El doble rasero de ConocoPhillips
Por LIU QIONG
Plataforma en la que se produjo el vertido. Cnsphoto
El doble rasero de ConocoPhillips
Por LIU QIONG
Plataforma en la que se produjo el vertido. Cnsphoto
UN vertido de petróleo en el mar de Bohai, en China, de más de tres meses de duración, ha preocupado mucho a la población. Desde que se descubrió el derrame, a principios del pasado mes de junio, la superficie afectada ha alcanzado más de 5.500 km².
Sin embargo, la firma ConocoPhillips China (COPC), subsidiaria del gigante industrial estadounidense ConocoPhillips, ocultó la verdad sobre el accidente desde el principio. Luego, a principios de julio, informó falsamente, al decir: “Se ha controlado el derrame y las labores de limpieza han culminado con éxito en lo fundamental”. Tras confirmarse la falsedad de su afirmación de que “se ha eliminado el peligro de vertido y cerrado su origen definitivamente”, COPC se comprometió a crear un fondo ecológico, pero demoró mucho los detalles en cuanto a su volumen, la fecha y la forma de su establecimiento. Todo ello ha provocado que el pueblo chino dude de su credibilidad y de su sinceridad para resolver el problema.
Se supone que las empresas transnacionales han avanzado mucho en cuanto a sus responsabilidades sociales, pero surgen dudas, ya que, si en sus países de origen saben cómo cumplir con sus obligaciones, ¿por qué actúan en China de manera tan lamentable?
La razón de la insolencia
El comportamiento desconsiderado de ConocoPhillips China en todo este proceso trae a la memoria otro incidente similar producido en el Golfo de México hace un año. La firma británica BP fue fuertemente criticada por el Gobierno y el pueblo estadounidenses; las acciones de dicha firma bajaron continuamente y su CEO dimitió; incluso circuló la noticia de que la compañía iba a ponerse en venta. En menos de dos meses, BP ofreció el establecimiento de un fondo de indemnización valorado en 20.000 millones de dólares.
“ConocoPhillips China ha mostrado una actitud muy distinta a la de BP en cuanto a transparencia informativa, asunción de responsabilidades y medidas correctoras”, comenta Tian Guoqiang, rector del Instituto de Economía de la Universidad de Finanzas y Economía de Shanghai. “Ello se debe a la falta de sentido de responsabilidad social por parte de esta firma y a que conoce demasiado bien las condiciones de China”.
Según se ha informado en diversos medios, en los últimos 10 años ConocoPhillips se ha visto involucrada en cinco incidentes medioambientales, por los que ha pagado 700 millones de dólares de indemnización. Sin embargo, en China, como conoce muy bien las leyes y reglamentos correspondientes, sabe que el no poner en práctica medidas enérgicas para resolver un vertido de petróleo, si se oculta la gravedad del caso, no se traduce en castigos severos, por lo que sus beneficios económicos no se verían muy afectados. De ahí su negligencia al tratar con los departamentos de supervisión y administración. Es cierto que la legislación en el campo de la protección marina es insuficiente; por ejemplo, según la Ley de Protección del Medio Ambiente Marino de China, la Administración Estatal de Asuntos Marítimos sólo puede sancionar a ConocoPhillips China con una multa administrativa máxima de 200.000 yuanes.
24 de agosto de 2011. Georg Storaker, presidente de ConocoPhillips China, en la conferencia de prensa organizada en Beijing para pedir disculpas por el vertido de petróleo en el mar de Bohai. Cnsphoto
Doble rasero
Además de su arrogancia, algunas transnacionales también practican un doble rasero. “Debido a la falta de legislación, algunas grandes firmas internacionales emplean su poder para atropellar a los débiles en el mercado chino”, piensa Li Yuanxu, subdirector de la Facultad de Administración Empresarial del Instituto de Administración de la Universidad Fudan.
Por ejemplo, menosprecian el derecho a la información y a la libre elección de los consumidores chinos: en marzo de 2006, Greenpeace criticó a Kraft por poner en práctica criterios desiguales de mercado; mientras en Europa no utilizan los transgénicos, en el mercado chino vendían en grandes cantidades alimentos con presencia de transgénicos.
Por otro lado, algunas compañías se muestran indiferentes ante las dudas sobre la calidad de sus productos en el mercado chino. Por ejemplo, tras la revelación del caso del exceso de yodo en la leche en polvo de Nestlé, los departamentos correspondientes informaron del resultado de los análisis a esta empresa, otorgándole 15 días para que ofreciera una explicación o justificación, pero Nestlé hizo caso omiso de la advertencia.
Otro ejemplo es la empresa Otis: tras varios accidentes con ascensores de su marca, las instituciones de control de calidad confirmaron que los modelos involucrados tenían defectos de diseño y fabricación, y pidieron retirar estos productos. Otis explicó que no podía retirarlos como si se tratase de automóviles, pues forman parte de las estructuras de las construcciones, y si los retirasen, éstas se verían afectadas. Sin embargo, en 2008, cuando se detectó una radiación anormal en algunos de sus ascensores en Francia, Otis anunció en seguida su retirada.
