Por LI WUZHOU
Por LI WUZHOU
LAS dudas sobre si China sigue siendo un país en vías de desarrollo se escuchan con frecuencia en toda clase de eventos internacionales. En una conferencia de prensa de las recién clausuradas “Lianghui” (las sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino) en marzo, al primer ministro, Li Keqiang, se le formuló una vez más esa pregunta.
Entre los que se pusieron a especular hubo periodistas y turistas que vinieron a China por primera vez y sólo visitaron las grandes ciudades como Beijing y Shanghai, y políticos que desean que China asuma más responsabilidad en problemas internacionales. No importa como sea, este punto de vista ganó cierto apoyo de la opinión internacional, lo que demuestra por un lado, que los logros de la reforma y apertura de China de estos 30 años son evidentemente vistos y, por otro lado, que la comunidad internacional aún no conoce China profundamente y juzga mal la situación real del país.
No hay que negar que China haya experimentado gigantescos cambios a partir de la aplicación de la política de reforma y apertura. En 1978, el PIB de China tenía sólo 362.400 millones de yuanes, mientras que en 2014 superó los 63 billones, es decir que se multiplicó por 172 en 36 años. El volumen económico también ascendió desde el décimo quinto puesto hasta el segundo del mundo.
La rapidez del incremento y el volumen general de la economía china son impresionantes. Hoy, muchos chinos en las grandes ciudades conducen carros de lujo y salen al extranjero a comprar artículos suntuosos. Además, China actualmente es reconocida como el primer país de comercio y con la mayor reserva de divisas en el mundo, todo eso facilita que se emitan juicios erróneos de la situación general del país.
Un obrero arma andamios en la ciudad de Huaibei, provincia de Anhui.
Sin embargo, esto no puede cambiar el hecho de que China sigue siendo un país en vías de desarrollo. Si dividimos la cifra de 63 billones de yuanes entre 1300 millones de personas, el PIB per cápita de China fue alrededor de 7000 dólares en 2014, inferior al nivel de muchos países subdesarrollados como Botswana, Turkmenistán, Dominica y Montenegro.
Entre los cinco países miembros permanentes de la ONU, el PIB per cápita de China no llega a una séptima parte del de EE.UU., ni tampoco a la mitad del de Rusia, que ocupa el cuarto puesto de los cinco. En la organización de los países en vías de desarrollo Brics, China también está sólo delante de la India, pero detrás de los otros tres miembros.
A pesar de todo esto, hay gente que cree que China se ha convertido en la mayor economía del mundo. En la conferencia de prensa realizada durante la clausura de “Lianghui”, el primer ministro, Li Keqiang, dijo con humor que siempre se sentía engañado al escuchar en el extranjero que China se ha convertido en la primera economía del mundo. Indicó que, de acuerdo con las estadísticas de la autoridad internacional, China es sólo la segunda economía mundial, pero si vemos únicamente el PIB per cápita, China está después del puesto 80.
En vísperas de la Fiesta de la Primavera de 2015, Li Keqiang fue a inspeccionar una aldea en el oeste de China. Visitó a dos familias. Una familia de dos personas, madre e hijo, vivía en una casa donde se colaba el viento por todas las partes. El hijo tenía ya más de 40 años de edad, pero debido a problemas económicos, aún no se había casado. En otra familia, el hermano mayor obtuvo la admisión a la universidad, pero su hermana se vio obligada a salir a trabajar lejos del pueblo natal para sustentar sus gastos escolares, y no volvió a pasar la fiesta.
“Sentí mucho dolor en el corazón. Hay muchos casos como estos en China. Según cifras del Banco Mundial, China aún tiene cerca de 200 millones de personas viviendo en la pobreza. Es un verdadero país en vías de desarrollo”, afirmó Li Keqiang.
Si comparamos a China con EE.UU. en cuanto a su volumen global económico, aunque el país asiático se ha convertido en la segunda economía del mundo, aún está lejos del primer puesto. Esto no solo se evidencia en su PIB per cápita, que ocupa sólo una séptima parte del de EE.UU., sino también en el poderío científico y tecnológico, el nivel educativo de su pueblo, la gobernanza estatal, la producción agrícola, etc.
Citamos aquí el ejemplo de la agricultura. Según el Reportaje de la modernización agrícola de China 2012: la investigación sobre la modernización agrícola, publicado por la Academia China de Ciencias en el mismo año, si vemos los siguientes tres índices: la proporción del valor agregado agrícola, la proporción de la mano obra agrícola y la productividad laboral agrícola, el nivel de la modernización de la agricultura china de 2008 aún dista 108 años de la estadounidense, e incluso dista 36 años del nivel alcanzado por su vecino Corea del Sur.
