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2013-September-3 10:20

Beijing, “la ciudad prohibida”

No regalar relojes ni vivir en el cuarto piso son solo dos de las “prohibiciones” que en Beijing se toman muy en cuenta. No son prohibiciones oficiales, pero influyen en el día a día de la capital china. Una ciudad moderna y tradicional, liberal y conservadora, atea y supersticiosa. Todo eso es Beijing.

Por RAFAEL VALDEZ

La ciudad prohibida vista desde el parque Jingshan. Rafael Valdez

CERCA del imponente y moderno Centro Nacional de Artes Escénicas que se construyó especialmente para los Juegos Olímpicos de 2008 todavía existe un hutong. Así se les llama a los tradicionales callejones chinos que guardan el estilo arquitectónico del Beijing antiguo y donde antes vivían muchas personas. Tan solo con cruzar una calle es posible viajar en el tiempo. Una calle separa la edificación metálica del Centro y sus bien cuidados jardines, de las pequeñas casas de ladrillo gris y los callejones angostos, donde aún las familias se transportan en bicicletas, juegan damas chinas en la vereda y tienen un baño comunitario.

Sí, esa es Beijing, una ciudad de contrastes que, según un reciente informe realizado por el Citibank, será una de las cinco mejores ciudades del mundo para hacer negocios y vivir en el año 2020.

Es la ciudad de los mil y un templos, de los parques gigantes, de los restaurantes más diversos, pero también de las edificaciones vanguardistas, como el Estadio Nacional “Nido de pájaro” y el Centro de natación o “Cubo de agua”.

En Beijing es posible recorrer la moderna avenida Chang’an, donde hoy tienen oficinas más de 120 empresas de las 500 mayores del mundo, y después de un par de cuadras llegar a la calle Wangfujing, donde se come escorpiones.

Aquí es posible tomar el “tren bala” que alcanza los 300 km por hora y llegar en solo 5 horas a Shanghai, pero también se puede ver en las calles a muchos chinos que van a sus trabajos en bicicletas o tricimotos.

Es la ciudad de los casi 20 millones de habitantes a donde llegué a vivir sin saber ni una gota de mandarín, por lo que al principio tuve que comunicarme con señas porque el inglés no ayuda, ya que pocos lo hablan por desconocimiento o timidez.


En Mutianyu, uno de los sectores de la muralla china.

Cuidado con los números

Detrás del desarrollo económico de China no hay secretos, sino una meticulosa planificación de décadas. Esa planificación que caracteriza a los chinos es una herencia de su historia.

Recorrer los templos es una experiencia impactante y hasta abrumadora porque la historia detrás de cada detalle es abundante. Por ejemplo, el lago Kunming, que está en el Palacio de Verano, tiene forma de durazno porque es la fruta que representaba la longevidad en la cultura imperial china.

Asimismo, la principal estructura del Templo del Cielo es el Templo de Rogativas por las Buenas Cosechas. Esta sala está sobre una terraza de mármol de tres niveles cubiertos con un techo en forma de paraguas. Los cuatro pilares centrales que sostienen ese techo simbolizan las estaciones del año y los 12 que respaldan el siguiente anillo representan los meses del año. Todas estas columnas de madera sostienen el techo sin clavos ni cemento.

Es paradójico que la misma civilización que planifica cuidadosamente los detalles de sus construcciones, deje al azar algunas de sus decisiones más importantes. Por ejemplo, una pareja de recién casados prefiere tener un hijo en el año lunar del dragón en vez del año del cordero porque el primero augura un mejor destino. Asimismo, dar un regalo en China no es tarea fácil.

Ni se le ocurra obsequiar un reloj. En chino, el ideograma 钟, que significa “reloj”, tiene la misma pronunciación que 终, que es “final”. Y dar un reloj como regalo –送钟- suena parecido a 送终, que es “ir al funeral”. Entonces regalar un reloj es como decirle a alguien que desea que le quede poco tiempo de vida. Así como lo lee.

Y ni hablar de todas las creencias en torno al número 4. Es muy común que en los altos edificios chinos y los hospitales no haya el piso 4 porque el carácter que significa 4 (四) se pronuncia “si” y suena más o menos como el de la muerte (死).

Y si por “desgracia” uno alquila un departamento en el cuarto piso de un condominio seguramente su precio de alquiler será más barato que el resto.

Por el contrario, el número 8 es signo de buen porvenir. Por eso hay quienes creen que no fue coincidencia que la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing haya sido el día 8 del octavo mes de 2008, a las 8 de la noche. De hecho, según el plan inicial, los Juegos iban a celebrarse desde el 25 de julio hasta el 10 de agosto, pero el Comité Organizador, aduciendo condiciones meteorológicas adversas, pidió el aplazamiento.

