CHINAHOY

HOME

2015-September-6 11:23

Un colombiano, el mejor hispano en el Puente Chino

Por RAFAEL VALDEZ

Durante su participación, el colombiano contó sobre el folclore, el café y la literatura de su país.

 

El colombiano Juan Mateo Maya, evocó la magia del Nobel Gabriel García Márquez para destacarse en la última edición del concurso Puente Chino y se convirtió en uno de los seis finalistas. Desde pequeño, China ha estado presente en su vida.

Hay quienes piensan que el destino no existe, sino que cada uno lo va construyendo día a día. Otros piensan que la vida de una persona, desde que nace, ya está escrita. En chino, la palabra “Mìngyùn (命运)” significa “hado” o la fuerza desconocida que, según algunos, obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos. Esa fuerza se ha encargado de que China siempre esté presente en la vida del colombiano Juan Mateo Maya, de 23 años.

Su nombre en chino es 马修 (mǎ xiū). El primer ideograma de su nombre es el del caballo, animal que se caracteriza por su ímpetu, y el segundo “xiu” significa arreglar o reparar, pero Juan Mateo, además lo escogió por aquella enseñanza de Confucio sobre la importancia del 修养 o xiūyǎng, es decir, la capacidad de las personas para autoevaluarse, arreglarse a sí mismas.

Juan Mateo Maya recitando un poema en chino.

 

La primera vez que Mateo vio los caracteres chinos tenía cuatro años. Él acompañaba a su padre a las cenas organizadas por amigos chinos. Su papá tenía un socio chino y se dedicaba a la importación de productos chinos como porcelana y objetos con cloisonné (antigua técnica para decoración de objetos metálicos, en siglos recientes mediante el uso de esmalte vidriado). Este negocio hizo que su familia siempre estuviera muy vinculada con los hijos del dragón. “Desde pequeño ya escuchaba ese idioma que, entonces, me parecía raro y crecí comiendo platos chinos”.

Si bien, su padre ya no importa directamente los productos chinos, la amistad con los chinos se mantuvo y también el interés de Mateo por ese lejano país.

Hace tres años decidió inscribirse en clases de chino en el Instituto Confucio de su natal Medellín. Allí estudió dos años, pero a un ritmo muy lento porque cada semana tenía solo dos clases. Después ganó la beca del Grupo Dirigente Nacional de Promoción Internacional del Idioma Chinola Oficina General del Instituto Confucio, conocido como Hanban, y en 2013 viajó a China para estudiar en la Universidad de Lenguas Extranjeras de Dalian, al norte del país, para estudiar durante 1 año el idioma. En Dalian, su nivel del idioma progresó mucho y su amor por China creció aún más.

Pero no solo ese tipo de amor floreció en Mateo durante ese año de estudio. En Dalian conoció a una japonesa que era su compañera de estudios. Se hicieron novios y cuando terminaron ese año de estudios, ella decidió irse con él a Colombia. Esta pareja procedente de diferentes países siempre dice con orgullo que el chino es su “alcahuete”. Ella ahora estudia español y ya lo habla muy bien. Este año planean casarse.

 Decenas de jóvenes chinas se tomaron fotos con el representante colombiano al que llamaban “shuai ge” (chico guapo, en chino).

 

“Yo estudié chino porque pensaba hacer negocios con China. Pero, con mi novia, tenemos un sueño. Queremos abrir en Asia, aún no sabemos si en China o en Japón, un restaurante de comida colombiana. Quiero mostrarle a Asia una Colombia bonita, una Colombia distinta a lo que siempre han escuchado, esa Colombia vinculada a la mafia y las drogas. Los colombianos y los latinos, en general, tenemos muchas cosas buenas que los chinos no conocen”, dice Mateo.

Este colombiano admite que el desconocimiento es mutuo, los colombianos tampoco conocen China y la tarea de acerca a las dos culturas es ingente. Por eso cree que iniciativas como el concurso Puente Chino deberían multiplicarse porque son plataformas para dar a conocer China en el extranjero.

El Concurso

La participación de Mateo en el Puente Chino también fue producto del “Mìngyùn”. Desde que volvió a Colombia en 2014 no había vuelto a estudiar chino. Un día fue a saludar a unos amigos del Instituto Confucio en Medellín, Colombia, y ellos le propusieron que los representara en el concurso Puente Chino. Eso pasó un par de meses antes de que se realizara el concurso. “Para ser muy sincero, yo no me preparé mucho tiempo para este concurso porque no lo conocía.”