Lü Mei, funcionaria del proyecto del cambio climático y la pobreza de la organización no gubernamental, Oxfam, me dijo: “como siempre trabajo en las comunidades pobres de China, este país en nuestros ojos no es igual al de los medios de comunicación. China, esencialmente, es un país en vías de desarrollo. Ya sea en cuanto a la infraestructura en las zonas de economía limitada o en cuanto a la capacidad del Gobierno en contra de las catástrofes climáticas, China aún tiene mucho camino por recorrer”.
Hace unos años, invité a una voluntaria beijingnesa a escribir un artículo sobre sus experiencias de trabajo como maestra en Xihaigu, zona pobre del oeste de China. Me contó un caso que la puso triste: durante el invierno helado, un niño de su escuela usaba un par de zapatos rotos que dejaba ver sus talones y su mayor deseo era tener unos zapatos de cuero como los de su maestro.
En realidad, si das una vuelta por China, no será difícil encontrar huellas que evidencien que este país aún está en vías de desarrollo.
Mi pueblo natal es Lianyungang, ciudad de la provincia oriental de Jiangsu. Siendo una de las primeras ciudades costeras abiertas al exterior, Lianyungang puede considerarse un lugar económicamente desarrollado del país. Muchos campesinos convirtieron sus casas en edificios, cuya apariencia se ve bonita, pero al entrar uno descubre que casi no hay muebles adentro porque no tienen suficiente dinero para equipar su casa y vivir con mayor comodidad.
Lo más sorprendente es que esta aldea, al igual que las del interior del país, ha quedado vacía porque todos los jóvenes han ido a trabajar en las ciudades dejando solos a ancianos, mujeres y niños.
Esto me recuerda una foto sobre la vida cultural de una aldea del oeste de China que tomé para publicarla en la revista China Hoy, en la cual aparecía un grupo de campesinas de Sichuan bailando en su tiempo libre. El redactor jefe me aconsejó no publicarla cuando la revisó. Explicó: “¿Ves un hombre en la foto? ¿Te parece que ellas se sienten felices sin sus maridos al lado?”
Aparte del PIB per cápita, la falta de desarrollo de la agricultura es la característica más típica de un país en vías de desarrollo. Gao Feng, representante especial del Ministerio de Relaciones Exteriores de China en la negociación climática, me dijo preocupado: “Un campesino de un país desarrollado puede sostener a más de cien personas. Por ejemplo, Holanda, con un territorio no muy grande, es el tercer país exportador de productos agrícolas. Pero, ¿cuál es la situación en China? Para garantizar la producción de cereales, utilizamos lo más posible la tierra y el agua hasta que las capas fértiles del suelo negro se adelgazaron en las tres provincias del nordeste. Además, muchas colinas también están peladas”.
Cuando los estadounidenses se preocupan por el desenfrenado aumento de las carpas (un tipo de pez) en los ríos de su país, los chinos sienten envidia porque en el suyo, debido a la contaminación y la pesca incontrolable, se ha hecho muy difícil encontrar peces en los ríos. Frente a la excesiva explotación de los recursos como agua, tierra, montaña y bosque, toda la superficie de China necesita descansar y recobrar las fuerzas.
Después de hablar de las aldeas rurales, vamos a ver las ciudades. ¿Por qué hay tanta gente que quiere vivir en la ciudad, a pesar de que el precio de las viviendas es tan elevado? ¿Por qué los graduados universitarios prefieren vivir en el sótano como hormigas en las grandes ciudades como Beijing y Shanghai?
Es porque siendo un país en vías de desarrollo, los recursos educativos, recursos médicos y, en general, la salud pública son muy limitados y están concentrados en las grandes ciudades.
¿Por qué la neblina tóxica y la contaminación industrial no se pueden solucionar en un plazo corto? Porque hay demasiados equipos antiguos y atrasados que necesitan tiempo y fondos para ser renovados, además de que muchas personas necesitan estas fábricas para emplearse, comer y sostener a sus hijos.
Hace varios años era muy popular un dicho en la comunidad internacional que decía “China no es Chad”, refiriéndose a que China no siempre ha sido pobre. Por supuesto, China no es Chad, y Chad no puede compararse con China en cuanto a la extensión de territorio o al poderío integral. Pero, China tampoco es EE.UU. Deseamos con sinceridad que todos los que quieren conocer bien China y se preocupan por este país puedan venir en persona a visitarlo, sobre todo, los lugares no tan desarrollados como Beijing y Shanghai.
No hace falta ir tan lejos como a la zona aislada y pobre de Xihaigu, de la región autónoma de la etnia hui de Ningxia, sino solo basta ir a un lugar a 100 o 200 kilómetros de las ciudades grandes y descubrirá una China que no es Chad, pero tampoco es EE.UU.