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2013-December-11 09:53

China sigue siendo la locomotora de la economía mundial

Por WANG YIMING

EN 2013, la economía china, en general, ha mantenido su estabilidad. La tasa de crecimiento económico del primer semestre fue del 7,6%, superior a la meta establecida a comienzos de año. El crecimiento de la economía china está en un rango razonable. Algunos índices, sobre todo los relacionados con la vida del pueblo, se mantienen estables. Por ejemplo, el Índice de Precios al Consumidor del primer semestre subió un 2,4 %, 0,9 puntos porcentuales menos en comparación con el mismo periodo del año pasado. Además, se han creado 7,25 millones de plazas laborales en las zonas urbanas, 310.000 más con respecto al mismo periodo del año anterior. En general, todos los indicadores de la economía se mantienen en un rango establecido. En comparación con las principales economías del mundo, el ritmo del crecimiento económico chino sigue siendo el más elevado.

Sin embargo, el crecimiento económico de China viene experimentando un cambio de velocidad. La ralentización del primer semestre, por una parte, tiene que ver con el complicado cambio del entorno económico internacional y, por otra parte, es un reflejo de la rebaja de la tasa de crecimiento potencial de China. La alta tasa de velocidad de dos dígitos está variando al rango del 7 %-8 %. El cambio corresponde con las leyes económicas: según las experiencias internacionales, una economía, después de un largo plazo de crecimiento vertiginoso, presenta un proceso de desaceleración o ajuste.

El cambio de velocidad no supone la pérdida de velocidad. En la actualidad, mantener un crecimiento apropiado es de suma importancia. Si se pierde la velocidad, faltará la base material para la creación de empleos, el aumento de salarios y el mejoramiento de las condiciones de vida, sin hablar de la calidad y eficiencia del crecimiento económico. Algunos creen que la ralentización obliga a un reajuste de la estructura económica, pero eso no significa que cuanto más lento, todo será mejor. Algunos países de la zona euro tienen crecimiento ralentizado, o aun negativo, pero su reestructuración es difícil de impulsar. Una vez perdida su velocidad de crecimiento, una economía entrará en una órbita de descenso y la confianza del mercado se verá muy afectada, lo que impedirá el reajuste de su estructura y dañará sus bases. Todo ello implicará dificultades y costos a la hora de resurgir la economía. Por eso, no podemos estimular el crecimiento económico a ciegas, ignorando el cambio de circunstancias y condiciones, ni dejarlo caer fuera del rango razonable.

Según las experiencias internacionales, una economía, después de un largo plazo de crecimiento vertiginoso, presenta un proceso de desaceleración o ajuste. Por eso, no podemos estimular el crecimiento a ciegas ignorando las circunstancias.

Línea de montaje de Elysee de la tercera planta de la compañía china Dongfeng Peugeot-Citroën Automobile.

 

Una etapa llena de oportunidades estratégicas

China todavía se encuentra en una etapa importante, llena de oportunidades estratégicas y tiene muchas condiciones favorables para mantener su estabilidad económica. Se está llevando adelante la nueva industrialización y urbanización. Las industrias estratégicas emergentes, como la tecnología informática y el ahorro de energía, están en un desarrollo acelerado. El consumo en vivienda, educación, turismo, servicios informáticos, servicios médicos y manutención de los adultos mayores viene creciendo muy rápido en los últimos años. Con el aumento de los ingresos, el potencial del mercado interno está liberándose. Los siete millones de universitarios recién graduados en China generan cada año ciertas presiones en el empleo, pero, a largo plazo, suponen una gran inversión de capital humano. La inversión en la innovación y en la investigación y desarrollo está aumentando. El centro y el oeste del país están recibiendo industrias trasladadas, lo que les otorga una ventaja potencial. La zona costera está acelerando su cambio de modelo, lo que elevará su competitividad. Algunos conflictos acumulados en la etapa de crecimiento acelerado, incluidos los riesgos, se presentan, sobre todo, cuando se ralentiza la economía. Por ejemplo, el exceso de capacidad productiva de la manufactura tiende a ser el más notable. Las dificultades en el financiamiento y el alto costo de las pequeñas y medianas empresas todavía están por resolver. Los posibles riesgos en las áreas fiscales y financieras se están incrementando.

Frente a la actual situación económica, China debe tomar con visión de conjunto el crecimiento estable, la reestructuración y la reforma. En mi opinión, por una parte, hay que insistir en una política fiscal proactiva y en una política monetaria prudente, y para resolver los conflictos y problemas surgidos en la economía se deben tomar medidas que favorezcan tanto el crecimiento estable como la reestructuración y tanto el interés actual como el futuro, evitando así grandes fluctuaciones de la economía. Por otra parte, hay que intensificar el reajuste de la estructura, acelerar la reforma en las áreas clave, desplegar en mayor medida la función del mercado, crear un ambiente de competencia justa, estimular la creación de riqueza en las entidades del mercado, así como fomentar y crear nuevas demandas en el mercado.

