¡Qué bolá, EE.UU.!
Por JIANG SHIXUE*
Raul Castro y Barack Obama.
El pasado 20 de marzo, el presidente estadounidense Barack Obama emprendió una visita oficial a Cuba. Fue la primera visita de un mandatario de Estados Unidos en 88 años al país vecino, a 90 millas de distancia.
Se trata de otro avance importante desde que Estados Unidos y Cuba anunciaron consultas para la normalización de las relaciones bilaterales el 17 de diciembre de 2014. A pesar de que durante la visita no se firmó ningún acuerdo, declaración ni marco de cooperación, y de que los dos países sostuvieron motivos e intenciones diferentes en cuanto a la mejora de las relaciones, esta mejora es sin duda de beneficio mutuo y significa un gran avance de las relaciones políticas internacionales.
Lo más importante es que este acercamiento de los dos países ejercerá una influencia significativa y directa sobre las relaciones EE.UU.-América Latina y el futuro proceso de desarrollo de Cuba, incluso una influencia indirecta que no puede ser ignorada en Rusia, Venezuela y China. Por supuesto, el desarrollo ulterior de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se enfrenta a una serie de problemas, tales como la negativa del Congreso de Estados Unidos a levantar el embargo económico contra Cuba, así como el rechazo a devolver la base de Guantánamo al país caribeño.
3 de septiembre de 2015. Delegación de Cuba en el desfile conmemorativo del 70o aniversario de la victoria de la Guerra Mundial Antifascista. Cnsphoto
Las razones de la mejora
Las sanciones de Estados Unidos contra Cuba se llaman “embargo” en aquel país, mientras que en Cuba son consideradas como un “bloqueo”. Cualquiera que sea, se trata de una humillación por parte de un país grande a otro más pequeño. Este ha sido el castigo más largo en la historia de la humanidad.
No existen amigos permanentes, ni enemigos eternos. Tras experimentar medio siglo de confrontación, finalmente los dos países están dispuestos a mejorar sus relaciones. Esto es gratificante. La mejora se debe a las siguientes razones o está estrechamente vinculada a los siguientes factores:
En primer lugar, el presidente Obama reconoce que las sanciones de Estados Unidos contra Cuba no tuvieron éxito. De hecho, ya durante la campaña electoral, Obama se dio cuenta de que la política de Estados Unidos hacia Cuba era un fracaso. Así, después de que él entró en la Casa Blanca, reajustó su política hacia Cuba. Obama cree que es hora de escribir un “nuevo capítulo” de las relaciones bilaterales para poder promover la libertad y la democracia en Cuba. Para lograr este objetivo, Estados Unidos debe abandonar los intereses partidistas y dar prioridad a los intereses nacionales.
En segundo lugar, Estados Unidos no quiere seguir perdiendo el mercado cubano. Como todos sabemos, las sanciones son un “arma de doble filo”. Debido a ellas, la economía cubana sufrió enormes pérdidas, y los diversos sectores de la economía estadounidense (especialmente el turismo, el transporte, la industria manufacturera y la agricultura) perdieron el mercado cubano. De acuerdo con la Cámara de Comercio de Estados Unidos, la aplicación de las sanciones contra Cuba supuso que la economía estadounidense sufriera unas pérdidas anuales de entre 1200 y 3600 millones de dólares.
En tercer lugar, se escuchan de vez en cuando voces que piden al Gobierno estadounidense ajustar su política hacia Cuba en la comunidad internacional y en Estados Unidos. Por ejemplo, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado 23 resoluciones exigiendo que Estados Unidos abandonara su comportamiento punitivo contra Cuba. En Estados Unidos no son pocas las personalidades que desean mejorar las relaciones con Cuba. Por ejemplo, el 19 de mayo de 2014, decenas de celebridades publicaron una carta abierta dirigida al presidente Obama, pidiendo a su administración relajar las restricciones sobre las compañías y las organizaciones no gubernamentales estadounidenses y estimularles a llevar a cabo actividades económicas y políticas en Cuba.
Es más fácil entender los motivos e intenciones por parte de Estados Unidos de mejorar las relaciones con Cuba. Bajo las sanciones aplicadas por Estados Unidos, Cuba no ha podido obtener el capital y la tecnología de ese país, el más desarrollado del mundo, ni exportarle sus productos. Tampoco ha podido participar en la economía mundial. Se estima que las sanciones de Estados Unidos contra Cuba han provocado pérdidas económicas acumuladas ascendentes a 1,1 billones de dólares para Cuba. Actualmente, este país sigue aplicando el racionamiento de los alimentos y los artículos de uso diario. Entre los diversos factores que causaron esta escasez económica, el deterioro del entorno externo por las sanciones de Estados Unidos es, sin duda, un factor que no se puede ignorar.
Aunque el viaje de Obama a Cuba no alcanzó resultados sustantivos, al menos envió a la comunidad internacional un mensaje: Obama declara con acciones concretas que Estados Unidos quiere mejorar las relaciones con Cuba. Por su parte, Cuba estaba preparada para recibir la visita de Obama, lo cual también expresó su deseo de normalizar las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
El mandato del presidente Obama está a punto de terminar y, por lo tanto, mucha gente especula con que los motivos reales de la visita de Obama a Cuba radican en crear un legado político. Independientemente de si esta hipótesis es correcta, la visita realmente ha fungido como hito en las relaciones bilaterales.
