Tres años después
Al recordar el momento en que fueron enviados en un autobús al nuevo establecimiento en la ciudad de Mianyang, Liu no puede olvidar que muchas personas los ayudaron de-sinteresadamente proporcionándoles comida y agua. “Estaba muy conmovido”, señala. Sin embargo, Li sostiene que, una vez pasado el terremoto, la soledad se hizo insoportable. “Trabajo tanto que siento que es para llenar el vacío, para ocupar mi tiempo libre, porque cuando tengo tiempo libre a veces pienso demasiado”, considera. De ahí que se diga que, luego del sismo, este grupo de funcionarios locales comenzó a trabajar día y noche.
Cinco meses después del terremoto, Dong Yunfei, director de la Comisión de Agricultura de Beichuan, no soportó la pérdida de su hijo y se suicidó, lo que despertó la atención general. Fue entonces cuando el gobierno local dispuso políticas de protección para los funcionarios y algunos departamentos intensificaron el trabajo de ayuda psicológica. “Dong fue mi jefe y yo era el subdirector. Todavía recuerdo el día en que me preguntó cuál era mi mayor deseo. Con franqueza, le respondí: necesito un día entero para dormir”, cuenta Li.