Harbin, un país de las maravillas de hielo y nieve
Por WEN XINGYU, ZHU LIDAN y QIN XIAOYAN
HARBIN, la cuidad más grande del extremo noreste de China, fue la cuna de las dinastías Jin (1115-1234) y Qing (1644-1911). Tras la construcción del Transmanchuriano en 1896, empezó a tomar la forma de una ciudad moderna.
A finales de la década de 1930 había medio millón de inmigrantes rusos y medio millón de chinos viviendo en la ciudad. Mientras evolucionaba como nudo comercial internacional en la primera mitad del siglo XX, Harbin dio refugio a más de 160.000 inmigrantes de 33 países y numerosas transnacionales y bancos se instalaron en ella. Veinte países abrieron consulados en la ciudad.
Su historia sin igual ha conformado su cultura particular y su atmósfera. La fusión de las culturas occidental y china ha creado un paisaje urbano híbrido. En el complejo arquitectural de más de 470 edificios históricos situado alrededor de la Calle Central y en el viejo distrito de Daowai (conservado intacto hasta la fecha) uno puede ver una gran variedad de estilos arquitectónicos: barroco, clásico, romántico, judío y ruso. Estos edificios, construidos en diferentes periodos tanto por chinos como por extranjeros, se han convertido en una valiosa herencia cultural para Harbin y la han hecho merecedora del nombre de Museo de Arquitectura Internacional.
La Calle Central
Coger un taxi y cruzar las anchas y modernas avenidas o las estrechas viejas calles de Harbin es quedar cautivado por los variados estilos arquitecturales venidos de todo el mundo, y que están presentes en sus diversos edificios. La Calle Central, que posee la arquitectura más característica, es el paradigma de la cultura y la historia de la ciudad.
Esta calle fue construida en 1898, ha sido testigo de las vicisitudes de la zona comercial y ha contribuido a su prosperidad. Su arquitectura, una mezcla única de rasgos europeos y orientales, le ha merecido su fama del Moscú y el París del Este.
Hoy es fácil para los turistas olvidarse del frío invernal mientras deambulan por esta calle buscando el encuadre perfecto. Caminar sobre los centenarios adoquines es estar rodeado de construcciones que todavía exudan una presencia imponente tras más de cien años de clima extremo en Harbin. De alguna manera, estos edificios singulares forman un armonioso conjunto, aun a pesar de su individualidad.
La Catedral de Santa Sofía
En medio de la confluencia de estilos arquitecturales, hay docenas de iglesias que forman una parte importante de la historia de Harbin. Junto con la llegada de los negociantes internacionales y diplomáticos se produjo un aumento de la actividad religiosa que alcanzó su cumbre durante la década de 1932-42, cuando los inmigrantes rusos de cada confesión podían encontrar un lugar donde acudir a rezar. Sus estilos, tan variados como la ciudad que los rodea, se han sumado al único y atractivo paisaje de Harbin, y la cultura que trajeron consigo permanece como una característica particular de la ciudad.
La joya de la corona del legado cristiano local es la Catedral de Santa Sofía, la cual es al día de hoy una de las edificaciones más magníficas de la ciudad. Fue construida por una división de infantería estacionada en 1907. En 1920 Santa Sofía era la mayor iglesia ortodoxa del Lejano Oriente.
Esta catedral de ladrillos rojos, de 53,35 m de altura, presenta la tradicional forma de cruz, mientras que la sala principal está cubierta por una enorme cúpula de estilo bizantino verde, rodeada por cuatro torrecillas de estilo ruso. En el interior, imágenes adornan las paredes y una gran lámpara cuelga del techo. El campanario tiene siete campanas de bronce. Un campanero puede tocar un repique acompasado sirviéndose de las manos y los pies.
Rodeada por calles rebosantes de autos y de empleados de camino al trabajo, la iglesia es una escena congelada del pasado de Harbin. Mirando a la gran iglesia y escuchando el repicar de las campanas al anochecer, uno puede fácilmente escapar del tiempo e imaginarse cien años atrás, cuando los inmigrantes rusos frecuentaban el lugar y los píos curas cantaban salvas vestidos con sus ropas negras.
Un país encantado de hielo y música
Aun a pesar de que Harbin está cubierta por la nieve y el hielo durante largos períodos del año, los ciudadanos de la ciudad no se dejan vencer por el duro clima. Es en pleno invierno cuando la ciudad está más espectacular y activa, cuando las esculturas de hielo surgen entre sus más imperecederos edificios.
