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2013-December-11 16:49

La aldea miao de Basha

Por LAO HU

HACE años, en una revista, vi la fotografía de un grupo de hombres vestidos con ropas oscuras, moños en la cabeza y rifles de caza sobre los hombros, quienes estaban de pie frente a una aldea. El pie de foto decía: “Los últimos pistoleros tribales de China”. Se trataba de pobladores de la aldea de Basha, en la prefectura autónoma miao y dong de Qiandongnan, en Guizhou, al sur del país. De vez en cuando me ponía a pensar en aquellas personas, en sus orígenes y en cómo la sociedad contemporánea ha afectado sus vidas. La curiosidad, finalmente, pudo más. A principios de este año emprendí un viaje a Guizhou para conocer a estos cazadores tribales en su aldea natal.

Basha, posiblemente, es la última aldea en China donde se permite portar armas.

 

Un pueblo antiguo

El distrito de Congjiang, en la prefectura autónoma miao y dong de Qiandongnan, provincia de Guizhou, está a seis horas y a 255 km en auto desde la famosa zona escénica de Guilin. El viaje de 9,6 km hacia la aldea de Basha, por la carretera X883, toma otros veinte minutos.

Basha significa “abundante” en la lengua de la etnia miao. Situada en las faldas de la Colina de la Luna, la aldea cuenta, ciertamente, con abundantes arboledas de bambú y verdes bosques. Sus pobladores trabajan los andenes de las zonas más bajas. La aldea se compone de cinco comunidades miao que suman una población total de 2000 habitantes. Los moños característicos que usan los hombres de Basha, sus escopetas y los viejos árboles que rodean sus hogares son considerados los “tres tesoros” de la aldea de Basha. Al igual que otras aldeas étnicas, la mejora de las comunicaciones ha permitido una mayor accesibilidad, por lo que se ha convertido en algo así como una atracción turística.

Basha es el único lugar en China que está exento de la estricta prohibición sobre posesión de armas de fuego. Una consideración especial del Gobierno permite al 80 % o más de los propietarios de la aldea portar sus tradicionales rifles, cuyo alcance se limita a los veinte metros. Las armas son fabricadas por artesanos locales de Guangdong y Longtu, en el distrito de Liping, prefectura de Qiandongnan. Los hombres en Basha consideran a sus escopetas como preciosas reliquias de familia que pasan de generación en generación. Generalmente vestidos con ropas oscuras, con un cuchillo en una funda tejida en la cintura y con el rifle al hombro, los hombres de Basha se parecen a los antiguos guerreros.

Las comunidades miao viven en la aldea de acuerdo con la antigua tradición, según la cual “los hombres cultivan y las mujeres tejen”. Ellos viven de la agricultura y de la caza, y los dioses del sol y de los árboles son sus deidades. Las canastas que vi allá, de las cuales colgaban pescados, fueron una muestra del papel que sigue jugando la pesca como fuente de alimento, además de la agricultura y de la caza, aunque en menor medida que en épocas anteriores.

Historias sobre pilotes

Los aldeanos de Basha viven aún en tradicionales casas sobre pilotes, algunas de las más viejas techadas con corteza de árbol. Las exuberantes arboledas de bambú actúan como fronteras naturales entre los grupos de viviendas. Se dice que la casa más antigua, cuyos pilares y columnas fueron cortados y moldeados con hacha, fue levantada hace 250 años. Las casas de reciente construcción tienen características relativamente modernas, como ventanas de vidrio en lugar de tablas deslizantes que permiten la entrada de la luz solar, pero conservan la estructura arquitectónica común. Los primeros pisos de estas viviendas sobre pilotes son usados como almacén o para la crianza del ganado. El segundo piso es generalmente la sala de estar y goza de una impresionante vista de los tejados y de las espirales de humo que salen desde las otras cocinas, con los andenes como telón de fondo. En lugar de camas, los aldeanos duermen sobre esteras en el suelo.

