“Aprendí mucho del pueblo cubano”
TAO Yuping es otro de los 108 jóvenes chinos que en 1964 viajaron a Cuba para aprender español. 16 años tenía cuando quedó entre los más de 90 estudiantes secundarios de Nanjing seleccionados para viajar al extranjero. Cinco décadas después, conversa con China Hoy sobre aquella experiencia y cómo su conocimiento del español lo llevó a encontrar el nombre por el que hoy son conocidos mundialmente los guerreros de Xi’an: terracota.
Tao Yuping (der. de pie) fue el intérprete durante la visita de Fidel Castro a Xi’an en 2003.
China Hoy (CH): ¿Qué cosas de las que aprendió en Cuba todavía forman parte de usted?
Tao Yuping (TY): Yo creo que en el carácter personal, en general, soy optimista. Toda esa generación de estudiantes que terminaban los estudios en la época de la Revolución Cultural, la última revolución de Mao Zedong, con grandes ganas, volvimos al país para servirle con lo que habíamos aprendido. Sin embargo, a todos nos tocaron también años difíciles. Varios años trabajando en el campo. Nosotros estuvimos casi tres años cultivando arroz en el norte del país, donde en invierno hace un frío de más de 20 grados bajo cero. Después, fui a trabajar otro año y medio en un barco fluvial, algo que no tenía nada que ver con la filología española que habíamos estudiado. Pero, a pesar de todo eso, yo creo que si uno podía mantenerse así optimista, esto ha sido porque aprendí mucho del pueblo cubano. El pueblo cubano es un pueblo alegre, contento, con cualquier música se pone a bailar. Aún en los años difíciles, porque volví a Cuba en 1994 cuando la situación estaba muy dura, notamos siempre en Cuba ese carácter. Yo creo que eso ha quedado en mí.
CH: Después de regresar a China ¿cuándo volvió a vincularse con el español?
TY: Después de 18 meses de trabajo en el barco fluvial, se volvieron a abrir las universidades a partir del año 1972. En Xi’an hay una universidad que en esa época se llamaba Instituto de Idiomas Extranjeros de Xi’an. Le escribí una carta al Comité Revolucionario de Xi’an y como dos o tres semanas después recibí otra que decía: lo necesitamos en el Instituto de Idiomas Extranjeros. Poco después, dejé mi trabajo de marinero, con mucha pena porque allí tenía muchos amigos. A partir de junio del año 1972 pasé a trabajar en Xi’an. Desde entonces y hasta el año pasado trabajé en la que ahora se llama Universidad de Estudios Internacionales de Xi’an.
CH: Hábleme de los guerreros de terracota…
TY: Ese museo se abrió el 1 de octubre del año 1979, después de cinco años, cuando se había construido una nave para la fosa n.o 1. Ya se había instalado lo más básico para abrir como museo. Esa fecha, por pura coincidencia, fue la misma en que se abrió China al resto del mundo. Entonces, empezaron a llegar muchas personas. Y desde el año 1988, aumentó mucho el turismo con la película de Bertolucci El último emperador. Fue en ese momento, cuando me metí cada vez más en el turismo. Estuve trabajando en una agencia de viajes como traductor.
Portada del libro Despertado el ejército de terracota Qin, publicado por Tao Yuping en 2001.
CH: También ha obtenido muy buenos resultados como guía de turismo…
TY: China debe tener como 1 millón 200 mil guías turísticos. Más de un millón son guías de cuarto nivel. Cerca de 200 mil están en el tercero. En el segundo, están como cinco mil. En el primer nivel, solamente estamos 22. Yo soy el único de español. El último grupo que atendí fue el año pasado, pero eran amigos mexicanos que vinieron a visitar China. Ellos querían ir al Tíbet y allí, ahora, no hay guías de español en esa zona.
CH: ¿Cómo se empieza a utilizar la palabra terracota?
