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2015-May-28 15:43

Hay que aprender de la experiencia china

Por HU BILIANG y YUAN ZHENG*

CHINA y América Latina, como país y región en vías de desarrollo, comparten muchas similitudes. Ambos, por ejemplo, dejaron la fase de desarrollo en la que dependían de la importación de productos industriales y han pasado a la exportación de los mismos, lo que les ha valido para promover sus propios procesos de industrialización. Sin embargo, los resultados han sido dispares. Después de 40 años de desarrollo, China ha logrado establecer un propio sistema industrial y un sistema de economía nacional, y viene esforzándose por alcanzar un equilibrio entre el aprovechamiento de las inversiones extranjeras y el desarrollo de la economía local. Por su parte, América Latina necesita estimular el aumento de sus inversiones y depósitos, y promover sus exportaciones. En estos aspectos, la experiencia china puede servirle de referencia y modelo.

29 de septiembre de 2014. El primer tren de metro, fabricado por China CNR Corporation Limited, ofrecerá servicios en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (Brasil) 2016.

 
Aumento apropiado de la tasa de inversión

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), indicó que, en algunos campos, el actual modelo de crecimiento de América Latina ya ha empezado a restringir el desarrollo de su economía. Entre las décadas de 1960 y 1990, el comercio y el consumo fueron los pilares del crecimiento económico latinoamericano. Hoy esta situación ya no puede continuar. Tanto el comercio como el consumo de la región muestran ya una tendencia al descenso. Los países latinoamericanos deben cambiar su modelo de poca inversión y mucho consumo. En vista de la experiencia internacional, el consumo no basta para impulsar el rápido crecimiento de la economía de los países en desarrollo.

El rápido crecimiento de China en los últimos 30 años ha dependido principalmente de la estimulación de las inversiones y de las exportaciones, mientras que el consumo interno ocupó una pequeña proporción. El caso de América Latina ha sido todo lo contrario: tanto la tasa de inversión (la proporción que ocupa la inversión total en el PIB de un país durante un año) como la tasa de exportaciones netas han sido bajas. El crecimiento económico ha dependido principalmente del consumo interno.

Según estadísticas generales del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inversión en los países latinoamericanos solo ocupa el 20 % del PIB, casi igual a la proporción que ocupa en los países desarrollados y de Medio Oriente. Sin embargo, en los países en vías de desarrollo de Asia, la proporción puede llegar a ser de entre 35 % y 45 %; sobre todo la de China, que supera el 50 %.

En el presente siglo, la tasa de inversión de China ha mostrado una evidente tendencia ascendente. Entre 2001 y 2012, la tasa subió del 36,5 % al 48,1 %, un crecimiento anual medio de más del 1 %. Afectada por la crisis financiera internacional, la tasa de exportaciones netas descendió continuamente, aunque la tasa de consumo no mostró un cambio notable, solo del 49,6 % al 49,2 %, lo que significa que la cuota que dejó el descenso de la demanda externa fue absorbida por la expansión de inversiones.

¿Cuál es la tasa de inversión más apropiada? Para responder esta pregunta hay que considerar la etapa de desarrollo en la que se encuentra un país y sus actuales condiciones. En general, un 30 % es la tasa de inversión más adecuada para la situación actual de América Latina. Esta tasa, junto con oportunas políticas, ayudará a promover el rápido crecimiento de su economía.

Hoy en día, tanto China como América Latina se encuentran en una etapa de transición en cuanto al modelo de crecimiento económico. La fuerza motriz en China ha pasado de la inversión a la demanda interna y el consumo ejerce cada día más influencia. Mientras tanto, los países latinoamericanos necesitan elevar sus tasas de depósito y de inversión, y priorizar el papel de las políticas industriales y la llegada de inversión extranjera. Por ello, ambas partes pueden sacar provecho de la experiencia del otro, a fin de impulsar una exitosa transición.

Elevar la tasa de depósito

La baja tasa de inversión en América Latina tiene su origen en su baja tasa de depósito. De acuerdo con las estadísticas presentadas por el FMI en 2012, el depósito representó solo un 20 % del PIB latinoamericano. Visto el desarrollo económico global, es muy común el surgimiento simultáneo de un alto incremento y una elevada tasa de depósito.

