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2016-February-17 15:14

Las casas tradicionales de Kashgar

Por ZHU MINGJUN*

Tursun Zunun, heredero de artesanía de barro de Kashgar.

LAS viviendas tradicionales construidas al borde del precipicio de la milenaria ciudad de Kashgar, en la región autónoma uigur de Xinjiang, donde vive Tuerxun Zunum, son actualmente vivas reliquias arquitectónicas de adobe. Aunque la ciudad antigua de Kashgar ha conservado su estilo y fisionomía étnicos tras su remodelación, los turistas no dejan de acudir a las callejuelas que serpentean entre estas viviendas en busca de las antiguas costumbres de las viejas generaciones del oeste de China.

Los habitantes de Kashgar llamaron a las casas “cozquiabesi”, que en uigur quiere decir “la cabeza del precipicio alto”, porque están construidas al borde de una meseta de loess.

En la actualidad, este conjunto arquitectónico todavía permanece en pie, erguido como una isla en Kashgar, ciudad antigua y joven al mismo tiempo. Si al llegar a la ciudad, todo el mundo quiere echar un vistazo a este conjunto arquitectónico sobre la meseta y al borde del precipicio es porque se trata del lugar donde mejor se conservan las antiguas costumbres populares. De hecho, se dice de él que es como una enciclopedia vital de los uigures, por la diversidad de sus costumbres y la integridad con que se conservan, las cuales generan una ambiente popular muy exótico que hace de la zona una especie de museo vivo, donde los turistas pueden conocer de primera mano el sabor original de las costumbres populares. La actual ciudad de Kashgar ha experimentado diez años de restauraciones, reparaciones y remodelaciones, tras los cuales ha aumentado su encanto histórico y cultural haciéndose más cautivadora. Este proceso no solo ha significado una mayor protección de su patrimonio histórico y cultural, sino que también ha servido para revitalizar el folclore de la antigua ciudad.

Muchas casas de adobe se construyen en los acantilados de loess.

Tal vez por respeto a la historia la remodelación no ha supuesto una transformación radical de la ciudad antigua de Kashgar. Es más, unos cientos de familias se han trasladado a la zona con el objetivo de mantener su fisonomía. Así, el complejo arquitectónico, el único de adobe todavía en pie, conserva su aspecto y su estilo originales.

Las casas sobre la meseta ocupan solo una décima parte de la superficie de la antigua Kashgar, pero aglutinan casi todas las peculiaridades arquitectónicas de la ciudad. De alturas distintas, las casas y arcadas se amontonan de forma irregular y abigarrada entre las callejuelas laberínticas, cuya distribución es difícil de distinguir. A lo largo de estas calles se puede ver viviendas de adobe, artesanos trabajando en los viejos talleres y mujeres reunidas, charlando mientras bordan gorras. Caminar por estas callejas transmite al visitante la sensación de haber viajado en el tiempo y estar en la Edad Media de las regiones del oeste.

Nadie conoce bien el origen de las casas en la meseta, cuya historia es tan ambigua como las callejas entrecruzadas que las rodean. Al pie del conjunto arquitectónico se encuentra el río en cuyo seno se crió la antigua Kashgar: el río Tumán, testigo durante más de mil años de las vicisitudes de la ciudad.

En el pasado, los habitantes de las casas se ganaban la vida cociendo barro y fabricando ladrillos de función de la cantidad de arcilla disponible en el precipicio. Sin embargo, con la extensión de la ciudad, se prohibió esta actividad. Actualmente solo quedan unas pocas familias de ceramistas que viven del loess de entre las docenas que se dedicaban a la cerámica originalmente. Los herederos de las que todavía quedan son patrimonio histórico y cultural.

Un callejón de Kashgar.

Tuerxun Zunum es uno de ellos. Graduado en una escuela normal, Tuerxun apreciaba poco este oficio manual heredado de su padre y quería encontrar un trabajo con el que ganar mucho dinero. