CHINAHOY

HOME

2017-December-5 15:43

El tanka tibetano avanza hacia el mundo

Por ZHANG XIAO

Tanka con dibujo de los cuatro animales de buen augurio.
 

Wang Rui nació en la pradera de la región autónoma de Mongolia Interior y ama profundamente el arte del tanka y la cultura tibetana. Desde niño tuvo contacto con elementos de esa cultura, como sutras e imágenes del budismo. Más adelante profundizó sus conocimientos con algunos maestros y hoy quiere compartir ese arte con el mundo.

Herencia familiar

Un tanka con la imagen de cuatro animales de buen augurio es la herencia familiar que selló los vínculos de Wang con este arte milenario. La historia de esa imagen lo emociona: “Mi abuelo hacía negocios trasladando materiales medicinales desde Hebei hasta Mongolia Interior. En uno de esos viajes le sorprendió una nevasca y los carros se hundieron en la nieve. Caía la noche y era muy peligroso pasarla en la pradera. Mi abuelo montó en el único caballo de la comitiva y fue hasta la casa de los pastores para pedir ayuda. No tuvo que avanzar mucho para encontrar a uno que, sin aceptar su dinero, les condujo hasta su residencia salvándoles la vida”. El abuelo de Wang se hizo amigo de aquel pastor, quien le regaló el famoso tanka que aún conserva.

La leyenda de los cuatro animales de buen augurio es muy popular en Mongolia Interior y el Tíbet. Cuentan que un pajarito transportó una semilla y que un conejo, al verla, excavó un agujero y la enterró. Poco tiempo después, la semilla brotó y creció un retoño. Un mono, a fin de protegerlo, lo rodeó con ramas de árboles y le quitó las malas hierbas a su alrededor. Un elefante lo regaba diariamente con agua de la fuente montañosa. Gracias al esmerado cuidado de estos cuatro animales, el pimpollo creció hasta convertirse en un gran árbol. Pero sus frutos estaban tan altos que no podían recogerlos. El mono se subió sobre el elefante y el conejo hizo lo mismo sobre el mono y levantó al pajarito, que agarró los frutos. En virtud de esta unión, los cuatro animales repartieron los frutos con todos los del bosque, ofreciendo seguridad y armonía. Este tanka es una muestra de la aspiración de los tibetanos por una vida de unidad y armonía.

Su precioso significado despertó el amor de Wang Rui por “la convivencia armoniosa y la ayuda mutua”, como principio para tratar a los demás.

En el Tanka se utilizan nuevas técnicas, como la de oro negro convexa.


Minuciosa investigación

Para desarrollar este arte particular, Wang viajó por Qinghai, el Tíbet y Nepal, donde realizó profundos estudios sobre la pintura y la apreciación del tanka. Para filmar los antiguos tankas conservados en los templos tibetanos, Wang Rui corrió el riesgo de ser incluso atacado por lobos y yak salvajes. Para explotar los mejores pigmentos de minerales naturales, estuvo caminando varios días por zonas montañosas deshabitadas y soportando hambre. Finalmente llegó hasta la meseta tibetana, ubicada a 5600 msnm, para conocer el origen de una de las escuelas del antiguo arte del tanka.

Debido a las numerosas imitaciones y a su monótono carácter, muchos opinan que los tankas no son arte. Luego de más de 10 años coleccionando y trabajando con magníficas obras, Wang Rui tiene su propia opinión: “El estilo de pintar tankas posee características regionales y un particular criterio estético, en el cual se combinan las imágenes, la composición del cuadro, diseños de colores, pinturas de rostros y las vestimentas peculiares de los budas”.

Enfatiza que debido a su complicado proceso requiere un extraordinario dominio del arte y la técnica. Un maestro en tanka necesita más de 10 años para estudiar y practicar hasta que pueda pintar obras por su cuenta. Normalmente los maestros se jubilan a los 50 años, es decir, el periodo de creación es muy corto y dedican su vida al mismo, por lo que dejan pocas obras de excelencia. El valor artístico de las obras creadas es inestimable.

