Las Grutas Kizil, una ventana al reino de Qiuci
Los trabajos de digitalización de las Grutas Kizil.
LAS Grutas Kizil se ubican en el despeñadero del distrito de Baicheng, ciudad de Aksu (Xinjiang) y, gracias a sus piedras y arenas rojas, parecen iluminarse de ese color bajo los rayos del sol. De ahí su nombre de kizil, que en idioma uigur significa “rojo”.
Las Grutas Kizil son las mayores del antiguo reino de Qiuci (o Kucha) y también las mejores conservadas de Xinjiang. Presentan 10.000 metros cuadrados de murales y se ganaron el nombre de segunda gruta de Dunhuang, además de ser un patrimonio artístico para el mundo. Su construcción comenzó aproximadamente en el siglo III, aunque esta se suspendió entre los siglos VIII y IX.
Al situarse en un lugar estratégico dentro de la Ruta de la Seda, el antiguo reino de Qiuci llegó a ser el centro político, económico y cultural del oeste de China. El budismo comenzó a introducirse en Xinjiang y, luego de convertirse en el “budismo del oeste”, se extendió a las planicies centrales del país. Durante este proceso, Qiuci jugó un rol central y fue una especie de puente debido precisamente a su ubicación geográfica. Asimismo, las grutas fueron una importante forma de difusión del arte budista, expresada en la arquitectura y los murales.
Vista de las Grutas Kizil.
Las grutas de Qiuci albergan frescos de rico contenido, que incluyen historias, leyendas, principios budistas esenciales y complementarios, así como escenas seculares. Algunos expertos sostienen que las grutas son una enciclopedia de la cultura antigua de Qiuci.
Las Grutas Kizil son consideradas la quintaesencia de todas las grutas de Qiuci. El encuentro de diversas culturas de Oriente y Occidente logró impulsar el arte de sus murales a un brillante nivel.
Las Grutas Kizil se dividen en dos clases: una corresponde a las habitaciones de los monjes, que tienen las camas kang (una cama de ladrillos sobre un horno que sirve de calentador), así como otras instalaciones sencillas, y la otra son las salas en donde los budistas realizan sus oficios religiosos. Estas cavernas, de estructuras y usos diversos, son una suerte de apartamentos.
La cueva típica es la de columna central, dividida en una sala principal y una posterior. En la pared frontal de la sala principal se encuentra la estatua de Sakiamuni, mientras que en las laterales y el techo se han pintado las hazañas de este Buda y algunas historias budistas. En la sala posterior se puede ver la imagen del nirvana. Además, sobre la entrada de la sala principal se exhibe una pintura del Buda Maitreya explicando algunos sutras.
Un trabajador del Instituto de Estudios de Qiuci restaura una escultura.
Los murales parecen tener pocos colores, pero son profundos y vivos, con mucho uso del contraste y una extraordinaria expresividad. Cabe mencionar una forma empleada para armonizar la pintura y equilibrar la relación entre los diversos colores, con el polvo blanco y la tinta china como colores medios. Ello lo podemos ver en la figura de la apsara voladora, situada en el techo de la sala posterior de la cueva n.º 1. El hada, con el busto desnudo de color marrón y el pantalón verde, muestra un contraste con el color cálido de la parte superior y con el frío de la parte inferior. Además, su cabello negro armoniza ambos colores. En muchos cuadros sobre leyendas que fueron ubicados en los techos, los pintores usaron polvo blanco para añadir algunos dibujos pequeños bajo la forma de flor de ciruelo, a fin de evitar la pérdida de colorido.
Otra característica es el empleo simultáneo de los colores. El techo suele estar decorado con varios rombos, cada uno de ellos con un fondo, distribuidos según la combinación de colores.
En las paredes de la cueva n.º 38 se encuentran retratados 14 grupos de artistas. Cada grupo está formado por dos personas: una con un color de piel claro y una luz verde sobre la cabeza, y la otra con un color oscuro y una luz blanca, lo que le da un sentido rítmico a la imagen. Los pintores de Kizil buscaron el contraste entre dos colores cercanos en lo frío y lo cálido, así como en el brillo, lo que tuvo una influencia en el desarrollo artístico de las grutas de Dunhuang y en los murales de los templos del interior del país.
Estatua de bronce de Kumarajiva, uno de los cuatro traductores de sutras budistas de China, frente a las Grutas Kizil.
Las Grutas Kizil atraen a muchos visitantes debido a su larga historia y espléndido nivel cultural y artístico. Sin embargo, entre los siglos XIX y XX fueron gravemente destruidas por las expediciones occidentales, las cuales robaron un gran número de murales que hoy se exponen en muchos museos del extranjero. A principios de la década de 1930, un arqueólogo alemán sustrajo más de 100 cajas de frescos locales, conservados ahora en el Museo de Arte Asiático de ese país.
Fundado en 1985, el Instituto de Estudios de Qiuci (Xinjiang), además de participar en los proyectos de protección del Estado y de la UNESCO, organiza a especialistas en la vigilancia y conservación de las grutas, lo que ha permitido salvar valiosos murales y reliquias que estaban por desaparecer. En 2009, el instituto comenzó a trabajar con pinturas a base de minerales, con las que ha obtenido buenos resultados.
Fresco sobre una banda de músicos de Qiuci, en la cueva n.º 38.
Ninfas Celestiales Voladoras en el techo de la sala posterior de la cueva n.º1.
En 2015, el Instituto de Estudios de Qiuci desarrolló, junto con una compañía de Shanghai especializada en imagen digital, el proyecto de digitalización y difusión de las Grutas Kizil. Luego de realizar un escaneo tridimensional de la arquitectura y los murales de 9 cuevas y de obtener imágenes digitales de alta definición, los expertos compararon sus colores y juntaron todas las imágenes, además de crear modelos digitales.
Sala posterior de una caverna de columna central.
El 22 de junio de 2014, en una reunión celebrada en Doha (Qatar), la UNESCO decidió incluir a las Grutas Kizil en la Lista del Patrimonio Mundial, en su calidad de vestigio de la Ruta de la Seda.