Con el anochecer, la belleza de su pasado arquitectónico se sumerge en las sombras y un nuevo mundo cobra vida. Incluso en la más helada noche uno puede vislumbrar a la gente bailando, entreoír la melodiosa música llevada por el viento del piano, del violín y del acordeón. Por la noche, el espectáculo de la ciudad es tan impresionante como durante el día, aunque mucho más deslumbrante gracias al resplandor de las luces multicolores sobre las esculturas de hielo de todos tamaños, creando un país de las maravillas de hielo.
En invierno, Harbin, la capital de la provincia nororiental china de Heilongjiang, es como un país de las maravillas cubierto de hielo y nieve, recogido por el serpenteante río Songhua. La abundancia de nieve y hielo, sus irrepetibles paisajes y su historia y cultura sin par, amalgamados con la arquitectura de Europa continental y el vivaz carácter de su gente, se unen para crear un irresistible encanto para los turistas.
Un país de las maravillas congelado
La noche cae y la oscuridad arropa a Harbin, convirtiendo la bulliciosa ciudad en un mundo diferente. Sus edificios históricos se perfilan sobre el cielo negro azulado, bajo el cual las esculturas de hielo y nieve cobran vida con las luces multicolores.
Aunque posee cuatro estaciones marcadas, la mención de Harbin siempre evoca la imagen del invierno, el cual es largo en el glacial norte. Además de las atracciones disponibles todo el año, como el Parque del Tigre Siberiano o el magnífico Palacete Volga, las actividades invernales, como el Festival Internacional de Hielo y Nieve de Harbin y la estación de esquí más grande de Asia, Yabuli, atraen a turistas de todo el mundo a desafiar sus temperaturas bajo cero.
Cada año, durante el Festival Internacional de Hielo y Nieve de Harbin, las calles y los parques son decorados con esculturas y estructuras de hielo. El tema de este año es Mundo de ensueño: Mágicas animaciones de hielo y nieve. El espectáculo, de 80 días de duración, empezó el Día de Año Nuevo y está repleto de versiones en hielo y nieve de animaciones, acrobacias y otras actuaciones realizadas sobre un escenario de hielo, con esculturas y sorpresas de nieve y hielo en cada esquina. Entre las animaciones más destacadas están las interpretaciones del videojuego Angry Birds, de Los Pitufos y de la película La edad de hielo, hechas por sus propios creadores.
La exposición de arte en escultura Isla del Sol de Harbin también regresará con el tema Mundo de nieve, sueño de nieve. Aquí la gente podrá disfrutar de siete sectores cuidadosamente dispuestos, cada uno centrado en un tema, incluyendo el Preludio al sueño, Este marzo y el Vals de la edad floreciente.
Creaciones todavía más heladas pueden ser encontradas en el parque temático de hielo y nieve en Valle Feliz del Songhua, al norte de la avenida Zhongyang, sobre el río helado. Aquí uno puede ver a la gente de la ciudad participando activamente en antiquísimos pasatiempos, como ir en trineo o tirar peonzas de hielo.
Harbin es también notable por su torneo de natación de invierno, realizado a temperaturas tan bajas como 30 grados bajo cero. Este año, más de 500 participantes de 39 equipos de toda China y Rusia asistieron a esta competición deportiva, marcando un récord en número de equipos y atletas participantes.
Aparte de estos deleites de temporada hay otras sorpresas que valen la pena visitar, como el ya mencionado Palacete Volga. En los últimos años los edificios del palacete han sido restaurados y vueltos a ser abiertos al público. En 2007 la Iglesia de San Nicolás se convirtió en el primer edificio abierto después de ser restaurado y más tarde fue convertida en una conocida galería de arte. Desde entonces, muchos antiguos edificios rusos han sido restaurados y nuevas construcciones han sido erigidas a su alrededor. El Hotel Volga, el Salón Pushkin y la Casa de Baños Banya han sido construidos siguiendo la arquitectura de estilo ruso y sus instalaciones están diseñadas para satisfacer las necesidades de los visitantes. Jóvenes rusos cantan y bailan cada cierto tiempo canciones tradicionales rusas en los magníficos salones del Palacete Volga.