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2011-October-10 16:09

El mono de cabeza blanca y su lucha por la vida

Pan Wenshi decidió impedir que estos animales tuvieran un destino fatal, así que los siguientes 15 años los pasó en un barrio de 20 km2, en el distrito de Chongzuo, rastreando las huellas de los monos de cabeza blanca. “Hace 30 años este lugar era el hábitat del tigre de Indochina, pero hoy ya no se ve a ninguno. El mono de cabeza blanca es uno de los 25 animales en mayor peligro de extinción en el mundo. Sería comprensible si desapareciera por acción de la naturaleza, pero si ello ocurre por la actividad del hombre significaría que nosotros, los que trabajamos en la ciencia, no hemos cumplido con nuestro deber”, reflexiona.

En realidad, tanto los monos de cabeza blanca como los seres humanos comparten un ambiente ecológico. Los principales alimentos de este primate son las hojas, las raíces, los tallos y las frutas silvestres que crecen en las montañas y en los alrededores, mientras que los aldeanos viven también de los productos cultivados en estas áreas. Lo que el profesor Pan no había previsto era la pobreza en la que vivían los lugareños, cuyo promedio de ingreso anual no sobrepasaba los 400 yuanes. Ellos aspiraban a salir de la pobreza mediante la venta de las piedras extraídas de las montañas. De este modo, hombres y monos competían por recursos naturales en una misma área geográfica. Pan llegó entonces a la conclusión de que para salvar de la extinción al mono de cabeza blanca había que resolver primero las necesidades de la gente.

Un día, los aldeanos vieron en el pueblo un extraño anuncio que decía: “Compro estiércol de buey”. A muchos les entró la curiosidad, pues se preguntaban qué utilidad podrían tener esos hediondos excrementos. Pan reunió excremento en dos carrozas y lo mezcló con hierbas y hojas en un estanque. Al cabo de tres días, el estercolero comenzó a generar burbujas de gas, que utilizó para cocinar e iluminar su casa. La noticia llegó rápidamente a las aldeas cercanas, cuyos pobladores comprendieron que, a diferencia de la leña, el metano era más limpio, más fácil de emplear y los recursos para elaborarlo estaban por todas partes. De allí en adelante, los aldeanos dejaron de cortar leña y el medio ambiente comenzó a recuperarse. La aldea lucía más limpia, pues el estiércol de buey era recogido inmediatamente. Gracias a los esfuerzos de Pan, del Ministerio de Agricultura y de la Base de Estudios de la Biodiversidad de la Universidad de Beijing en Chongzuo (Base de Estudios, en adelante) se han podido construir ya más de 400 pozos para la generación de metano.

El profesor Pan asumió como propias las preocupaciones de los lugareños. Por ejemplo, al ver que ellos –al igual que sus ganados– tomaban agua del río decidió donar los 50.000 dólares que le dio EE.UU. por su labor a favor de la protección animal y los 100.000 yuanes del premio a la preservación medioambiental de Ford Motor para establecer un sistema de abastecimiento de agua. Hoy, todas las aldeas que forman parte del hábitat del mono de cabeza blanca cuentan con tubos de bambú, que conducen el agua de manantial desde la montaña.

Pan pasó por una experiencia que, desde entonces, le hizo pensar siempre en el beneficio de las personas. En una oportunidad, para proteger el hogar del oso panda, él y otros científicos escribieron una carta al Gobierno en la que solicitaban que se frenara la tala de árboles en las selvas de Qinling, lo que provocó que muchos taladores perdieran su trabajo. “Mucha gente iba al pequeño poblado, decenas de camionetas transportaban maderas y los hoteles y los restaurantes se desarrollaban rápidamente. Sin embargo, una vez que se ordenó suspender la tala, el lugar tuvo un panorama desolador. Cada vez que lo veía no me sentía cómodo. Sentía que había hecho algo correcto, pero también algo incorrecto”, recuerda Pan.

En Guangxi, Pan trató de hacer todo bien y ello tuvo inmediatos efectos positivos. Los aldeanos han dejado de “luchar” contra los monos de cabeza blanca y se han convertido en sus “guardaespaldas”. Basta que vean a un cazador para que éste sea reportado ante el departamento competente. Es más, cuando encuentran un mono herido o enfermo lo llevan a la Base de Estudios para curarlo. Cabe señalar –añade Pan– que estos gestos no son retribuidos con dinero. “Si los premiáramos podría generarse un malentendido, pues podrían creer que con el mono de cabeza blanca se gana dinero. Lo que buscamos es cambiar verdaderamente la conciencia de la gente y promover una convivencia armoniosa entre el ser humano y la naturaleza”, explica Pan.

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