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2016-January-14 15:13

Xu Shicheng, el latinoamericanista

Por RAFAEL VALDEZ

Xu Shicheng.

CONOCIÓ al Che Guevara y a Hugo Chávez. Cortó caña en Cuba durante los primeros años de la revolución de Fidel y sembró arroz en unas granjas de Guangdong durante la Revolución Cultural. El profesor Xu es uno de los pioneros de los estudios latinoamericanos en China.

Acaba de ser invitado como observador en las elecciones legislativas de Venezuela. En 2011 publicó la biografía de Hugo Chávez en chino. Recita de memoria los nombres de los últimos presidentes mexicanos. Reflexiona sobre lo que significa la victoria de Macri en Argentina. Sabe quiénes son los principales opositores del presidente Rafael Correa en Ecuador. Y cuando habla de Fidel, el Che y Cuba, su mirada se ilumina. Se trata de Xu Shicheng, de 73 años, profesor-investigador del Instituto de América Latina (ILAS), adscrito a la Academia China de Ciencias Sociales.

“Es uno de los académicos chinos que más conoce América Latina”, afirma el embajador de Venezuela en China, Iván Zerpa. Mientras que para los jóvenes chinos que se han especializado en el idioma de Cervantes, como Wang Luo, periodista de la Radio Internacional de China, “¿quién mejor que el profesor Xu para hablar sobre Latinoamérica?”.

Lo que tal vez pocos saben es que el profesor Xu, antes de aprender español, estudió ruso en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing en 1959. Un año después entró a la Facultad de Español de la Universidad de Beijing.

Su pasión por América Latina comenzó hace medio siglo durante unos años convulsionados en Cuba. “A mí me gustaba mucho la literatura latinoamericana, pero me atrajo más la Revolución Cubana y, después, el Che Guevara. Yo tuve conversaciones personales con el Che Guevara porque llegué a Cuba en enero de 1964 y el Che Guevara salió de Cuba en 1965. Cuando estaba en Cuba, yo asistía con frecuencia a los actos de masas y escuchaba los discursos de Fidel y del Che. Me gustaba ir, sobre todo, a la Casa de las Américas. En este lugar, a menudo había conversaciones y venían los escritores latinoamericanos y dirigentes de las insurrecciones de Guatemala, Venezuela, Colombia… la entrada era libre. La Casa de las Américas está muy cerca del Edificio 12 del Malecón, donde nos hospedábamos los becarios. Yo cada día compraba los periódicos, primero Hoy y Revolución, y después Granma”.

Si bien Cuba marcaría su vida para siempre, él no fue quien escogió ir a la mayor de las Antillas. “No fue una decisión mía, fui enviado por el Ministerio de Educación de China. Además no había intercambio con España, porque China no había establecido relaciones ni con España, ni con Chile ni con México. Cuba era la única alternativa. Mi propósito estaba ya definido: tenía que perfeccionar el español y adquirir los conocimientos sobre América Latina porque yo iba a trabajar en el ILAS”.

Durante su estancia en Cuba, el entonces joven Xu solía ir a las zafras a cortar caña. “Para mí fue una buena oportunidad para conocer el campo de Cuba. Entonces, además de trabajar, yo hacía investigaciones porque me interesaba conocer cómo era el campesino cubano”.

En esa época, el Gobierno cubano les daba mensualmente 30 pesos, equivalentes a 2 o 3 dólares; lo que era suficiente para estudiar y las necesidades básicas. La comida era gratuita. En enero de 1967, después de tres años de estudio, regresó a Beijing a trabajar en el ILAS. Pero entonces, China había cambiado mucho. Un año antes había comenzado la Revolución Cultural. “En el Instituto ya había cesado la investigación, todo el mundo estaba en plena campaña de la Revolución Cultural. Poco después, en diciembre de 1967, tuve que ir a una granja del ejército a trabajar en Shantuo, provincia de Guangdong, porque había una orden de que los estudiantes posgraduados que habían regresado del extranjero tenían que trabajar en las granjas del ejército para cambiar la mentalidad. Entonces estuve sembrando arroz aproximadamente siete meses. Después de terminar mi trabajo en la granja del ejército, tuve que ir durante medio año a una granja civil en Henan. Luego debía volver a trabajar en el ámbito académico, pero como el ILAS dejó de existir durante un período, los que, como yo, sabíamos español, trabajamos en la División de América Latina del Departamento de Enlace Internacional del Comité Central del Partido Comunista Chino”.

La Revolución Cultural terminó en 1976, el ILAS se restableció un poco antes de eso y el profesor Xu se reincorporó. En ese entonces, los temas que más se analizaban eran la revolución cubana, la revolución guatemalteca, la revolución de Nicaragua, las relaciones de América Latina con Estados Unidos. En la década de los setenta, China estableció relaciones con 10 o 15 países latinoamericanos. El profesor Xu fue jefe de la División de los Países Andinos. En 1979 visitó Colombia, Chile, Venezuela y México. Escribió sobre la historia de Ecuador, Bolivia, Colombia, Perú, Venezuela y Nicaragua.

“Después de mi jubilación en 2008, me concentré en estudios sobre la izquierda en América Latina, por ejemplo, el gobierno de Hugo Chávez, ahora de Nicolás Maduro; el de Rafael Correa y el de Evo Morales. Visité Ecuador y Bolivia para conocer cómo gobiernan las izquierdas allí. En 2011 publiqué la Biografía de Hugo Chávez en chino”.

Xu Shicheng con el ex presidente dominicano Danilo Medina Sánchez. Fotos cortesía del autor.

 

Acortar la brecha cultural

Después de hablar con el profesor Xu, dos preguntas quedan en el aire: La primera, ¿cuántos chinos conocen tan profundamente América Latina? Y, la segunda, ¿cuántos latinoamericanos conocen de la misma manera China? El profesor Xu las responde de alguna manera.

“Creo que hace 20 años, los estudios en América Latina sobre China eran bastante pobres, había muy pocos centros de estudios sobre China. El Centro de Estudios sobre Asia y África, del Colegio de México, fue pionero en estudiar sobre China. Pero en los últimos años han aparecido diversos centros sobre China o sobre Asia Pacífico, como en Colima (México), y en otros países como Argentina. Mientras tanto, en los últimos años en China también han proliferado los centros de estudios latinoamericanos. Aún así, la verdad es que, hasta ahora, en China hay pocos conocedores de América Latina. Por ejemplo, en universidades como Beida y Beiwai (en Beijing) hay buenas facultades de español, hay profesores que hablan muy bien español, pero hay poco interés en estudios sobre América Latina. Una parte de los profesores se interesa por la literatura, el realismo mágico de García Márquez, pero no le interesa Hugo Chávez, ni Fidel Castro, ni Peña Nieto. Sin embargo, el interés está creciendo. En la década de los 70, el Ministerio de Educación de China solo permitía que 12 universidades tuvieran facultades de español, pero después la orden del Ministerio se suspendió porque aumentó la necesidad. Hay muchas corporaciones chinas en América Latina que trabajan en minería en Perú o en plantas hidroeléctricas en Ecuador”.

A pesar del camino avanzado, ¿qué hace falta para mejorar el conocimiento mutuo entre China y América Latina? “Para hacer investigaciones sobre AL es necesario saber leer y hablar español, hace falta preparar y formar a nuevos investigadores, que conozcan bien América Latina y dominen el español. Es una lástima que actualmente ninguno de los tres directores del ILAS hable español, pero afortunadamente en el Instituto ya hay 15 jóvenes investigadores bien preparados, ellos son el futuro del ILAS”.

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