Los más jóvenes aún conservan las tradiciones, pero aprecian también las comodidades de un estilo de vida más moderno, aunque en un grado mucho menor que los habitantes de la ciudad. Los residentes más antiguos han visto ciertos cambios, como baldosas en los techos —en lugar de una pila de cortezas de árboles—, las cuales a menudo recubren con chapas de acero, lo que los protege de las tormentas y vendavales.

El tramo más antiguo en el pueblo se compone de troncos tallados y de barandillas de madera a cada lado. La ladera ascendente de la calle está acordonada con hileras de caballetes de madera, de 5 metros de alto y 4 de ancho, en las cuales se secan las espigas de arroz. Después de la cosecha, las laderas resplandecen gracias a estos manojos dorados.

Aldea de Basha.

 

La cultura miao

El pueblo de Basha tiene un estilo característico al vestir. Los hombres llevan chaquetas negras cortas con botones redondos de cobre que se fijan en la parte izquierda y también pantalones rectos negros. Las mujeres usan chaquetas negras que sujetan la parte delantera, así como faldas cortas plisadas, embellecidas con batiks y bordados coloridos. Sin importar la edad o el género, las prendas de todos los residentes miao en Basha son de una tonalidad índigo y tejidas a mano, las cuales se asemejan a una tradicional tela china. Estas son teñidas con el jugo de las hojas de Baphicacanthus cusia. Se les añade clara de huevo para hacerlas resistentes a la lluvia, dándoles una calidad correosa. La tela a veces parece brillar, quizá debido a que fue lanzada una y otra vez a las tinajas de tinta, en lugar de ser lavada.

Los hombres de Basha hacen grandes esfuerzos para mantener su peinado característico. Este se logra cortando con una hoz todo el cabello, excepto en la parte superior de la cabeza, donde se hace un moño, o hugun, como es llamado en la lengua de los miao. La leyenda cuenta que esta distintiva característica es un legado de Chi You, un mítico guerrero de la antigüedad y ancestro de la etnia miao. Apenas aprenden a hablar, los niños miao saben que hugun significa masculinidad y fuerza. Los hombres, por lo tanto, lo usan de por vida y lo han hecho por generaciones. Sin embargo, todos los pequeños que vimos llevaban pañuelos en la cabeza. Comprendimos que solo los niños que participan en actuaciones folclóricas exhiben abiertamente su hugun.

Los pobladores nos dijeron que sus vidas eran despreocupadas gracias a la sabia decisión de sus antepasados, quienes eligieron como hogar un lugar rico en recursos forestales. Como el pueblo de Basha venera a los árboles, estos no son cortados a menos que sea necesario. Además de los florecientes bosques, Basha cuenta también, de manera abundante, con otra especialidad local, el bambú, que puede ser visto en todas partes. Muchas aldeas están construidas en medio de tranquilas áreas de bosques de bambú. Cuando uno de nosotros sugirió, medio en broma, desenterrar algunos brotes de bambú fresco para llevar a casa, los pobladores aclararon que ello equivaldría a un sacrilegio.

Según los instrumentos pesqueros colgados en la pared, se puede deducir que los bashaneses se dedicaban a la pesca y la caza como su principal oficio.

 

Cambio y transición

Aunque la aldea de Basha honra sus tradiciones tribales, ello no ha impedido su asimilación de la sociedad moderna. Basha difiere de otras atracciones turísticas en muchos aspectos, sobre todo en su indiferencia a vender productos de fabricación local a los visitantes.

Antes de partir, almorzamos en un albergue, desde cuyas ventanas tuvimos una clara vista de todo el pueblo y de sus habitantes en plenas labores. Casi podía leer sus pensamientos: la vida no volverá a ser la que era antes de que Basha se convirtiera en una atracción turística. El estilo de vida original ha sido sustituido por un modo de vida más agitado. Atrapados en medio de la civilización antigua y la modernidad, los pobladores parecen un poco aturdidos. Han perdido su pasado y lo que el turismo traerá a esta aldea está aún por verse.

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