Bazhong, la ciudad de la tranquilidad y la belleza
Aldea de Jiangkou, distrito de Pingchang.
BAZHONG, una pequeña ciudad en el noroeste de la provincia de Sichuan, emana el brillo y la tranquilidad del campo, lo que incentiva a que uno se quite todas las máscaras para mezclarse, únicamente, con el entorno natural. Un paseo por Bazhong, se dice, es como estar rodeado por una llovizna brumosa, capaz de despertar nuestros más tiernos recuerdos.
La pintoresca ciudad, que se asemeja a una pintura al óleo de Monet, se encuentra incrustada en la falda sur de las imponentes y extensas montañas Daba. Situada en medio de tres grandes ciudades (Chengdu, Chongqing y Xi’an), Bazhong se asienta también a lo largo de la línea divisoria entre el sur y el norte de China. La ciudad de 12.000 km² combina la grandeza del norte chino con la calidez del sur. Ha sido, asimismo, un canal histórico para el intercambio cultural entre el norte y el sur del país, y testigo de las dinastías Qin(221 a.e.c.-206 a.e.c.) y Han (206 a.e.c.-220), del periodo de los Tres Reinos (220-280) y de la campaña del Ejército Rojo (1927-1937).
Hace más de 5000 años, diversos grupos humanos, conocidos como los Ba, vivieron y prosperaron en esta tierra. La antigua Ruta Micang, construida hace 3000 años, se extendió a través de las montañas Daba, donde la civilización del río Amarillo y la cultura Bashu se entremezclan. Los antiguos pueblos ubicados a lo largo de la ruta dan también testimonio de la prosperidad de Bazhong, que fue un importante centro para el intercambio político, económico y cultural entre el norte y el sur de China.
Bazhong tuvo una importancia estratégica desde los tiempos antiguos y, por ello, los líderes feudales solían competir por su dominio. La hermosa Bazhong ha sido también tierra fértil para la exquisita poesía.
Hojas rojas en la montaña Guangwu.
Grutas asombrosas
Durante las dinastías Sui y Tang (581-907), no solo las caravanas de comercio pasaban, incesantemente, por la antigua Ruta Micang. Los monjes itinerantes también la frecuentaban. El pintoresco paisaje los incentivó a que peregrinaran sin pensar en el retorno, lo que los llevó a crear pinturas murales en las grutas y a utilizar minerales locales como pigmento. Las ahora llamadas Grutas de Bazhong son los mejores ejemplos de la época más floreciente de la dinastía Tang.
Bazhong goza de la reputación de ser “la ciudad de las grutas” y sus numerosas cuevas son ampliamente conocidas. Las más grandes y mejores conservadas son las Grutas de Nankan, 179 cuevas enumeradas que albergan unas 2700 estatuas budistas.
Si bien las Grutas de Yungang, en la provincia de Shanxi, son conocidas por su grandeza, las Grutas de Nankan son famosas por sus esculturas pintadas. De hecho, al llegar a la cima de la montaña y observar los 200 metros de largo del acantilado, las estatuas de brillantes colores ofrecen una magnífica vista. Estas estatuas combinan la belleza en la forma y el espíritu. Las magníficas y espléndidas grutas exhiben representaciones sociales de un floreciente período de la dinastía Tang. Por supuesto, en esta hermosa vista no faltan las obras hechas en dinastías posteriores.
“Las Grutas de Mogao son la envidia del mundo, pues acumulan más de 1000 años”, declaró el famoso erudito y escritor chino Yu Qiuyu. La visita a las Grutas de Bazhong ofrece una sensación similar.
Estatuas budistas en las Grutas de Nankan.
Bosque en la cuenca alpina de la montaña Kongshan.
La magnífica montaña Guangwu
El nombre Guangwu deriva del panorama de nubes y niebla que se encrespa a lo largo del año. Quizá sea una montaña que carezca aún de leyendas y anécdotas, pero esta desconocida elevación nunca ha decepcionado a sus visitantes por su belleza lejana e intacta.
La mejor temporada para visitar la montaña Guangwu es en otoño, ya que sus hojas rojas por doquier la asemejan a un mundo de cuento de hadas.
Para apreciarla hay que tener una amplia visión. La montaña Guangwu está dentro de las montañas Micang. Si observamos a las montañas Micang en un mapa de China veremos que se asemejan a una esmeralda incrustada en el corazón del país. Las montañas Micang son una zona de transición que une a las montañas Qinling en el oeste y a las montañas Daba en el este. De este a oeste, las montañas Micang tienen la forma de un arco. En la parte norte es plano y se encuentra Hanzhong, una localidad grande de la provincia de Shaanxi, y en el lado sur está la cuenca de Sichuan, conocida como “la tierra de la abundancia”. Situadas en la zona de intersección de las corrientes frías y cálidas, las montañas Micang son ricas en vegetaciones singulares, aves exóticas y animales poco comunes, con una superficie forestal de más del 95 %. Si las montañas Micang son una vasta y gloriosa pintura al óleo, entonces la montaña Guangwu es el toque final.
Flores de azalea en la montaña Guangwu.
Lo primero que nos sorprendió de la montaña Guangwu fue su inmensidad y abundancia, pues nos llevó cerca de cinco horas recorrerla en coche desde su base hasta la parte superior. Si las montañas Huangshan son como un bonsái apreciado por los dioses, entonces la montaña Guangwu es el gran jardín favorecido por los dioses. Pese a que toma alrededor de una semana recorrerla en profundidad, muchos visitantes regresan una y otra vez para contemplarla desde diferentes puntos de vista durante las cuatro estaciones”.