China no sufre una recesión económica

Algunos medios de comunicación occidentales no ven con buenos ojos la economía china, y creen que esta adoptará un aterrizaje forzoso. De hecho, como metáfora, el aterrizaje forzoso significa, generalmente, la búsqueda de un bajo crecimiento económico. Es un término que no puede definirse académicamente con un indicador estricto. Creo que el aterrizaje forzoso significa una gran rebaja del crecimiento económico. Sin embargo, en vista de los indicadores macroeconómicos actuales de China, no puede sacarse tal conclusión.

Algunos de estos medios de comunicación y algunos analistas juzgan teóricamente que el suministro de la mano de obra en China está pasando de una etapa de rápido crecimiento, a una de disminución absoluta. La reducción daría lugar a un incremento rápido del costo, lo que causaría un declive económico.

También hay quienes analizan desde la óptica de los riesgos. La deuda local y el sistema financiero, que implican riesgos, podrían sufrir una parada brusca.

El primer punto de vista analiza en base al desequilibrio económico, y el segundo, en base a la acumulación de riesgos. Elevar la calidad de la mano de obra a través de la inversión en el capital humano puede compensar su disminución. En cuanto a los riesgos, China tiene suficiente capacidad para defenderse de estos.

Existe un punto de vista que asegura que la tasa de inversión de China es demasiado alta, y la de consumo, muy baja, por lo que el beneficio marginal está descendiendo. Se sostiene que mantener esta tasa alta a través del bajo costo causará un exceso de capacidad productiva y aumentará los riesgos, lo que dará lugar a un aterrizaje brusco de la economía.

Creo que la alta tasa de inversión de China es razonable. Después de la II Guerra Mundial, los países de Asia Oriental, como Corea del Sur, Japón, Singapur y la región china de Taiwan mostraron este rasgo en su etapa de rápido desarrollo. Una alta tasa de inversión y una tasa de consumo relativamente baja les ayudaron a atravesar la fase de ingresos medios. Sin embargo, algunos países de América Latina y del Sudeste de Asia tienen una tasa de inversión no tan alta y una tasa de consumo relativamente alta, como Brasil.

La transformación de China continúa y la proporción del sector de servicios viene subiendo, lo que impulsará el aumento de los ingresos y elevará luego la tasa de consumo. En el campo de la inversión, el Gobierno ha dejado de lanzar planes de fuertes estímulos y de continuar con una inversión de carácter expansivo.

Joyas de oro en la vitrina. Fotos de CFP
 

La reforma es la clave de la transformación económica

A lo largo de los 30 años siguientes al establecimiento del proceso de reforma y apertura al exterior, China ha experimentado tres etapas de vigoroso desarrollo, cada una de las cuales ha finalizado, casi, a mediados de una década: la primera, de 1981 a 1984, a comienzos del proceso de reforma y apertura; la segunda, de 1991 a 1993, y la tercera, la más prolongada, de 2001 a 2007. Las tres etapas están estrechamente relacionadas con las reformas. La fuerza propulsora del crecimiento económico viene principalmente de estas.

La primera etapa es inseparable de la reforma en las zonas rurales de China. El sistema de responsabilidad por contrata en base a la familia y con el ingreso en función del rendimiento liberó las fuerzas productivas del campo, mientras que el suministro de productos se volvió suficiente y variado. Era una reforma en tiempos de crisis, pues a finales de la década de 1970, es decir, después de la Revolución Cultural, la economía china se encontraba al borde del colapso, y fue la crisis la que obligó a realizarla.

En la segunda etapa, China formuló la economía de mercado socialista. Fue una gran innovación del régimen, el implantar la economía de mercado en un país socialista. Se trató de una reforma de diseño a nivel superior, una innovación teórica de Deng Xiaoping, que impulsó una nueva ronda de desarrollo de la economía china. En aquel entonces, se asentaron las bases de muchos sistemas en el país, incluyendo el sistema financiero, el fiscal y, el de inversión y financiación, que continúan hoy en funcionamiento.

La tercera etapa tiene que ver con la incorporación a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Era una reforma obligada. Para el ingreso a la OMC, China debía observar la reglamentación de esta, lo que le obligó a hacer ajustes en las leyes y reglamentos vigentes. La prosperidad generada por esta reforma continuó hasta 2007.

De allí, se saca una conclusión: sin reformas es difícil lograr una fuerza propulsora de crecimiento. Para coordinar esta relación es necesario buscar un punto de arranque, de acuerdo con los problemas que encontramos en el desarrollo económico.