretados. Era un llamado de atención: las tormentas de arena ya no eran una amenaza lejana, sino que el enemigo estaba a las puertas. Quince años después, la situación ha mejorado radicalmente.
En el 5° Foro Internacional de Kubuqi sobre el Control de la Desertificación, celebrado el 28 y 29 de julio en Mongolia Interior, funcionarios y expertos de China y el extranjero hicieron un balance de las principales iniciativas para luchar contra la desertificación, lo que allanó el camino para un enfoque más global y sostenible sobre cómo evitar la degradación del suelo, cómo asegurar el medio de vida local y cómo promover el desarrollo económico.
Marcha atrás en la desertificación
El ritmo acelerado de industrialización que comenzó en China en 1950 ha cobrado un alto precio en cuanto al medio ambiente, mientras que el bienestar de la población se ha visto seriamente afectado. La suma de factores como el crecimiento demográfico y la sobreexplotación de recursos naturales, pero también la falta de conciencia ambiental, ha acelerado esta tendencia. El cambio climático ha hecho que este problema sea aún más apremiante. “El medio ambiente es el bienestar de la gente. Las grandes montañas son la belleza y el cielo azul es la felicidad. Protegeremos el medio ambiente como si se tratara de nuestros ojos y al ecosistema como si fuera nuestra propia vida”, ha mencionado el presidente de China, Xi Jinping.
En su discurso de apertura en el Foro de Kubuqi de este año, Zhang Jianlong, flamante director de la Administración Estatal de Silvicultura, puntualizó que “China es uno de los países más afectados por la desertificación. Las pérdidas económicas directas ascienden a más de 54.000 millones de yuanes al año”.

22 de abril de 2014. Se funda oficialmente la Zona Piloto de Economía Ecológica de Kubuqi del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Wang Wenbiao, de 56 años, ha sido siempre muy consciente sobre el problema de la desertificación en Kubuqi, una gran franja de tierra seca en el extremo norte de la meseta de Ordos, en la región autónoma de Mongolia Interior. Como joven gerente de una fábrica de sal en la década de 1980, pudo apreciar los beneficios de las nuevas políticas locales y nacionales. En 1988, este visionario líder tomó las riendas de Elion Resources Group, especializado en economía verde en desiertos, construcción de infraestructura verde y ecoturismo, el cual obtuvo además un reconocimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 2012.
Previo al Foro de Kubuqi, los periodistas pudieron apreciar de primera mano el proceso de prevención y control de la desertificación en la zona. Por ejemplo, el agricultor local Zhang Xiwang, de 44 años, ha conseguido plantar desde hace diez años una especie de sauce del desierto, resistente a la sequía y económicamente eficiente. Además de luchar contra la desertificación y fomentar la reforestación, Elion ha diversificado sus actividades en Kubuqi y ha desarrollado no solo un dinámico sector de medicinas a base de hierbas, sino también de biomasa junto con energía solar y eólica. Asimismo, Elion ha establecido el Fondo de la Ruta Verde de la Seda, dedicado a la iniciativa de “Una Franja y una Ruta”.
El tiempo no se detiene. Kubuqi, sin duda, ha abierto un camino y ha dado un nuevo impulso a un enfoque más sostenible que debe ser emulado en ecosistemas similares en China y a lo largo de la Ruta de la Seda.