Hace un buen tiempo que la tasa de depósito de China va por delante en el mundo. A finales de la década de 1980 registró un 30 % y ascendió a más del 60 % en el siguiente decenio. De allí en adelante se mantuvo en alrededor del 70 %. China se ha convertido en el país con mayor suma de depósito y mayor depósito per cápita del mundo.

Los “cuatro tigres asiáticos” —Corea del Sur, Taiwan, Hong Kong y Singapur—también tuvieron una elevada tasa de depósito durante su periodo dorado de crecimiento económico. En 1995, el índice de Corea del Sur, Taiwan y Hong Kong superó el 25 %, mientras que el de Singapur llegó al 50,8 %. En la década de 1980, cuando Malasia, Tailandia e Indonesia se encontraban en una etapa de acelerado crecimiento económico, su tasa de depósito fue también muy elevada.

18 de noviembre de 2014. Un stand de ferretería en China Brand Show realizado en el Centro de Exposición de Anhembi de Sao Paulo, Brasil.

 

Actualización de la estructura sectorial

Afectada por la crisis de la deuda, América Latina experimentó en la década de 1980 un proceso de desindustrialización, el cual condujo a la disminución de su competitividad en la industria manufacturera, que sigue siendo insatisfactoria en el ámbito internacional. De hecho, la industria manufacturera de las tres mayores economías latinoamericanas —Brasil, México y Argentina— representa un 80 % del mercado de la región. Según las proyecciones de la Alianza de Fabricantes para la Productividad e Innovación (MAPI, por sus siglas en inglés), la industria manufacturera de América Latina se incrementará un 2,1 % en 2015.

En los más de 30 años de política de reforma y apertura, la estructura sectorial de China ha cambiado mucho. Su industria manufacturera ha mantenido básicamente un incremento medio anual de entre 12 % y 14 %, un ritmo que colocó a China en el primer puesto a nivel mundial durante 20 años consecutivos. En 2010, el valor añadido de este sector llegó a 1,92 billones de dólares, lo que hizo de China la primera potencia manufacturera. Actualmente, el país viene reajustando y actualizando su estructura económica, cuyo modelo de crecimiento ha pasado de ser de carácter extensivo y expansivo en envergadura a ser uno intensivo en calidad y eficacia. América Latina, por su parte, está también pasando por una reforma estructural económica, sobre todo en el ámbito energético.

26 de abril de 2013. El cohete portador orbital Larga Marcha 2D fue lanzado con éxito en el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, China. Además portó tres satélites pequeños elaborados para Ecuador, Argentina y Turquía. Fotos de Cnsphoto

 

Invertir más en infraestructura

China le ha dado siempre importancia a la construcción de infraestructura, en consonancia con un dicho que reza que “para enriquecerse primero se debe pavimentar el camino”. Citemos como ejemplo el sector del transporte: en 2004, China tenía 1,87 millones de km de carreteras, cifra que ascendió a 4,24 millones de km en 2012. A pesar de que la construcción de autopistas comenzó tarde en China, la longitud total llegó a los 104.500 km en 2013, desplazando a EE. UU. del primer lugar.

En cuanto a la infraestructura latinoamericana, la demanda es mucho mayor que la oferta. En 2010, la región solo dedicó el 3 % de su PIB a este sector. Según el Banco de Desarrollo de América Latina, la inversión no satisfará la demanda a menos que se duplique esta proporción.

Aunque América Latina ha logrado un cierto progreso en este ámbito, este ha sido lento y la situación varía mucho entre sus países. China cuenta con una rica experiencia en la construcción de infraestructura, así como conocimientos específicos y una tecnología madura, por lo que puede servir de referencia a América Latina.

*Hu Biliang es rector del Instituto de Mercados Emergentes de la Universidad Normal de Beijing y catedrático de Economía. Yuan Zheng es posgraduado del Instituto de Economía y Administración de Recursos de la Universidad Normal de Beijing.