“Cuba es un país muy lindo”
Li Lianfu, entonces embajador de China en Cuba, con Fidel Castro, en la recepción por el Día Nacional de China en 2005.
EXDIRECTOR General de América Latina y el Caribe del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista de China, exembajador de China en Cuba, actual vicepresidente permanente de la División Iberoamericana de la Asociación China de Exestudiantes Retornados del Extranjero. Intensa ha sido la vida de este hombre que desgrana sus recuerdos en un fluido español. Dieciocho años tenía cuando viajó a Cuba para aprender la lengua de Cervantes, hace cinco décadas. Li Lianfu comparte sus vivencias con China Hoy.
China Hoy (CH): ¿Cómo llegó a formar parte del grupo que viajó a Cuba?
Li Lianfu (LL): Fue un proceso un poco complicado porque, primeramente, el Ministerio de Educación Superior mandaba avisos a distintas ciudades y las ciudades seleccionaban las escuelas, porque en aquel momento, había centenares de escuelas secundarias para seleccionar unos 100 estudiantes. Entonces, las autoridades de Beijing designaron algunas escuelas secundarias importantes o de alto nivel. En esas escuelas, seleccionaron a los mejores estudiantes. Hicieron un examen. Nos escogieron según las notas, las actitudes políticas, también la buena salud y, sobre todo, tener las mejores notas en inglés y en chino.
CH: Cuando lo escogieron ¿sabía que estudiaría español?
LL: No, no lo sabía. Al final, me dijeron que sí, que fui seleccionado, que iba a estudiar al exterior, pero no supe a qué país, ni qué idioma.
CH: ¿Cuándo lo supo?
LL: En el mes de julio de 1964. Salimos en septiembre. Antes de salir, nos organizaron algunos cursillos, algunas visitas en Beijing y en otras ciudades. Llegamos a Cuba el 17 de septiembre de 1964.
CH: ¿Había oído hablar de Cuba antes de su viaje?
LL: Claro. Aunque éramos jóvenes, todos gritamos Cuba Sí, Yanquis no. Y sabíamos cantar algunas canciones. Antes de ir a Cuba, no sabía ni una letra de español.
Li Lianfu (tercero de la izq.), junto a sus compañeros de estudio, luego de un partido de tenis de mesa, en Cuba, en 1965.
CH: ¿Qué recuerda de cuando llegó a Cuba?
LL: Lo primero que recuerdo es que Cuba es un país muy lindo. El pueblo cubano es muy amistoso con China. Y las profesoras muy responsables, muy experimentadas. En los primeros años de la revolución cubana, Cuba también tenía dificultades, pero nos ofrecieron, el pueblo y el gobierno de Cuba, las mejores condiciones para estudiar y para vivir. Eso nos ha dejado una impresión muy profunda y nunca lo olvidaremos. Con un año de estudio, pudimos hablar y escribir español en lo fundamental.
CH: ¿Cómo fue el programa de estudios?
LL: El primer curso, en una escuela llamada Pepito Mendoza donde se enseñaba español a extranjeros, anexa al Instituto de Lenguas Extranjeras Máximo Gorki. Estudiábamos casi todo el día. Tres horas en la mañana y tres en la tarde, con textos preparados por la directora de la escuela, la doctora Luisa Lima, muy experimentada. Gracias a eso, pudimos lograr progresos tan rápidos. También charlábamos con el pueblo para practicar el español.
CH: Y luego, a la universidad…
LL: A la escuela de letras de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Habana.
CH: ¿Qué otras cosas recuerda con especial significación de su estancia en Cuba?
LL: Además del pueblo, también su líder. Cada discurso de Fidel, lo escuchábamos, aunque no podíamos comprender todo. En la calle, cuando nos veían los cubanos nos llamaban: chinito, chinita. En una forma muy cariñosa. También nos cuidaban muy bien los administradores de la escuela. El primer año nos alojamos en cuatro casas. En cada casa, había una cocinera para prepararnos la comida, comida cubana.
CH: Y con la comida ¿tuvieron problemas?
