La isla de escarcha de Jilin

Paisaje durante el mes de enero de la “Isla de escarcha”.
CHAO Guixian, de 48 años, es oriunda de la provincia de Jilin (fronteriza con Corea del Norte y Rusia) y su dedicación principal era el cultivo de maíz. Sin embargo, entre octubre y mayo (temporada en la que no crecen los cultivos) debía permanecer en casa debido al frío extremo en su aldea.
Esa es la vida normal en las zonas rurales del noreste de China. No obstante, Chao tiene la fortuna de residir en la aldea de Hantun, conocida como la “Isla de escarcha”, y ello le permite llevar una vida distinta.
La “Isla de escarcha”, ubicada en el río Songhua, al norte de la ciudad de Jilin, es conocida por su extraordinario paisaje. Como ocurre en el norte de China, la escarcha surge en invierno debido a la humedad y al aire frío, sobre todo en gélidas épocas de copiosas nevadas.

Un caballo cubierto de escarcha debido a la acción de la humedad y el aire frío.
Para los habitantes de Jilin, contemplar las escarchas es una actividad usual en invierno. Los noticiarios en la televisión suelen también pronosticarlas y una vez que aparecen, la gente suele dirigirse a las orillas del río Songhua a disfrutar de la hermosa vista.
La “Isla de escarcha” de Jilin tiene un gran atractivo debido sobre todo a su geografía, pues es llana y está rodeada de agua. La corriente que desciende del embalse en el curso superior tiene una temperatura relativamente alta, lo cual genera una espesa niebla en invierno que envuelve la isla de 6 km², donde las escarchas en los árboles son tan gruesas que parecen robustos brazos.
Además del bello paisaje, la localidad en la que viven pequeñas comunidades manchúes tiene fuertes características étnicas. La olla mongola de la calle Ula, en el homónimo poblado, ha sido incluida en la lista de Patrimonio Inmaterial. Similar a la de Beijing, la de la calle Ula ofrece una deliciosa sopa elaborada con diversos ingredientes. El solo hecho de mirar las verduras encurtidas, los fideos, las carnes de cerdo, venado y corzo, así como otros manjares del monte y del mar, despierta, de inmediato, el apetito en los comensales. En los últimos inviernos, muchos viajeros y aficionados a la fotografía han desafiado el frío y han llegado aquí a admirar las escarchas.
Al ver el surgimiento del turismo local, Chao Guixian, su esposo y la familia de su hermano decidieron en 2013 construir una posada de 300 m² en la isla, con muebles típicos, las tradicionales camas kang (cama de ladrillos sobre un horno que sirve de calentador), además de modernos baños independientes. Asimismo, compraron una camioneta para recibir a los turistas.
La apertura de la posada ha hecho que Chao y su familia no tengan tiempo libre. Entre mayo y octubre se dedican a la faena agrícola, mientras que el resto del año se ocupan de la posada y los turistas.

Una posada familiar en la aldea de Hantun.
Gracias a portales turísticos chinos como Qunar, Ctrip y eLong o el propio buscador de Baidu, la posada de Chao está siempre colmada de visitantes en la temporada turística. Aunque hoy llevan una vida más ocupada, la familia de Chao se siente satisfecha por los ingresos que recibe (100.000 yuanes en el primer año del negocio).
Alrededor de la “Isla de escarcha” se ubican muchas posadas similares a la de Chao. Zhao Yanfei, nacido allá en la década de 1980, trabaja en la ciudad y vuelve a casa en el invierno para gestionar su posada. Recuerda con claridad la primera vez que vio las escarchas en la isla, hace ya 20 años, mientras contemplaba la nieve a su alrededor. Las escarchas en los árboles parecían tartas de crema y la niebla, delgadas tortas de distintos niveles.
Chao y los demás habitantes de la zona se han beneficiado del turismo, por lo que comprenden mejor que nadie la importancia de proteger el medio ambiente de la “Isla de escarcha”. De hecho, prestan gran atención a la conservación ecológica. Chao tiene plena confianza en que su hermosa aldea atraerá cada vez a más visitantes y mantendrá su espléndido paisaje natural.
*Wei Yao es periodista de Beijing Review.