Cuatro problemas en las relaciones EE.UU.-Cuba
Por otra parte, la visita de Obama no significa que las relaciones bilaterales ya se hayan normalizado por completo; aún se enfrentan a una serie de problemas difíciles de resolver.
El primer problema es si Estados Unidos puede o no levantar el bloqueo económico a Cuba tan pronto como sea posible. Actualmente, hay seis leyes estadounidenses que se relacionan con las sanciones contra Cuba. En el plano legal, la abolición de estas leyes está en manos de los congresistas de Estados Unidos. Por lo tanto, en el Congreso, controlado por los republicanos, al presidente Obama le resulta difícil conseguirlo.
El segundo es cómo hacer frente a las diferencias entre los dos países en la esfera política de los derechos humanos, la libertad de expresión y las elecciones democráticas. Sobre esta cuestión, parece que ninguna de las dos partes hará concesiones. Estados Unidos cree que, para poder integrarse completamente en la familia de las Américas, Cuba tiene que hacer concesiones políticas. Mientras que Cuba sostiene que EE.UU. debe respetar la elección del pueblo cubano.
En tercer lugar, la forma de tratar con los bienes confiscados después de la victoria de la Revolución Cubana. Los activos estadounidenses confiscados por el Gobierno cubano todavía están registrados en los archivos pertinentes del Tesoro de Estados Unidos. En represalia por el comportamiento de nacionalización de Cuba, Estados Unidos ha congelado los activos cubanos en Estados Unidos. Por lo tanto, ambos países quieren que la otra parte devuelva o compense los activos nacionalizados.
El cuarto problema es saber si Estados Unidos será capaz o no de devolver Guantánamo a Cuba. Según el Tratado de París alcanzado entre Estados Unidos y España en 1898, aquel país, como ganador de la guerra EE.UU.-España, obtuvo el control de Cuba. Con 2000 dólares al año, Estados Unidos puede “alquilar” permanentemente el territorio cubano en la Bahía de Guantánamo. Cuba, después de la revolución de 1959, nunca ha cobrado esta “renta”, y nunca ha dejado de pedir que EE.UU. devuelva el territorio. Guantánamo es para EE.UU. la “cabeza de puente” más importante para controlar la región caribeña, por lo que en el futuro previsible, es poco probable que se la devuelva. Y Cuba tampoco va a renunciar a su pretensión de soberanía.
Influencia sobre América Latina
América Latina siempre se ha opuesto a las sanciones de Estados Unidos contra Cuba. Por lo tanto, los cambios importantes en la política estadounidense hacia Cuba no solo son beneficiosos para que el capital y las mercancías de Estados Unidos puedan entrar en el mercado cubano, sino que también ayudan a mejorar su imagen en América Latina.
Se puede considerar la reconciliación que el Gobierno de Obama muestra a Cuba como una medida importante para mejorar sus relaciones con países latinoamericanos. Al menos, la relación EE.UU.-Cuba no seguirá siendo un problema “persistente” en las relaciones internacionales del hemisferio occidental.
Desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia, las relaciones bilaterales entre Cuba y Venezuela se han venido desarrollando rápidamente. De acuerdo con el plan del “petróleo por médicos y maestros” implementado conjuntamente por los dos países, Venezuela proporciona petróleo barato a Cuba, mientras que este envía médicos y maestros a las zonas pobres de Venezuela. Esta cooperación no solo resuelve el problema de la escasez de energía en Cuba, sino que también promueve el desarrollo social de Venezuela, un modelo de cooperación Sur-Sur de ganancias compartidas.
Algunos analistas creen que la visita de Obama a Cuba tiene por objetivo abrir una brecha entre Cuba y Venezuela, con la intención de aislar diplomáticamente a Venezuela. Pero la relación entre Cuba y Venezuela tiene una buena base política y económica, y no se verá afectada por los cambios de la relación entre EE.UU. y Cuba.
Sin embargo, las siguientes tres posibilidades merecen la atención: En primer lugar, en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) o en otras ocasiones, las voces de crítica a Estados Unidos por parte de Venezuela y Cuba pueden verse debilitadas. En segundo lugar, al mismo tiempo que el presidente Obama se esfuerza por mejorar las relaciones con Cuba, intensifica las sanciones contra Venezuela, de manera que agrava la inestabilidad de la situación política en este país. En tercer lugar, la mejora de las relaciones de Estados Unidos con Cuba podría ejercer impactos negativos para los izquierdistas de América Latina, ya que el antiamericanismo es una característica del ala izquierdista de dicha región.
Abril de 2015. Estudiantes cubanos en una demostración de Taiji en La Habana, Cuba. Cnsphoto
Influencia sobre China
Aunque China está trabajando con Estados Unidos para construir nuevas relaciones entre grandes países, mantiene relaciones amistosas especiales con Cuba. Por lo tanto, se alegra de que mejoren las relaciones entre EE.UU. y Cuba.
La normalización de las relaciones EE.UU.-Cuba mejorará el entorno externo de la isla caribeña y acelerará su proceso de integración con la economía mundial, lo que, a su vez, impulsará su apertura económica y mejorará el ambiente de inversión. Todo esto será favorable para que China amplíe la presencia económica en Cuba.
Por otra parte, se puede esperar que las empresas chinas encuentren competencia con las empresas estadounidenses en el mercado cubano. Debido a factores geográficos e históricos, estas tendrán ventajas obvias en Cuba.
*Investigador de la Academia China de Ciencias Sociales y vicepresidente de la Asociación de Estudios Latinoamericanos de China.