Por LIN MINWANG*
¿Cuál es el significado del BAII para China?
LAS relaciones internacionales son como las relaciones interpersonales. Cualquier intento de hacer algo diferente generará controversias y enfrentará obstáculos. Recientemente, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), promovido por China, volvió a estar en el foco de atención de los medios de comunicación. Por un lado, los observadores perciben un “boicot” y un “ánimo suspicaz” por parte de EE. UU. y Japón, los cuales han decidido no participar como países fundadores del BAII y han enfatizado la necesidad de establecer estándares medioambientales y sociales o medidas de protección que correspondan a los aplicados por el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Mundial. Por otro lado, parte de los observadores internos en China están muy entusiasmados y exageran el valor geoestratégico del BAII. Creo que la historia demostrará el valor del BAII, y que su desarrollo no será tan negativo como imaginan los pesimistas ni tan exitoso como lo predicen los más optimistas.
El sentido del BAII para China
El BAII tiene, sin duda, un gran sentido para China. Sin embargo, ¿es realmente, como se ha dicho, una medida que inaugura una nueva era en la historia mundial? Obviamente, es difícil llevar adelante algo con tal nivel de expectativa. Puesto que China no tiene mucha experiencia en la creación de una entidad internacional ni cuenta con todo el personal necesario, el BAII debe sacar provecho de la experiencia de otras organizaciones e instituciones financieras internacionales respecto a la estructura directiva, las atribuciones y responsabilidades del gobernador, entre otros asuntos, y seguir las prácticas internacionales. Además, China, como ella misma ha declarado, no busca contar con un poder de veto en este organismo. Entonces, el sentido que tiene el BAII para China se demuestra en los siguientes tres aspectos:
En primer lugar, China ha empezado ofreciendo productos públicos para la región. El presidente estadou-nidense, Barack Obama, ha criticado a China al decir que durante 30 años este país “ha pedido un aventón” y “le gusta este modo de andar”. No vale la pena responder a esas críticas porque es evidente la contribución china a la economía y la paz mundial. Pero es cierto que China cambió mucho en cuanto a su deseo de ofrecer productos públicos a la región luego del ascenso de su nueva generación de dirigentes. Al visitar los países vecinos, el presidente Xi Jinping ha dicho: “¡Sean bienvenidos a tomar el tren de desarrollo de China! A todos les damos la bienvenida, no importa si lo hacen pidiendo un aventón o abordando un tren rápido”. Estas palabras demuestran, por un lado, que el nuevo líder chino conoce bien el peso de su país en la economía mundial y, por otro lado, el deseo de China de desempeñar un papel más activo en cuanto a impulsar el desarrollo económico regional.
El desarrollo de Asia siempre ha tenido una vigorosa fuerza motriz y ha sido un motor para la economía global, pero su sostenibilidad está restringida por la escasez de infraestructura y capital. Como los países asiáticos no han obtenido suficientes fondos del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Asiático de Desarrollo, desean conseguir más dinero mediante una nueva plataforma, a fin de resolver los problemas de su propio desarrollo. Bajo este marco, el Gobierno chino propuso la creación del BAII, con el objetivo de suministrar inversiones en la construcción de infraestructuras en los países asiáticos y fomentar así el desarrollo económico y social de la región. Algunos países que necesitan con urgencia la financiación y la ampliación del mercado han tenido la iniciativa de solicitar su incorporación al BAII, pues ven una oportunidad de desarrollo y quieren aprovecharla para salir cuanto antes de la crisis financiera.
En segundo lugar, China anhela fomentar en la comunidad internacional la búsqueda de intereses comunes y la colaboración mutua. Aparte de incentivar el desarrollo económico regional, el BAII también satisfará la demanda de diferentes partes internacionales, convirtiéndose de hecho en un producto público de calidad global. Para países como Reino Unido, Francia y Alemania, su calidad de miembros fundadores del BAII les otorgará un mayor derecho a voz en el sistema financiero internacional. Los países desarrollados en las finanzas, como Suiza, Luxemburgo, Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Jordania y Omán, también pueden aprovechar el BAII para redistribuir sus activos financieros en el ámbito mundial. Del mismo modo, los países ricos en recursos, como Australia y Brasil, pueden aumentar la exportación de sus productos minerales y energías debido a la inversión del BAII en infraestructura. En resumen, la fundación del BAII es oportuna y corresponde a la demanda integral de la comunidad internacional.
