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2016-February-17 15:17

Una aldea pesquera en la meseta

Por LU MINGWEN*

Sonam Tsering y su hermano Phurbu Tsering trabajan en su barca.

LOS tibetanos adoran a los peces y los consideran como dioses, por lo que rara vez consumen pescado. Sin embargo, en el distrito de Quxur, ciudad de Lhasa, se encuentra una aldea tibetana que se dedica a la pesquería: Junba.

Al amanecer, cuando los primeros rayos de sol iluminan la aldea de Gyongba, Sonam Tsering, de 28 años, y su hermano Phurbu Tsering, de 26, se preparan para ir de pesca al río Yarlung Zangbo, a más de 70 kilómetros de su pueblo. Van en sendas motocicletas, una de ellas un triciclo para transportar sus enseres y el pescado.

A pesar de vivir en la región tibetana, el hábito de los habitantes de Gyongba de pescar y comer pescado es muy antiguo. Cuenta la leyenda, transmitida oralmente de generación en generación, que en cierta ocasión, hace mucho tiempo, el río de Lhasa se atiborró súbitamente de peces alados. Los peces echaron a volar cubriendo el cielo y tapando la luz del sol, amenazando seriamente la subsistencia de todos los seres de la Tierra. Entonces, el dios de los habitantes de Gyongba envió al cazador Bale Tsangpa para que dirigiese a los junbaneses en una batalla a muerte contra los peces voladores. Después de una lucha de nueve días con sus noches, los junbaneses obtuvieron la victoria, que celebraron bebiendo y comiendo pescado, lo cual siguen haciendo desde entonces.

Sin embargo, una leyenda es una leyenda. La verdadera causa de su costumbre de comer pescado posiblemente se deba a su ubicación geográfica: Gyongba se encuentra en el seno de las montañas y cerca del río Lhasa. Como no estaba bien comunicada ni poseía mucha tierra cultivable, sus habitantes se vieron obligados a pescar.

Tras una hora en moto, los hermanos Tsering llegan a la orilla del río. Lo primero que hacen es preparar un puré de pescado crudo, el almuerzo de Tsampa (alimento básico del tibetano). Despellejan el pescado, lo pican y lo mezclan con pedacitos de puerro y nabo blanco. Cuando todo está picado, añaden polvo de pimentón, sal y agua. Ya está hecho el puré.

Tras almorzar, cargan a la espalda la barca de cuero de vaca, que pesa unos 30 o 40 kilos, y la botan al río Yarlung Zangbo. Sonam rema y Phurbu lanza la red. Capturan más de 30 peces a la primera. Después de lanzar cinco veces la red, termina la jornada de pesca. Sonam empuja la barca a tierra y Phurbu arregla la red y limpia los residuos.

La mayoría de los junbaneses vivían de la pesca, pero con el desarrollo social y la disminución de la cantidad de peces en el río, la aldea de Gyongba también ha empezado a cambiar su modo de vida. Según un aldeano llamado Tashi, en Gyongba viven 380 personas de 80 familias, y cada persona dispone de dos mu de tierra cultivable (algo más de 1300 m2). Aparte de quienes continúan pescando, muchos otros se dedican a la agricultura, emigran para trabajar o elaboran artesanías.

El padre de Sonam y Phurbu tiene 57 años y está elaborando en el patio de su casa pequeñas barcas de cuero de vaca, unas artesanías cuyo armazón fabrica con bambú y que, en realidad, recubre con cuero de cordero. Por lo general, fabricar una barca así lleva tres horas de trabajo y se vende a 50 yuanes.

Gyongba, una aldea pesquera en el distrito de Quxur, Lhasa.

El señor Tsering y su hermano han abierto un taller en la aldea y contratado a cinco o seis trabajadores, más de diez en temporada alta. Aparte de ellos dos, otros dos maestros enseñan a los trabajadores a elaborar artesanías. Entre las artesanías que producen también hay, entre otras, billeteras, bolsas para guardar Tsampa, cojines o artículos de cuero.

La danza de la barca de cuero de vaca es otra peculiaridad de Gyongba. El abuelo Tasang, de 78 años, es la única persona en la aldea que puede encabezarla. Cuando Tasang canta y baila, lleva en la mano una bandera de cinco colores, y los participantes (suelen ser entre cuatro y seis personas) cargan una barca de entre 30 y 40 kilos y siguen su ritmo y movimientos. Todos están sincronizados y el sonido que producen los remos cuando tocan el borde suena incesantemente de manera alegre, pero solemne.

Antes de la reforma democrática de 1959 en el Tíbet, los pescadores de Gyongba fueron obligados durante muchos años a transportar mercancía para el antiguo gobierno. Como la barca, incapaz de remontar el río, sólo navegaba a favor de la corriente, al llegar a su destino los barqueros tenían que cargarla a la espalda y regresar caminando al punto de partida.

Cantar y bailar es el principal entretenimiento de los barqueros, cuyas canciones, tras tantos años navegando por el río, están estrechamente relacionadas con esta actividad. Sus canciones son melancólicas y líricas cuando la barca navega apaciblemente por el río, o consisten en una especie de gritos cuando luchan contra el viento y la corriente. Muchas de estas tonadas carecen de letra pero la melodía sube y baja al ritmo de las olas.

Una danza completa de la barca se divide en cuatro partes: la primera se llama “Shudaobai” y quien encabeza la danza narra un prólogo; la segunda, llamada “Zhongzi” (danza de yak), consiste en que los barqueros tocan el borde de la barca con los remos y comienzan a bailar. Al mismo tiempo, el líder entona la canción de la bendición. Durante la tercera parte, la “Tiaohada”, mientras el líder canta, saca del interior de su túnica una hada (bufanda típica blanca que usan los tibetanos en los rituales) y la pone rítmicamente en el suelo, y los barqueros bailan y doblan el cuerpo para alzar la hada con el extremo de la barca. Durante la cuarta parte cantan juntos la canción de la bendición.

En 2008, la danza de la barca de cuero de vaca de Gyongba fue incluida en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de China. Hoy en día, la barca y la danza de la barca se han convertido en verdaderas atracciones turísticas de Gyongba.

A ocho kilómetros de la aldea está tomando forma una villa turística en la que destaca una construcción que representa una barca de cuero de vaca. Los turistas pueden saborear la comida típica a base de pescado de Gyongba, probar el licor de cebada y la mantequilla y practicar rafting en la barca de cuero de vaca.

*Lu Mingwen es reportero del periódico Comercio del Tíbet.