Por el amor a este arte y para que este tesoro pueda ser heredado y desarrollado, Wang Rui ha estudiado e investigado numerosos documentos nacionales e internacionales, y se percató de que muchos pigmentos habían desaparecido. Para recuperarlos viajó por los países vecinos e introdujo finalmente algunos pigmentos perdidos de la India, Nepal y Mongolia. Igualmente, clasificó y extrajo, de acuerdo con su experiencia, 40 tipos de minerales de estos pigmentos importados.

En 2013 comenzó a estudiar cómo verificar tankas con dispositivos de alta tecnología y estableció un almacén de datos de los mismos y de algunas pinturas al fresco. Usó por primera vez equipos para verificar los pigmentos de los tankas y en solo unos segundos la precisión alcanzó el 100 %.

Wang abrió una base de tankas en Beijing, cuya principal tarea es explorar y buscar pigmentos minerales en extinción. Gracias a sus esfuerzos, más de 18 pigmentos han sido recuperados y verificados en los tankas. La tecnología para moler estos antiguos pigmentos también muestra al público el maravilloso proceso creativo de este arte.

Wang aspira a que tales pigmentos recuperados sean utilizados en esmeradas obras maestras, con el fin de que la técnica pueda ser heredada y las piezas de tankas sigan siendo tan coloridas, aunque hayan pasado ya 1000 años.

Wang Rui relata la historia del Tanka.

 

Hacia el escenario internacional

“Quiero que el arte del tanka llegue al mundo y permita que la esencia de la cultura tibetana sea conocida en cada rincón del planeta”, comenta Wang Rui. Una o dos veces al año organiza exposiciones y muestras mundiales, como la realizada en Malta. “En 2015 llevé mis tankas a Malta, donde despertaron gran atención, y también a sus vecinos europeos. Su televisión central me entrevistó y el profundo interés por el budismo tibetano demostrado por los malteses superó mi imaginación”.

Desde hace seis años se encarga de promover y difundir por el mundo dicho arte, lo que le ha llevado a visitar EE. UU., Australia, Gran Bretaña, Malta, Turquía, la India, Nepal, entre otros países. A medida que se profundiza el desarrollo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el camino de Wang Rui se amplía. “Sabemos que el budismo se originó en la India y que su llegada a las planicies centrales se debió a la antigua Ruta de la Seda, pues por esa ruta no solo el arte de China llegó al mundo, sino que también permitió que culturas exóticas, incluido el budismo, se establecieran en el país”.

Wang descubrió que muchos amigos extranjeros otorgan una gran importancia al arte del tanka. Incluso, muchos expertos e investigadores han realizado estudios acerca de la herencia budista transmitida gracias a la antigua Ruta de la Seda.

A finales de marzo pasado, un francés y su señora visitaron la sala de exhibición de tankas de Wang Rui en Beijing. La señora resultó siendo la sobrina del primer ministro de la India, Narendra Modi. La conversación con este matrimonio le hizo sentir la fusión de la cultura oriental y occidental, y el acelerado progreso de intercambios culturales entre los pueblos a lo largo de la Ruta de la Seda.

En estos años ha coleccionado miles de extraordinarios tankas, que van desde el tamaño de un encendedor hasta uno de 28 metros de altura. Tales obras relatan una historia de mil años, desde el Reino de Guge hasta la República de China. Heredar y desarrollar dicho arte se ha convertido en el centro de la vida de Wang Rui.

 

Arte

  • (Franja y Ruta) Presidente chino pronuncia discurso e...
  • (Franja y Ruta) China y Chile profundizarán asociaci...
  • (Franja y Ruta) China apoya rol de liderazgo de la ON...
  • (Franja y Ruta) Presidente chino espera mayor coopera...
  • (Franja y Ruta) Presidente chino elogia a Malasia por...