Durante la final, Juan Mateo (segundo desde la izq.) junto al representante de Nueva Zelanda y el de Italia.

 

Llegó a China el 1 de julio. “Fue un mes larguísimo que pareció un año. La primera parte es más tranquila, cuando están todos los competidores, el ambiente es más relajado, pero todo se complicó cuando avanzaban las rondas y nos comenzaron a llevar a distintas ciudades. Nos quedábamos en casas llenas de cámaras que grababan todo el día lo que hacíamos porque este concurso era como un reality show que se transmitía por Hunan TV, así que siempre había una persona encargada de escuchar todo lo que decíamos (como una chaperona), era muy cansado porque no había un solo momento de privacidad. Estuvimos así durante tres semanas. El ritmo de trabajo de los chinos es muy distinto al de los latinos. En mi ciudad, nos levantamos temprano, somos madrugadores y trabajamos hasta las siete u ocho de la noche máximo, pero los chinos se levantan a las ocho de la mañana y trabajan hasta el día siguiente, no paran, entonces había momentos en que yo no soportaba. Hubo días en que me puse a llorar, tenía ganas de romper todo en el dormitorio porque estaba muy tenso. Es muy duro porque además de que estás trabajando todo el tiempo y estás haciendo tareas en un idioma que no dominas completamente, alguien está evaluando tu nivel del idioma constantemente, aparte te mandan deberes que no siempre sabes cómo hacer”, cuenta.

“Uno no sabe lo que miran los jueces. Yo no era la persona con la mayor autoconfianza porque sé que mi nivel de chino no es el mejor. A mí me falta estudiar mucho y los colombianos tenemos el problema de que cuando hablamos otro idioma, lo hacemos con nuestro fuerte acento colombiano y eso afecta cuando estudiamos chino porque es un idioma donde la fonética es tan importante. Pero en el concurso no solo importa el idioma, sino también tu presencia en escena, la naturalidad con la que te expresas, el manejo del público porque, finalmente, esto es un programa de televisión. Y, claro, también importa el hecho de que el público chino te considere “guapo”, que al salir a la tarima te griten “eres hermoso”, todo eso cuenta. Importa mucho el rostro. En este concurso también importan las habilidades histriónicas de los participantes. Saber cantar o tocar algún instrumento musical es un ‘plus’. Si bien, yo no sé ninguna de esas dos cosas, bailo salsa y recito. Eso me hizo ganar mucho apoyo del público”.

Representantes de cinco de los seis países finalistas Camerún, Corea del Sur, Inglaterra, Colombia y Nueva Zelanda (de izq a der).

 

Eso y la fama de Gabriel García Márquez. Cada uno de los 133 compañeros procedentes de 97 países del mundo tuvo que llevar al concurso un obsequio que representara su amor hacia China y, a la vez, que identificara a su país de procedencia. Mateo, inicialmente, pensaba llevar café colombiano, pero después cambió de opinión. Sus profesores y amigos del Instituto Confucio de Medellín le recomendaron que llevara un libro del escritor Gabriel García Márquez que es muy reconocido en China. El consejo fue excelente. Cuando Mateo presentó su obsequio durante una de las fases eliminatorias del concurso, el público lo ovacionó e incluso el jurado lo aplaudió de pie. La magia de Cien años de soledad hizo que Mateo se destacara fácilmente.

Mágico también es el momento que acaba de vivir. De un estudiante común y corriente se convirtió en una estrella de televisión durante un mes. Por ahora, Mateo disfruta el dulce sabor de boca que le dejó este concurso. Al llegar a su país debe sentarse a conversar con su familia y su futura esposa sobre lo que se viene. Por haber sido finalista del concurso acaba de ganar una beca para estudiar una maestría en China. Mateo todavía no tiene claro lo que hará. “Mìngyùn” dirá.

Lazos con Iberoamérica

  • El sueño chino,ml sueño
  • Sesiones de la APN y la CCPPCh en 2012
  • Cumbre sobre el cambio climático de Durban
  • Serpiente emplumada americana y dragón chino
  • Guizhou Mirando hacia el futuro