En tercer lugar, con la fundación del BAII, China lleva a la práctica su nueva ideología diplomática. Después de asumir el poder, los nuevos líderes chinos empezaron a promover, en una postura totalmente nueva por ser el mayor beneficiario de la época del desarrollo pacífico, valores internacionales como la inclusión, la apertura, la consolidación, la cooperación y el desarrollo, así como la eliminación del juego de suma cero y del antagonismo entre países. Además, se viene impulsando el establecimiento de un nuevo modelo de relación entre grandes potencias, el cual plantea una relación basada en la cooperación en lugar de las alianzas, desarrolla la justicia diplomática entre los países en vías de desarrollo y construye una comunidad de destino común con los países vecinos.
En cuanto a la cooperación económica internacional, mediante la creación del BAII, China busca fomentar los principios de tolerancia y presta atención a los mecanismos ya aplicados al construir una nueva configuración financiera de multiplicación y complementariedad. La activa participación de los países desarrollados contribuirá también a la orgánica fusión de la cooperación Sur-Sur y Norte-Sur. China no solo es el núcleo de los países en vías de desarrollo, sino que también sirve de puente de comunicación entre estos países y los desarrollados. El diseño del BAII no demuestra hegemonismo, sino el valor chino de igualdad y beneficios recíprocos. Su fundación corresponde al desarrollo cooperativo regional y satisface la necesidad de inversión en la infraestructura de la región.
El sentido del BAII para el mundo
El valor práctico del BAII para el mundo aún dista mucho de ser realidad. Con su fundación y puesta en funcionamiento, su valor tendrá una proyección mundial, lo que se demostrará en los siguientes tres aspectos:
En primer término, impulsará a las grandes potencias a reafirmar el concepto de que “una causa justa genera amplio respaldo, mientras que una injusta encuentra escaso apoyo”. Todas las naciones podrán ver, desde un ángulo más elevado, la relación entre un país emergente y el país predominante del mundo. La competencia geoestratégica no es todo en las relaciones entre grandes potencias. Al formar parte de una sociedad global, aquellas asumen una responsabilidad en cuanto a la paz y el desarrollo del mundo. Es obviamente inadecuado considerar la política mundial solo en términos de conflictos y oposición. La fundación del BAII hará pensar en cómo debe entrar el mundo en una nueva época de cooperación mutua. Será, sin duda, un fracaso el impedir que China desempeñe un papel clave en el desarrollo económico asiático y que otros países ejerzan su debida influencia internacional. China no tiene el deseo ni la motivación de conquistar el mundo. No se opone a un mundo democrático. Su diplomacia es impulsada principalmente por los intereses de su desarrollo económico interno y no por cierta opinión ideológica de “misión salvadora”. La mentalidad de la Guerra Fría es un modelo de reflexión del pasado. Cualquier país que persista en esa mentalidad pagará un costo gigantesco.
En segundo término, al ser una fuerza motriz exterior impulsará la ya iniciada reforma del régimen internacional. Muchos no sabían que los países en vías de desarrollo tenían opiniones totalmente diferentes en cuanto a las instituciones de desarrollo global lideradas por Occidente. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial nunca han reflexionado sobre si sus recetas son adecuadas para los países en vías de desarrollo o si sus medidas toman en consideración la necesidad práctica de todos ellos. Siempre se han visto como rigurosos y dogmáticos. Aunque el BAII, el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo se complementarán y beneficiarán mutuamente, el modelo de funcionamiento del primero combinará posiblemente las prácticas diplomáticas y de desarrollo económico de China. El mundo necesita la experiencia de desarrollo y de inversión al estilo chino, lo que constituirá el punto exitoso del BAII e impulsará la reforma de otras instituciones internacionales.
En tercer término, contribuirá a explorar un nuevo modelo de cooperación entre mecanismos multilaterales. La construcción de infraestructuras en Asia necesita una inversión gigantesca, difícil de suministrar por un país o un banco. El BAII promoverá, junto con el Fondo para la Ruta de la Seda de China, esta construcción en la región del Asia-Pacífico. Además, complementará el papel de otras instituciones financieras regionales. Por supuesto, además de tomar en cuenta la experiencia internacional, necesita también aprender lo valioso del Banco Mundial, del Banco Asiático de Desarrollo y de otras organizaciones, como, por ejemplo, el sistema de calificación crediticia del financiamiento. Por ello, el modelo de cooperación entre los mecanismos internacionales será establecido gradualmente. Su éxito sentará la base para mayores cooperaciones entre los mecanismos multilaterales.
En resumen, la fundación del BAII tendrá un sentido activo tanto para China como para el mundo. Sin embargo, no será tan importante como exageran algunos estrategas geopolíticos, ni tampoco tendrá un peso tan ligero como lo predicen los pesimistas. Más vale participar con iniciativa que observar a un lado con indiferencia. Es admirable la actitud de impulsar la fundación del BAII, el cual busca contribuir al desarrollo regional y mundial.
* Lin Minwang es catedrático asociado del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Asuntos Exteriores de China, e investigador invitado del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China.