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2012-March-1 15:05

Kaili, un lugar agradable para la vista y el oído

Kaili, un lugar agradable para la vista y el oído

Por WU MEILING

Kaili es la tradución de una palabra del dialecto de la etnia miao que significa “arar la tierra”. Se encuentra en lo profundo de la cordillera Miaoling, en la meseta Yunnan-Guizhou, y fue el hogar que escogió una rama de los miao al finalizar un largo recorrido en el que cruzaron montañas y ríos. Hoy en día, es la sede del gobierno de la prefectura autónoma de ese grupo y de los dong de Qiandongnan, una de las ciudades con mayor proporción de minorías étnicas del país y uno de los 18 anillos de protección de la cultura ecológica del mundo.

Gran cañón del río Bala.

El origen de esta localidad data del Período de Primavera y Otoño (770 -476 a.e.c.), cuando perteneció al reino Zangke. En el Período de los Estados Combatientes (475-221 a.e.c.) fue territorio de los reinos Yelang y Qielan, y en la dinastía Qin (221-206 a.e.c.) se convirtió en parte del distrito de Qielan. El gobierno de la dinastía Yuan (1206-1368) promovió la institución tusi en regiones de minorías étnicas y asignó un administrador a Kaili. De esta forma su nombre entró en la historia.

Una canción antigua en la aldea de Jidao.

Río Bala

A ambas orillas del río Bala, entre una frondosa vegetación verde, se localizan numerosas aldeas miao, como si se tratase de una cinta de seda que ensarta las perlas de un collar. De vez en cuando por esos lares se escuchan canciones folclóricas de una y otra aldea.

Veinte minutos después de partir de Kaili, llegamos a la primera aldea turística, Nanhua, situada en medio de los pinos y bambúes, a media cuesta de una montaña a la orilla del Bala. Cuando llegué, el sol se estaba poniendo y los arreboles del atardecer teñían de rojo las casas diaojiaolou (sobre pilotes).

Como estas moradas típicas de los miao se construyen fundamentalmente de abeto chino, desde lejos son divisadas como si fueran pinturas colgadas en las montañas. La entrada de la aldea, recién construida, está de espaldas a la montaña y de frente al río. Pasando por debajo del gran letrero “Aldea Miao de Nanhua”, aparece un puente techado, construcción especial en todas las aldeas de esta etnia, que se conoce en chino como fengyuqiao (puente del viento y la lluvia).

La aldea se distingue por su limpieza y orden. Las casas diaojiaolou se construyen siguiendo la inclinación de la cuesta montañosa y se dividen en dos partes: aldea arriba y aldea abajo.

En mi recorrido no pude encontrar al viejo rector de la escuela, a quien pensaba entrevistar, pero hallé a su mujer, cuya belleza me sorprendió. Pese a sus 60 años de edad, la señora conserva una figura agraciada y tiene una cabellera opulenta y negra. Me confesó que nunca se lava el pelo con champú, sino con las plantas que recoge en la montaña, las cuales ha utilizado desde niña, aunque no sabe sus nombres. Todos reconocen la hermosura de las mujeres miao y ellas guardan el secreto por el que son merecedoras de esa reputación.

Ceremonia de recibimiento a los huéspedes distinguidos.

A mí me gustan mucho las casas diaojiaolou, sobre todo aquellas con ristras de maíz y pimentón colgadas bajo el techo y al lado de las ventanas, que recuerdan a quienes nacieron en el campo su infancia y sus antepasados.

La aldea de Jidao, a 2 km de Nanhua, es otro de los asentamientos con siglos de historia. Los árboles, senderos, almacenes de cereales y canciones centenarias de este lugar revelan el carácter laborioso y la sabiduría del pueblo miao y acrecientan mi admiración y respeto hacia ellos.

Según un popular refrán que los kaili utilizan para describir los paisajes del río, “A lo largo del Bala, a cada tres li (un km equivale a dos li), hay una aldea, y a cada cinco li, se encuentra un pueblo”. Ciertamente, los misteriosos y bellos valles y los pueblos ribereños animan a continuar el camino.

Montaña Xianglu, custodio silencioso

La primera montaña de Qianyang, Xianglu (incensario), se encuentra a 13 km al oeste de la ciudad de Kaili. Entre unas colinas de menos de 500 metros sobre el nivel del mar sobresale la cumbre Xianglu, de una altura máxima de 1.233,8 m, cuyo nombre responde a su similitud a un incensario. La montaña es extremadamente empinada y sólo un sendero en espiral permite llegar hasta la cima. Este ha sido siempre un lugar estratégico desde el punto de vista militar, al que poca gente sube durante casi todo el año. Pero el 19 y 20 de junio, cuando se celebra el festival del alpinismo, un hormiguero de gente se reúne en sus estribaciones y asciende hasta la cúspide.