LL: Al principio, algunos. Yo recuerdo que no se acostumbraron a la comida local. Entonces, se comía mucho el chile, pero después, rápidamente, nos acostumbramos a la comida cubana. Hasta hoy día a mí me gusta la comida cubana. El arroz con frijoles, el arroz con pollo… muy sabroso.
CH: ¿En qué otras actividades participaron?
LL: Cuando estudiamos en Cuba, además del intenso estudio, también participamos en muchas actividades sociales con los becarios cubanos. Por ejemplo, participamos en el corte de caña. El corte de caña fue muy duro.
Li Lianfu (primero sentado de la izq.) junto a compañeros de estudio en la embajada de China en Cuba, 1964. Fotos cortesía del entrevistado
LL: No. Yo soy de Beijing y en Beijing no se cultiva caña. También participamos en el rescate en las calamidades ciclónicas. Fue en 1966. Antes de la llegada del ciclón, Cuba trabajó muy bien con los pronósticos climáticos. Entonces, nos sacaron de los edificios para lugares seguros. Entre nosotros y los estudiantes cubanos, seleccionaron algunos que sabían nadar bien y participamos como voluntarios en el rescate. Ese año fuimos a Pinar del Río, en camiones sin cubierta. Todo el día bajo aguaceros. Fuimos a cortar plátanos porque si antes de la llegada del ciclón, se corta la mata de plátano, se logra que las pérdidas solo sean para esa cosecha. Ese día sentimos mucho frío por la lluvia en el camión. En los camiones gritábamos consignas revolucionarias para entrar en calor. Gritábamos así: ¿Qué somos? Somos socialistas. ¿Qué seremos? Seremos comunistas. También participábamos en la guardia. Con un fusil, para proteger la escuela donde nos alojábamos. Era un edificio de 20 pisos que estaba en 12 y Malecón. A principios de los años de la revolución, todavía había algunos sabotajes por lo que se necesitaba que hiciéramos guardia. Toda la noche. Era por turnos de 3 o 4 horas. También participamos en trabajos voluntarios.
CH: ¿Por qué regresaron en 1967?
LL: Porque estalló la Gran Revolución Cultural. En el país, también se suspendieron los estudios en todas las escuelas. Regresamos para participar en esa revolución llamada cultural.
CH: ¿Qué pasó con usted?
LL: En el 70, primeramente, trabajé en una escuela como profesor de lenguas extranjeras, dando clases de español a alumnos secundarios. Fui director de la sección de español de la Escuela de Lenguas Extranjeras de Beijing, que actualmente forma parte de la Universidad Normal de la Capital. Después fui a trabajar al Departamento Internacional del Comité Central del PCCh. Fue en 1978.
CH: ¿Cuántos países latinoamericanos ha visitado?
LL: Casi todos. Solamente me falta Paraguay, donde estuve, pero de paso.
CH: ¿Cuántas veces visitó Cuba?
LL: No las he contado, pero en la década del 90, anualmente.
CH: Hábleme de su labor como embajador en Cuba.
LL: Me siento muy orgulloso de haber tenido esa responsabilidad. Cuando fui embajador, tuve el privilegio de tener muchos amigos, incluso dirigentes de alto nivel. En esos años, las relaciones entre los dos países avanzaron más con los esfuerzos mancomunados de ambas partes. En todos los terrenos, no solamente en el terreno político, también en lo económico, lo educativo, lo cultural, etc. Cuando trabajaba como embajador atendí la visita de Estado del entonces presidente Hu Jintao. Esa visita tuvo mucho éxito con 16 acuerdos de cooperación en muchos terrenos. En 2005, visitó China el compañero Raúl, como segundo secretario del partido y vicepresidente primero de los Consejos de Estado y de Ministros. También fue una visita muy exitosa. Estoy muy de acuerdo en que los dos países somos hermanos, somos amigos, somos compañeros. Hay un gran futuro entre los dos países. Estoy muy contento con la entrevista con usted porque yo creo que aprovechando esta ocasión de los 50 años podemos recordar muchas cosas buenas.