Un rumbo firme ante los nuevos desafíos
Por JOHNNY MONTALVO FALCÓN*
16 de marzo de 2016. Li Keqiang, primer ministro de China, durante una conferencia de prensa.
Con la presencia de 3000 diputados y de los principales líderes chinos, el 5 de marzo pasado se inauguró en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing, la Cuarta Sesión de la XII Asamblea Nacional Popular (APN) de China, presidida por el presidente del Comité Permanente de la APN y uno de los presidentes ejecutivos del presídium, Zhang Dejiang. La APN es el máximo órgano legislativo de China. Se reúne una vez al año por convocatoria de su Comité Permanente y entre sus principales funciones se encuentran las de reformar la Constitución y las leyes, elegir al presidente, al vicepresidente y a las principales autoridades de la República Popular China, aprobar el Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social, así como el informe sobre su ejecución.
En la reunión inaugural, a la que asistieron los principales líderes del Partido Comunista y del Estado chino, Xi Jinping, Li Keqiang, Yu Zheng-sheng, Liu Yunshan, Wang Qishan y Zhang Gaoli, el primer ministro Li Keqiang presentó el Informe sobre la Labor del Gobierno, en el que reconoció que China ha enfrentado la ralentización de su economía debido a factores externos (disminución del crecimiento de la economía internacional y de los precios de los commodities, y volatilidad del mercado financiero mundial) e internos (“contradicciones subyacentes” del país debido al aumento de la presión ocasionada por la desaceleración económica) que todavía seguirán presentes en el futuro inmediato, razón por la cual el Gobierno chino seguirá tomando las medidas necesarias para preservar el modelo chino de desarrollo.
Li Keqiang manifestó que ante el cambio del ritmo de crecimiento económico y las dificultades inherentes al reajuste estructural que tuvo que hacerse mediante la implementación de “políticas estimuladoras”, se tropezó con graves dificultades (como la crisis de las bolsas) a las que se tuvo que responder con mucha eficacia, combinando soluciones inteligentes a corto y largo plazo, y “buscando lo beneficioso y precaviéndonos de lo perjudicial”. El primer ministro chino reconoció que el país seguirá afrontando problemas en el futuro y que los retos por venir serán muy serios, pero que la sólida base material de su economía es resistente y sigue teniendo un gran potencial para continuar creciendo en el futuro.
19 de marzo de 2016. Obreros trabajan en un tramo del Ferrocarril Sichuan-Tíbet, importante proyecto del XIII Plan Quinquenal. Cnsphoto
En el Informe sobre la Labor del Gobierno se ha resaltado que China aplicará una estrategia de desarrollo que promoverá la innovación científica y tecnológica y la iniciativa empresarial. Del mismo modo, se impulsarán reformas en las empresas de propiedad estatal para hacerlas más eficientes y se apoyará el desarrollo del sector privado, anulando normas anticuadas que lo limitaban, impulsando la diversidad y ampliación de los campos de actividad económica privados. En cuanto al medio ambiente, China reducirá las emisiones de los cuatro principales contaminantes, incluidos el dióxido de azufre y la demanda química de oxígeno, que caerán entre el 10 % y el 15 % en el próximo lustro. Finalmente, se ha frenado el crecimiento del presupuesto militar, que es el segundo más grande del mundo después del de Estados Unidos.
El 16 de marzo, durante el acto de clausura de la Cuarta Sesión de la XII APN, fueron aprobados el Informe sobre la Labor del Gobierno, el XIII Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social para el período 2016-2020, el informe del Comité Permanente de la APN, los informes del Tribunal Popular Supremo y de la Fiscalía Popular Suprema, y se aprobó la Ley de la Caridad para proteger los derechos de los donantes y los necesitados y castigar el fraude (hay que tomar en cuenta que China tiene una larga tradición de filantropía y que las donaciones en 2014 superaron los 15.000 millones de dólares). Asimismo, en la XII APN se ha señalado la necesidad de implementar reformas dentro del Partido Comunista de China para lograr fortalecer su liderazgo en la sociedad, que es un punto clave para lograr el “rejuvenecimiento” de la nación china.
El XIII Plan Quinquenal 2016-2020 establece un crecimiento económico anual del 6,5 % en los próximos cinco años. Como han señalado las autoridades chinas, actualmente, un punto porcentual del crecimiento del PIB equivale a 1,5 del de hace cinco años y a 2,5 del de hace diez. El Gobierno de China reconoce que “cuanto más grande es el volumen de una economía, más difícil es que esta crezca”. Sin embargo, el XIII Plan Quinquenal tiene por objetivo que en el año 2020, el PIB y la renta per cápita de la población, tanto urbana como rural, deberán haber doblado para 2020 los registros de 2010. El Gobierno chino ha fijado 2020 como el año para hacer realidad la “meta del centenario” (100° aniversario de la fundación del Partido Comunista de China), de construir una sociedad modestamente acomodada, comprometiéndose a duplicar el PIB per cápita con respecto al nivel del año 2010.
Como se puede observar, los acuerdos tomados en la Cuarta Sesión de la XII APN han puesto mayor énfasis en la prosperidad de la población china. El Gobierno se ha propuesto mejorar el nivel de vida de los chinos ya que “es momento de que el crecimiento se traduzca en beneficios para las masas y no en fortunas para unos cuantos”. El objetivo del XIII Plan Quinquenal aprobado busca erradicar la pobreza y conseguir que la mayoría de la población sea más saludable, tenga una mejor educación y cuente con más y mejores empleos (se crearán 50 millones de nuevos empleos en los próximos cinco años). El presidente chino, Xi Jinping, señaló que el éxito de las reformas futuras debe ser valorado en base a los beneficios que se generen para la gente. Pese a todas las dificultades y presiones del entorno internacional, ninguna dificultad ni obstáculo podrá detener el avance del desarrollo chino.
El círculo virtuoso del crecimiento chino permanecerá por un largo periodo de tiempo.
*Johnny Montalvo Falcón es abogado con doctorado en la Universidad de Alicante (España), catedrático de ESAN y experto en Relaciones Internacionales.