En la montaña abundan los árboles, el bambú y las rocas extrañas y es común que esté cubierta por las nubes y la niebla. Además, decenas de miles de hectáreas de tierras son dedicadas al cultivo de productos como el té, que aquí era ofrecido como tributo a los emperadores de las dinastías Ming y Qing. En 1952 también fue obsequiado como regalo al entonces presidente Mao Zedong.

La cueva profunda de Yaozi, las reliquias del Pabellón del Emperador de Jade o el Tablero de Ajedrez de las Siete Hadas convierten a esta elevación no sólo en un sitio de paisajes naturales pintorescos, sino también histórico. Sin embargo, como se encuentra en uno de los extremos del país, no tiene todo el reconocimiento que merece. Pero Kaili empieza ya a convertirse en un nuevo punto de interés turístico.

Gannangxiang

Gannangxiang en la lengua miao tiene el sentido de “un lugar ideal en el curso inferior del río”. Hace 500 años, la familia Wu construyó el Salón de Lusheng (instrumento musical de viento compuesto de tubos de caña que toca esta etnia, así como los yao y los dong) y desde entonces, del 16 al 20 del primer mes del calendario lunar, se ha celebrado ininterrumpidamente el Festival de Lusheng.

Durante miles de años de mudanza, el lusheng ha acompañado siempre a los miao y se ha convertido en parte imprescindible de su vida y símbolo imperecedero de la etnia. Todas las melodías interpretadas con este instrumento terminan con la sílaba “mou”, que significa “ir”.

El proceso de elaboración del lusheng, que se hace totalmente a mano, consta de cuatro fases: confección del cubo, elaboración de los tubos de resonancia, producción de la lengüeta y, por último, calibración. Según el alcalde de la aldea, la fabricación del lusheng se ha heredado durante 18 generaciones y el instrumento se vende no sólo en Qiandongnan, sino también en otras provincias e incluso en varios países del sureste de Asia, Europa y América.

En la aldea de Shiqing tuve la oportunidad de ver una pintura de Yang Zhenxing, un artista miao de 50 años de edad, en la que aparecen dos jóvenes montados en un buey con unos cuernos exageradamente grandes. A su alrededor hay un fénix y varias urracas, mariposas y murciélagos, algunos de los cuales se posan en los cuernos y otros en la cola. Lo más interesante es que el fénix está bebiendo una leche en la que nadan varios peces. Los colores que usa son muy llamativos y alegres.

Mitología de los Ge y leyendas de los Xi

La aldea de los Ge, en Matang, a 20 km del centro de la ciudad de Kaili, tiene su propio dialecto y conserva intactas su cultura y costumbres folclóricas. Esta es una de las dos etnias más distintivas de Kaili. El vestuario de las mujeres es muy especial: las muchachas usan un gorro adornado con borlas rojas, las mujeres casadas llevan un pañuelo bordado en forma de gorro y las que han dado a luz llevan una luna bordada en esa misma prenda, mientras que las que aún no han tenido a su bebé lucen en su lugar un bordado del sol, un arco y una flecha. Todas las mujeres visten faldas plisadas y lían sus pantorrillas con una banda de tela. Cuenta la leyenda que los Ge son descendientes de Houyi, héroe de la mitología china que derribó nueve soles con sus flechas y dejó sólo uno en el cielo. Por eso, tanto los hombres como las mujeres de este grupo adornan con el sol su vestimenta.

La aldea de Shilong, de la familia Xi, en Matang, está vinculada a la aldea de los Ge y en ella se localizan diez paisajes naturales, cada uno con sus peculiaridades. Sin embargo, lo más fascinante es la pequeña aldea enclavada en el valle. A su entrada se encuentra un estanque de flores de loto lleno de agua cristalina, tan bonito como un pedazo de jade. Además, los perales florecen plenamente a la vista, lo que sorprende mucho al visitante, porque octubre no es la temporada de florecimiento de ese árbol.

Los Xi son descendientes de Xixia (1038-1227), un reino establecido por la minoría dangxiang en la parte occidental de China. En la dinastía Song (960-1279) la familia se escapó a la provincia de Jiangxi y luego, durante la dinastía Ming (1368-1644), se trasladó a Guizhou. Actualmente 3.500 miembros viven en Qiandongnan y se reúnen siempre que tiene lugar alguna celebración.

Las mujeres Xi usan un pañuelo en la cabeza y los hombres visten una toga, características de los pueblos nómadas. Los Xi vivían en la vasta planicie, pero las migraciones dinásticas los obligaron a mudarse lejos de allí. En honor a su distante pueblo natal y a las penalidades del viaje, el pañuelo en la cabeza de las mujeres tiene la forma de tres cumbres.

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