Verdad o no, lo cierto es que en China los números tienen un significado especial y de acuerdo con su significado hay ciertas “prohibiciones” que los chinos respetan. En la Ciudad Prohibida, por ejemplo, el número 9 es una constante. Este imponente recinto, considerado el corazón de la capital, cuenta con 9999 habitaciones y está circundado por un muro de tres kilómetros. Además está rodeado por un río de 52 metros de ancho. Durante la época de las dinastías, los emperadores vivían allí junto a su esposa y todas sus concubinas.

La Ciudad Prohibida es llamada así porque durante más de 500 años fue la residencia de los emperadores y muchas de sus áreas estuvieron prohibidas para los ciudadanos comunes, quienes incluso afrontaban la pena de muerte si osaban profanarla.

Este Patrimonio de la Humanidad, según la Unesco, posee tres palacios importantes: el de la Armonía Suprema, el de la Armonía Central y el de la Armonía Preservada. En estos casos, la palabra “armonía” revela el deseo de los gobernantes por mantener la estabilidad del país.

Por otro lado, el número 9 también es clave en el Templo del Cielo. En este lugar originalmente el emperador realizaba ritos solemnes para pedir por una buena cosecha. La geometría del Altar Redondo, donde se hacían los sacrificios, gira en torno al número 9 y sus múltiplos. Los números impares eran considerados celestiales. El nivel superior del Altar está formado por nueve anillos de piedras y cada uno de ellos tiene un número de piedras múltiplo de 9, por ejemplo, el noveno anillo tiene 81 piedras y así sucesivamente. Como estos, podría describir muchos detalles curiosos en torno a los números.

Por eso, uno de los mejores consejos que puedo darle es que si viene a Beijing busque un buen guía turístico que sepa todos los detalles de las edificaciones antiguas. En esos lugares nada es casualidad, todo tiene una explicación que de seguro lo dejará sorprendido. Pero si solo camina por los templos y jardines lo único que conseguirá es terminar exhausto porque en China las dimensiones cobran otro sentido. Créame, acá lo grande es muy grande.

Huang Huacheng. Rafael Valdez

Los gustitos de

la emperatriz

Uno de los principales atractivos de Beijing, y mi preferido, es el Palacio de Verano, un jardín gigante de 290 hectáreas. Aunque el original fue destruido en el siglo XIX durante la Segunda Guerra del Opio, años después, la emperatriz madre Cixi malversó fondos de la Armada para reconstruirlo y utilizarlo como su sitio de descanso.

Esta emperatriz es un personaje polémico de la historia china. Se la considera maldita porque fue capaz de encerrar a su propio sobrino, el emperador Guangxu, cuando este trató de hacer una reforma política que no fue de su agrado. En el palacio aún está la habitación donde el emperador vivió años sin poder abrir puertas ni ventanas.

Otra de las joyas del Palacio de Verano es el Gran Corredor, un pasillo techado de más de 750 metros de longitud que está a orillas del lago Kunming. En el techo del corredor hay más de 14.000 pinturas con paisajes e historias del país.

También destaca el fastuoso Barco de Mármol, que era utilizado por la emperatriz madre Cixi para celebrar fiestas. Los chinos consideran a este barco como un símbolo de la corrupción porque allí la emperatriz celebraba grandes fiestas mientras el país estaba en decadencia económica y era invadido.

Para los amantes de la historia, visitar Beijing es un manjar. Los chinos están muy orgullosos de su cultura milenaria, que hoy es un gancho para atraer a quienes prefieren lugares con historia.

Beijing es la ciudad con más palacios, jardines, templos y tumbas imperiales de China, y probablemente del planeta.

Nido de pájaro. Rafael Valdez

Sobre la muralla

¿Alguna vez se ha imaginado ver la imponente muralla china bajo el agua e incluso navegar sobre ella?

No, no es una broma. Si bien el sector de la muralla que más se promociona turísticamente es Badaling, hay más lugares desde donde apreciar esta maravilla del mundo. Considero que Huanghuacheng es uno de los más impresionantes.

Fue construido en la dinastía Ming hace más de tres siglos y está ubicado a 65 kilómetros de Beijing.

Su nombre en chino significa “flor amarilla” porque cuando llega el verano, todo el área se cubre de flores de ese color.

Aunque sus peldaños han sido renovados para que los turistas puedan recorrer sus casi 11 kilómetros de longitud, todavía hay áreas donde se conserva la muralla original, pero obviamente está desgastada y no está permitido el paso.

Hay quienes desisten de ir a la muralla por lo cansado de subir y bajar escaleras interminables. En parte es cierto, pero Huanghuacheng es más que eso. Este lugar es propicio para remar en familia o con amigos.

Hay partes donde, por la erosión, la muralla ha quedado bajo el agua y es posible navegar sobre ella. La mezcla del gran lago, las flores amarillas y el incandescente sol del verano hacen de Huanghuacheng un verdadero espectáculo.

Y para quienes prefieren la adrenalina también pueden rentar uno de los “carros anfibios” y vivir la experiencia de entrar al lago en un carro que flota y también escala montañas. Todo esto hace de Huanghuacheng un lugar 100 % recomendable.

Los hutongs son museos vivos de la vida antigua en Beijing. Rafael Valdez