El francés que se enamoró de Shangri-La
Por LU RUCAI
El restaurante occidental, establecido por Patrick Druet, es considerado de auténtica comida francesa por los huéspedes.
Patrick Druet, a quien sus colegas chinos bautizaron como Lao Pai, es gerente general del hotel Songtsam Linka Retreat. Además de que en chino “Lao” es un término de afecto para amigos y familiares, evidencia también la estrecha relación que mantiene con sus empleados.
Antes de venir a China, Druet trabajó en muchos otros países, como Canadá, Irlanda y su natal Francia. Sin embargo, la ciudad de Shangri-La, en la provincia china de Yunnan, es su preferida dado que los lugareños “sonríen desde el corazón”. “Me bastaron cinco minutos para decidir que me quedaba”, asegura.
Druet lleva seis años trabajando en Songtsam Linka Retreat, el primer hotel construido por el grupo francés AccorHotels. Sus 70 habitaciones están diseñadas en forma de atalayas de estilo tibetano tradicional, enclavadas al pie de las montañas. Desde sus ventanas es posible contemplar todo el esplendor del monasterio Ganden Sumtseling, el mayor templo budista tibetano de la provincia de Yunnan. En 2009, Druet solo necesitó contemplar el lugar durante cinco minutos para tomar la decisión de quedarse y unirse al equipo administrativo del nuevo hotel.
“La hermosa vista de las montañas cubiertas de nieve y de los yaks me convenció inmediatamente de quedarme”, dice Patrick Druet. “Fue un gran desafío para mí ser uno de los gerentes en un hotel nuevo”.
Los detalles del Songtsam Linka Retreat muestran la cultura local.
El hecho de que años atrás trabajase en una estación de esquí en Francia había despertado su deseo de regresar a las montañas, lo cual fue suficiente para encarar el reto. “Y ahora estoy aquí, trabajando en un lugar rodeado de montañas”, menciona. “La única diferencia es que esta vez es en China, en lugar de Francia”.
La primera vez que el francés viajó a nuestro país fue en 2001. Luego encontró empleo en Xiamen, una ciudad costera del sureste de China, y tuvo la oportunidad de trabajar y viajar por varias ciudades. De todos los lugares que ha visitado, le encanta Shangri-La, no solo por su impresionante entorno natural, hermosas montañas y clima templado, sino también por las sonrisas y la calidez con las que la gente local recibe a los visitantes.
Druet ha trabajado en diferentes hoteles alrededor del mundo y, en comparación con la mayoría de ellos, el Songtsam Linka Retreat no resulta tan antiguo. Sin embargo, según él, tiene una singularidad. “La cultura local se manifiesta en el hotel a través de sus actividades culturales, su estilo arquitectónico y sus empleados”. En ello radica su atractivo.
Elementos tibetanos se manifiestan en la ropa de Patrick Druet.
Mudarse a Shangri-La
La secretaria de Patrick Druet es Gao Han, quien lleva un año trabajando en Songtsam Linka Retreat. Antes de ocupar este puesto había sido profesora de chino para estudiantes extranjeros en la Universidad Normal de Yunnan. Su inglés fluido facilita enormemente la comunicación entre Druet y sus empleados chinos, aunque su jefe puede comunicarse bastante bien en chino.
Para Gao Han, una de las cosas especiales de Druet es que “no actúa como un jefe, sino como el miembro de una familia. Siempre se pone en los zapatos de los demás e, incluso, trabaja de camarero para adquirir experiencia en diferentes funciones y así facilitar su gestión”.
Patrick Druet concuerda con Gao Han. En realidad, no le gusta la forma en que se hacen las cosas en las grandes urbes. En la ciudad, los lugares de trabajo tienen una jerarquía estricta. La gente simplemente sigue las reglas y sonríe con facilidad, pero las sonrisas rara vez son sinceras. Este fue el motivo por el cual Druet empezó desde cero y manejó el hotel a su manera, incluso estableciendo al interior del recinto un restaurante que es considerado de auténtica comida francesa por los huéspedes.
“Provenza es un paraíso vacacional para los viajeros, con sus hermosos paisajes y su deliciosa comida”, dice, deseoso de llevar la cocina de esta región francesa a Shangri-La. Cada vez que viaja de vacaciones a Francia regresa con algo de su país en la maleta, como manteles, lavanda seca o incluso condimentos locales.
En el restaurante occidental de Songtsam Linka Retreat, decorado con temática de Provenza, hay comida típica francesa, como el pudín de caramelo. De hecho, todos los chefs son lugareños y han sido entrenados profesionalmente para cocinar platos franceses. Según Druet, cada vez más visitantes extranjeros van allá, los que representan el 20 % durante la temporada alta.
Patrick Druet también tiene altos estándares para el vino. En consecuencia, contrató especialmente a suministradores de vino francés en Kunming, capital de Yunnan, para entrenar a sus empleados. La mayoría del vino que se sirve en el hotel es importado de Francia, Italia y Australia.
Desde las ventanas del Songtsam Linka Retreat es posible contemplar todo el esplendor del monasterio Ganden Sumtseling. Fotos de Yu Xiangjun
Cautivado por la cultura tibetana
A juicio de Druet, Shangri-La es un lugar deseable para vivir, pero hace tres años, en 2014, dejó su hotel y regresó a la escuela de especialización en gestión hotelera. Entre otras cosas, estudió gastronomía occidental y visitó muchas grandes ciudades, donde la gente siempre andaba de prisa y preocupada por el terrible tráfico, la contaminación atmosférica y los problemas de seguridad alimentaria. Patrick Druet percibió cuán perjudicial para la salud resultaba este ambiente y un año después estaba de regreso en Shangri-La, donde se siente más relajado.
Ahora Druet tiene un mayor conocimiento de la cultura tibetana, que se manifiesta incluso en su ropa. En la entrevista con China Hoy vestía un chaleco de estilo tibetano. Patrick Druet asegura que tiene mucho trabajo cada día, pero que, a pesar de ello, durante su tiempo libre practica el senderismo en las montañas, aprende sobre la cultura local y estudia budismo tibetano. En ocasiones dedica su tiempo a hacer girar los tradicionales cilindros de oración, tal como hacen los budistas locales.
“Las culturas tibetana y del Himalaya difieren por completo de aquellas que se presentan en las ciudades modernas”, afirma. “Este es un lugar tranquilo y apacible, donde cada visitante se siente como una hoja que por fin cae de la rama y finalmente vuelve a sus raíces”.
Druet se mudará este año a Lhasa, la capital de la región autónoma del Tíbet, para gestionar un nuevo hotel en los Alojamientos Songtsam. “Espero que mi nuevo hotel pueda encarnar la cultura local lo mejor posible, de modo que brinde una experiencia totalmente diferente a la que ofrecen los hoteles internacionales estandarizados”, explica.
Songtsam Linka Retreat, que ahora es gestionado por Druet, toma un receso invernal de dos meses cada año. Durante este tiempo, él aprovecha para regresar a su casa en Périgord, al sur de Francia, y visitar a familiares y amigos. “Lhasa está situada a una mayor altura que Shangri-La”, asegura al hablar de sus planes futuros. “Tal vez en dos años no seré capaz de trabajar a gran altura. Será quizás el momento de volver a Francia”.