El guardián del tesoro tulou

A Geng cuenta la historia de Zhencheng.
CADA día, Lin Rigeng, también llamado A Geng, se despierta temprano para trabajar como guía turístico. Quienes lo conocen lo distinguen por su acento hakka cuando habla mandarín.
Después de que la construcción estilo tulou fuera incluida en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, A Geng tiene mucho trabajo a diario. En su pueblo natal ha servido como guía a más de 10 dirigentes del país y expertos extranjeros de más de 30 naciones, por lo que ha ganado gran prestigio local.
Desde el cielo, una construcción tulou se ve como una rosca dulce o un platillo volador; de hecho, así es una vivienda típica de los hakkas (los grupos han que en la antigüedad se trasladaron al sur debido a las guerras) en la provincia de Fujian. Es un tipo de tierra apisonada cuyas habitaciones son de estructura de madera, y en el centro comparten el patio.
El distrito de Yongding, en el suroeste de Fujian, tiene una superficie de más de 2000 km². La mayoría de sus 480.000 habitantes es hakka. En la localidad, cada clan de los hakkas construye su propio tulou. El tulou Zhencheng, donde vivió A Geng, es uno de los más representativos del área y se le llama el “príncipe tulou”. Zhencheng cubre una superficie de 5000 m² y tiene más de 200 habitaciones. En 1912, el abuelo de A Geng invirtió dinero y, tras cinco años de trabajo, logró construir Zhencheng. Dicen que en 1985, los moldes de Zhencheng y del Templo del Cielo de Beijing fueron llevados a la Feria Internacional de Moldes de Arquitectura, celebrada en Los Ángeles (EE. UU.), donde tuvieron una gran acogida. En Yongding existen más de 23.000 edificaciones tulou.
A Geng comenzó a trabajar como guía turístico a principios de la década de 1980. Aunque muy pocos viajeros visitaban los tulou y solo había cuatro familias en Zhencheng, A Geng les atendía con simpatía siguiendo el principio de que “todos los que vienen son huéspedes”. Muchos de ellos eran expertos y tenían un rico conocimiento de la historia y estructura de los tulou, así que A Geng, quien solo concluyó la escuela primaria, memorizó sus palabras. Con el paso del tiempo, A Geng se convirtió en el primer guía turístico de la localidad.
El tulou Zhencheng se construyó siguiendo estrictamente la teoría antigua china del yin y el yang: los Ocho Diagramas. Además de ser dueño de Zhencheng, A Geng gestiona una pequeña tienda de artículos de uso cotidiano y regalos.
Hoy día, los tulou de Fujian siguen siendo viviendas. En un tulou, uno no solo puede contemplar la habilidad tradicional de los lugareños, sino que también puede encontrar algunos ejemplares de The New York Times de 1931 pegados en la pared, que por el momento solo se encuentran en la Biblioteca Nacional de Nueva York, así como una imitación del reloj romano. Todo ello demuestra las huellas de los hakkas en el extranjero.

Pabellón Zhencheng.
Quien se hospeda en un tulou puede probar todos los platos preparados por las familias que allí viven. Por otro lado, los hakkas mantienen una tradición: la placenta del bebé recién nacido es enterrada en un tulou, lo cual quiere decir que su raíz está acá y que, aunque pase el tiempo, siempre volverá.
A Geng tiene mucho que decir respecto a los cambios ocurridos después de que el tulou fuera incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Hoy, él atiende a varios miles de turistas diariamente y, en temporada alta, esta cifra supera los 30.000.
“Antes de solicitar la incorporación a la lista, muchos jóvenes de la aldea se fueron a trabajar a otras ciudades. Muchos han regresado ahora a hacer negocios, gestionar restaurantes o dedicarse al turismo como guías”, añade A Geng. “En resumen, el ingreso del tulou en la lista del Patrimonio Mundial ha cambiado nuestra vida en cuanto a generación de empleo e ingresos”.
A Geng tiene el placer de trabajar y vivir en el lugar donde es feliz. Justamente de ello le comentaba a un grupo de turistas, mientras contemplaban un maravilloso atardecer. “Muchas personas ganan dinero, pero no son felices. En nuestro tulou vivimos en una sociedad armoniosa y la gente se ayuda mutuamente”. A Geng nos cuenta que para la celebración del Año Nuevo Chino, cada familia emplea cinco yuanes para comprar adornos y decorar el tulou.
Hay varios productos autóctonos que se venden en los tulou, como el té, los modelos de un tulou a escala, entre otros. Para brindarles un armonioso paisaje a los viajeros, los cables eléctricos han sido colocados bajo el suelo y sobre los caminos de cemento se han puesto rocas que evocan tiempos pasados.
Los tulou de los hakkas no solo han sido incorporados a la Lista de Patrimonio Mundial, sino que también han sido calificados como zona turística de categoría AAAAA a nivel nacional. El número de turistas se incrementó de poco más de mil a 400.000 en 2014.
El gobierno local se ha esforzado mucho en mejorar el medio ambiente y ha invertido 500 millones de yuanes en la construcción de cuatro carreteras que conectan a todos los tulou.

El auge turístico ha promovido que los aldeanos regresen a su tierra (más de 600 lo han hecho). La población permanente de la aldea de A Geng pasó de 2350 a 3000 habitantes a finales de 2015.
A Geng tiene cinco hijos. Su hijo mayor ha sido profesor por diez años y su nuera fue guía turística. Hace unos años, la pareja renunció a su trabajo y regresó a su aldea para dedicarse al turismo. La hija casada de A Geng también volvió al tulou junto con su marido. El ingreso anual de la familia de A Geng era de 40.000 yuanes y se ha incrementado a más de 200.000.
“Tulou es el tesoro que nos han dejado nuestros antepasados. A medida que se vaya acelerando el desarrollo turístico, este nos traerá fortuna”, asegura A Geng.
Además de su trabajo como guía turístico, A Geng ha escrito varios libros sobre Zhencheng y los tulou. Al hablar sobre ello, A Geng no puede contener su emoción: “Aquí están nuestras raíces. Estoy muy satisfecho con nuestra vida actual porque puedo vivir aquí junto con mis familiares de manera armoniosa”.