Nuevas oportunidades de cooperación energética
América Latina puede aprovechar esta ocasión para modernizar y desarrollar de manera independiente e innovadora su industria energética, mientras el apoyo de las políticas de China estrechará también las relaciones entre ambas partes en este sector.
En los próximos años, además de en petróleo y gas, la cooperación se extenderá a las áreas de infraestructura eléctrica, energía hidroeléctrica y bioenergía, entre otras. Los países que tienen abundantes reservas de petróleo y gas y dependen financieramente de la exportación de esos productos, mantendrán la intensidad de explotación e inversión y garantizarán la seguridad de sus exportaciones. Sobre la base de las ventajas múltiples de China en lo referente a mercado, capital, tecnologías y experiencia, ambas partes pueden complementarse de manera adecuada en el desarrollo de la industria energética.
Crecimiento continuo de la demanda de petróleo por parte de China a AL
Con el traslado del centro de crecimiento económico a la zona de Asia y el Pacífico, la exportación de petróleo crudo de América Latina también mira a esta región, sobre todo a China y a la India. Según las estadísticas de la Aduana de China, el país importó en 2003 un total de 837.900 toneladas de crudo latinoamericano, cifra que aumentó a 13.074.500 toneladas en 2009, el equivalente al 6,5% de las importaciones chinas del carburante, muy por encima del 0,92% que habían representado un sexenio antes.
De enero a noviembre de 2010, China importó 17.710.100 toneladas de petróleo de América Latina, que representaron el 8,11% de las compras del producto en el mismo periodo. Bajo la presión de la creciente dependencia del petróleo extranjero, el XII Plan Quinquenal propone que se incrementen las reservas estratégicas de petróleo y gas, por lo que China aumentará continuamente la importación de crudo de América Latina.
Amplio espacio de cooperación en capital y tecnología
Para alcanzar la autosuficiencia energética, garantizar el suministro de electricidad y aumentar el valor agregado de sus ventas al exterior de petróleo, la mayoría de los países latinoamericanos están reestructurando su sector energético, generando así una gran demanda de servicios tecnológicos y capital. De 2009 a 2010, China proporcionó varios préstamos relacionados con el sector energético a Brasil, Ecuador, Venezuela y otras naciones de la región. La Corporación Nacional de Petróleo de China alcanzó un acuerdo con la Refinadora Costarricense de Petróleo para establecer en el país centroamericano una empresa de capital mixto que contribuirá a la actualización y ensanchamiento de la refinería de Costa Rica.
Según estadísticas, en 2010, antes de que acabase el año, las petroleras chinas concretaron nueve fusiones y acuerdos de participación en acciones de empresas de Brasil, Argentina y otros países, por un monto de capital superior a los 18.000 millones de dólares. En diciembre del mismo año se estableció State Grid Brazil Holdings, subsidiaria de la corporación estatal State Grid de China, y se allanó el camino para diversificar la cooperación con Brasil en el área energética. La participación de las empresas chinas puede acelerar la mejora y modernización de la infraestructura y los sectores energéticos de América Latina, como la exploración y explotación de petróleo y gas, construcción de gasoductos, innovación tecnológica de refinación, etc. Sobre todo en la tecnología de exploración de gas y fabricación de equipos, ambos países tienen un amplio espacio de cooperación.
Prometedora cooperación en energías limpias
Con el fin de cumplir el compromiso de reducir para el año 2020 las emisiones de CO2 por unidad de PIB en un 40% - 45%, respecto a los niveles de 2005, y la meta de elevar al 15% el porcentaje del consumo de energías no fósiles en el consumo energético, el ahorro de energía y la industria de nuevas energías serán sustentados prioritariamente por las políticas contempladas en el XII Plan Quinquenal.
Brasil tiene avanzadas tecnologías para la producción de energía hidroeléctrica y biológica y se ha convertido, junto con Argentina, en un exportador importante de etanol y biodiesel. China puede aprender y sacar provecho de sus técnicas al respecto, y explotar la potencialidad del negocio bilateral de etanol. Bolivia y Chile tienen, por su parte, una reserva incalculable de litio, lo que ofrece posibilidades de investigación y desarrollo cooperativo con China, para desarrollar vehículos eléctricos impulsados por nuevas energías.
A su vez, como un país emergente en la producción de paneles solares fotovoltaicos, China también puede contribuir al desarrollo de la energía solar en América Latina y aportar su vasta experiencia en la construcción hidroeléctrica, tecnológica y capacidad productiva de equipos y aprovechar así los abundantes recursos hidráulicos latinoamericanos.
Resolución de la asimetría en la cooperación energética sino-latinoamericana
A pesar de que China y América Latina tienen diferentes regímenes políticos y económicos, ambas regiones sienten la urgencia de desarrollarse y aprecian las oportunidades que ofrece cada parte. En la cooperación energética, las relaciones de amistad políticas son un requisito previo, pero no decisivo. Como se enfatiza en el XII Plan Quinquenal, el estímulo de las inversiones en el exterior a las empresas chinas se lleva a cabo respetando la orientación del mercado, la independencia de toma de decisiones empresariales, y el principio de beneficio mutuo.
Sin embargo, la inestabilidad de las políticas de América Latina en el sector energético es un riesgo que preocupa a las empresas chinas. Por lo tanto, el fortalecimiento de la estabilidad y transparencia de las políticas concernientes de la región ayudará a crear un entorno ideal para la colaboración.
La asimetría de la cooperación energética sino-latinoamericana se manifiesta en tres aspectos fundamentales. En primer lugar, China es un mercado estratégico en la exportación de petróleo de América Latina, si bien, desde la perspectiva china, no es uno de sus principales proveedores de petróleo, ya que compra a la región menos del 9% del total de combustible que consume. Como segundo elemento a destacar aparece la cooperación en nuevas energías, que se encuentra a la zaga de la de petróleo y gas. Por último, los países de América Latina esperan con ansiedad que China incremente las inversiones directas en su terriotorio.
A pesar de que las multinacionales chinas obtienen considerables ganancias en América Latina mediante las empresas conjuntas y las participaciones, éstas no contribuyen mucho al crecimiento de las inversiones directas. En comparación con África y Asia Central, si no desplegamos plenamente las ventajas comparativas de la cooperación energética sino-latinoamericana, las petroleras chinas posiblemente experimenten algunas frustraciones, lo que afectará a su entusiasmo inversor y América Latina, probablemente perdería un futuro mercado de energía.
* Sun Hongbo, investigador adjunto del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales de China