Muchas personas prefieren establecer un adjetivo para cada atractivo turístico. Por ejemplo, el monte Emei es “el elegante”, el Parque Nacional del Bosque Zhangjiajie es “el extraño” y el monte Huashan es “el peligroso”. La montaña Guangwu, sin embargo, se caracteriza por su variedad de peculiares picos, extrañas rocas y aislados valles. Si uno aprecia los pinos en las montañas Huangshan, rinde veneración al cielo en la montaña Taishan y ora en el monte Jiuhua, ¿qué se podría hacer en la montaña Guangwu? ¿Mirar las nubes y la niebla? A uno le encantaría permanecer sumergido en este país de las maravillas de nubes y de niebla, pero después que las nubes se disipan y la bruma se dispersa, el otoño de hojas rojas en todos los montes nos quita el aliento.
Si solo usáramos una palabra para describir a la montaña Guangwu, creemos que esta debería ser “noble”, por sus paisajes extravagantes y su pasado sencillo.
La montaña está cubierta de nubes y de niebla durante las cuatro estaciones: a veces se asemeja a una delicada hada que vaga en sus momentos de ocio, o a mangas anchas que entrelazan las laderas de las montañas. Otras veces se parece a un papel de embalaje que envuelve totalmente la cumbre, o a un ligero velo que solo logra tapar la mitad de un pico.
Al igual que otras montañas, los paisajes de Guangwu varían en cada estación. En primavera, las flores de la montaña están en pleno florecimiento y, en verano, los árboles ofrecen una agradable sombra. A finales de otoño hay hojas tan brillantes que es como si se encendiera el fuego. Y en invierno, la montaña y los árboles de hielo y nieve se asemejan a un mundo hecho de jade y cristal. Sin embargo, hay una diferencia respecto a otras montañas, especialmente en la primavera: las flores no son abundantes en la montaña, sino que florecen en diferentes altitudes. A menudo, cuando las flores a los pies están en pleno florecimiento, las que están en la parte superior solo están en yemas.
Cuando el viento otoñal apenas acaba con la ola cálida, diversos colores empiezan ya a aparecer sobre el fondo de color rojo. La inmensa montaña se convierte en un mar multicolor.
Un movimiento de la corteza de hace 1400 millones de años ocasionó la formación de la montaña Guangwu (la cual es, incluso, más antigua que la cuenca Sichuan), lo que generó las condiciones para la existencia y evolución de muchas plantas propias de la paleobotánica. Debido a la intersección de las corrientes de aire del norte y del sur, aquí el clima es tibio y húmedo, con estaciones bien marcadas. En la montaña se encuentran actualmente más de 120 especies de plantas preciosas en peligro de extinción y 2300 variedades de flora y fauna.
En la ladera norte de la montaña Guangwu se extiende un valle conocido como el Valle de Perla, donde se distribuyen 18 lagos con sus cascadas correspondientes. La mayor caída de agua tiene decenas de metros de ancho y más de 100 metros de alto. Sin embargo la pareja más bella de lago y cascada es aquella conocida como “el velo de la novia”. La caída de agua mide unos 30 metros de alto y desciende a través de varios pisos, por lo que tiene la forma de un velo de novia.
Inscripciones en piedra que elogian las montañas de la ciudad de Bazhong.
El misterioso río Nuoshui
Si la montaña Guangwu fuera el hijo del pueblo de Bazhong, entonces el río Nuoshui sería la hija preferida. Los asombrosos grupos de cuevas en la orilla constituyen su mayor atractivo. Centenares de cuevas de diversos tamaños se esconden debajo de los acantilados o al lado de los arroyos y cascadas, formando laberintos que ofrecen mucha diversión a los exploradores.
Actualmente, en la cuenca del río Nuoshui hay decenas de cuevas ya abiertas al público. Entre estas, destaca la cueva Zhongfeng.
El nombre de Zhongfeng se debe a un poema escrito por el emperador Jianwen, el segundo emperador de la dinastía Ming. En 1402, Jianwen fue derrotado por su tío, Zhu Di, el príncipe Yan, después de tres años de guerra civil, y fue obligado a vagar en el anonimato. Muchos años después, llegó a esta cueva y dejó el verso.
La cueva Zhongfeng, de 15 km de largo y 600.000 m² de superficie, se divide en tres pisos. Es la cueva más grande del país en la que está permitido el paso de los turistas, con una superficie abierta al público de unos 300.000 m², que incluyen 12 zonas, 36 cuevas interiores, 72 laberintos y 108 puntos de interés. Una pasarela en lo alto, de más de 1000 metros, conecta las 12 zonas y 5 ríos subterráneos. Para entrar en la cueva hay que tomar un tren ligero y recorrer unos 2 km. En la profundidad de la cueva se puede navegar en barco. En su parte más estrecha no puede andar más que una sola persona a la vez, pero en el sector más ancho caben miles de visitantes.
A diferencia de otras cuevas que se formaron, por lo general, hace más de 1000 millones de años, la cueva Zhongfeng es de hace solo unos 500 millones de años, cuando había un inmenso mar en este lugar. Debido a su “juventud”, en la cueva puede observarse, por completo, su proceso de formación y evolución. Por eso es considerada por los entendidos como el museo geológico de las cuevas del mundo.
En la ciudad, además, hay muchos otros puntos de interés ansiados por los turistas, como los bosques primitivos, el valle Linjiangli, la cuenca alpina, el mar de bambú de 1400 hectáreas de extensión, el bosque de piedras, etc. Los abundantes recursos turísticos son la riqueza de la ciudad, pero a veces generan también nostalgia y asombro en los visitantes, debido a la incapacidad de ver todos éstos en una sola ocasión.