Otras empresas se mostraron poco sinceras a pesar de la buena voluntad de sus anuncios. Es el caso de Kumho Tires, una de las 10 compañías de neumáticos más importantes del mundo, que no tuvo más remedio que anunciar la retirada de sus productos al revelarse serios problemas de producción: uso de materiales falsificados o de baja calidad y violación de reglamentos. Pero la gran diferencia entre la cantidad de productos retirados y el volumen de sus ventas, así como la demora en los retiros, provocaron que los consumidores consideraran que su comportamiento carecía de sinceridad.
En efecto, la mayor parte de las empresas de capital extranjero en China se portan bastante mal en el sentido de asumir sus responsabilidades sociales. Según el libro azul publicado por la Academia de Ciencias Sociales de China en 2010, al igual que en 2009, el índice de responsabilidad social de estas empresas fue del 8,1, muy inferior al 13,9 conseguido por las empresas no gubernamentales, y al 28,9 de las empresas estatales.
Llamadas a ejercer mayor presión sobre las transnacionales
Zhong Hongwu, director del Centro de Investigación de Responsabilidad Social de las Empresas, subordinado al Departamento de Economía de la Academia de Ciencias Sociales de China, considera que en los últimos años se puede observar una tendencia a la deficiencia en cuanto a la asunción de responsabilidades sociales por parte de algunas empresas transnacionales que invierten en China. Ello tiene que ver con la falta de legislación y el sistema de administración y supervisión insuficiente del país, y también se relaciona con la cultura excesivamente centrada en el desarrollo económico de la sociedad china. Por otro lado, es el resultado de la falta de ética profesional por parte de estas empresas y de su utilitarismo.
A partir de la aplicación de la política de reforma y apertura al exterior, algunos gobiernos locales han tomado una actitud demasiado flexible hacia las empresas de capital extranjero, con el fin de atraer más inversiones foráneas e impulsar el crecimiento del PIB local. No sólo han otorgado un tratamiento preferencial, mejor del que dan a las empresas locales, a las inversiones extranjeras en cuanto a autorizaciones, uso de los terrenos y fiscalidad, sino que también han sido muy tolerantes ante sus violaciones de la ley y los perjuicios causados a los intereses de los consumidores.
Por otro lado, este fenómeno también obedece en gran medida al cambio en materia de restricciones sociales para las empresas extranjeras. Según Tian Guoqiang, es similar al comportamiento respecto al tránsito: algunos extranjeros obedecen los reglamentos de tráfico en su país, pero, en China, cruzan la calle con el semáforo en rojo. Además de la carencia de un sistema jurídico completo en comparación con Estados Unidos, que urja a las empresas a cumplir con sus responsabilidades sociales, algunos gobiernos locales y empresas no han desarrollado un gran sentido de la protección medioambiental, y las medidas gubernamentales al respecto aún no son enérgicas.
Además, las leyes y reglamentos correspondientes de China son de carácter general, y muchos casos de protección de derechos no encuentran el apoyo de disposiciones concretas, por lo que a veces resulta difícil demandar o ganar un pleito. Por ejemplo, Toshiba pagó 1.050 millones de dólares a sus clientes estadounidenses debido a un problema de calidad de su portátil. Pero sus clientes chinos con el mismo problema, no pudieron recibir ninguna compensación, ya que en China no existía un reglamento similar.
Zhong Hongwu considera que, para mejorar la situación, hay que perfeccionar la legislación que rige el cumplimiento de las responsabilidades sociales. Además, el Gobierno chino debe estimular el fortalecimiento del sentido de responsabilidad social de todas las empresas, incluidas las transnacionales, al tiempo que hay que abandonar un modelo que persigue simplemente el crecimiento del PIB, y procurar un desarrollo armonioso en los terrenos económico, social y medioambiental.
Algunos gobiernos europeos exigen a sus empresas entregar informes sobre responsabilidad social, y en Estados Unidos hay restricciones legales y supervisión por parte de los medios, lo que permite elevar los costos de violar la ley para las empresas. China, a su vez, debe fortalecer el papel de los medios de comunicación, para que ejerzan mayor presión y critiquen la ética de las empresas que no asumen sus responsabilidades sociales. Las organizaciones no gubernamentales también deben desempeñar un papel más importante.
Por su parte, “los consumidores no sólo deben contentarse con la salvaguarda de sus derechos, sino que deben desarrollar el sentido del consumo responsable”, añade Zhong Hongwu. Hace falta una opinión pública poderosa que castigue la reputación de las empresas que realicen malas prácticas, mientras los consumidores deben dejar de comprar sus productos, apreciando en mayor medida los de las firmas que asumen activamente sus responsabilidades sociales.
21 de noviembre de 2006. Nestlé anuncia en Beijing el lanzamiento de su nuevo producto Opti en el mercado chino. CFP