TY: Con la llegada de los turistas, el museo pensó en publicar sus libros. Quería publicaciones más formales porque yo recuerdo que las primeras publicaciones tenían muchos errores. Por ejemplo, al principio por esa palabra que ahora todo el mundo conoce –terracota- salían palabras muy diferentes para llamar a ese material. Los primeros libros en inglés le llamaban pottery que es como cerámica. Yo, con mi experiencia de trabajo, sé que la terracota no es la misma cerámica. La terracota debe ser una cerámica cocida a más de 900 grados, con una temperatura de cocción mucho mayor que la cerámica normal. Porque en Xi’an y en otras excavaciones encontramos otras cerámicas de la época neolítica que fueron cocidas a 400, a 500 o máximo a 600 grados. Hasta tuvimos que formar como una comisión de trabajo para investigar cómo traducir esa palabra del chino al castellano y a varios idiomas. Varios profesores de la universidad discutimos durante un par de semanas. Yo hasta encontré una palabra en castellano: ‘cres’, que es tierra cocida a alta temperatura. Pero, hacía falta algo más universal. Finalmente, tuvimos que ir al latín, como se hace en la medicina, en la zoología o en la botánica. Y en latín apareció la palabra ‘terracota’, que aparecía en los diccionarios como tierra cocida a alta temperatura. Los primeros libros siempre fueron en inglés o en japonés. Los de español salieron más tarde. A Xi an iban muchos japoneses. El último libro que escribí fue en 2005, con las tres fosas abiertas.
Tao Yuping (centro en cuclillas) junto a sus compañeros de estudio, en 1964 en Siboney, La Habana, Cuba.Fotos cortesía del entrevistado.
TY: Trabajando en Xi’an, los señores de la oficina de Asuntos Exteriores de la provincia me conocían y sabían que yo hablaba español. Entonces, cuando había visitas de jefes de Estado, de ministros de países hispanohablantes, ellos me llamaban. Entonces, me llamaron para decirme que tenía que recibir a una persona importante. Les pregunté quién podía ser. En esa época, las visitas oficiales se guardaban como secretos. No como ahora que se empieza a hablar desde una semana o dos semanas antes. Pocos días antes de la visita, porque teníamos que hacer una reunión para preparar, ya supe que era Fidel. A Fidel lo vimos un par de veces en La Habana, en los años de estudio, porque, a veces, aparecía en la universidad con sus discursos. Pero así, de estar tan cerca de él, nunca me lo imaginé. Entonces, hicimos todos los preparativos con mucho cuidado. De las visitas recuerdo que fuimos donde los guerreros de terracota, fuimos a ver la Pagoda del Ganso Salvaje, al Museo de Historia, al Centro de Control de los Satélites. De todas esas visitas, las dos que recuerdo con mucha frescura fueron la de los guerreros de terracota y la visita a una familia de una campesina. De los guerreros, yo no me imaginaba que Fidel conociera tanto, tan lejos que está un país de otro. Pero muy pronto me di cuenta de que Fidel, seguramente, había leído mucho antes de llegar. Estaba informadísimo. Me di cuenta por las preguntas que me hizo, preguntas de un especialista. La visita a la familia también me impresionó mucho porque la señora de Xi’an era muy simpática. Era la época de una fruta importante de esa zona llamada caqui. La señora puso caqui y otras comidas. Se lo ofreció a Fidel. Yo sabía que el caqui no le caía bien. Le dije a la señora: no, caqui no, que no lo puede comer. Pero la señora era muy simpática e insistió en que lo comiera y Fidel se comió un caqui. Fidel me dijo que ya tenía 68 años en esa época.
CH: ¿Qué le preguntó Fidel cuando supo que usted estudió en Cuba?
TY: Me preguntó en qué parte. Le expliqué que primero en la escuela Máximo Gorki y después en la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Habana. Recuerdo que cuando le dije que había estado en la zafra, en el corte de caña y todo, sonrió con una sonrisa que salió de su corazón y de su barba. A todos nos encantó su visita. Es que Fidel pertenece a esa generación de los héroes de la revolución. En el mundo, quedan muy pocos y cada vez menos dirigentes de esa fama.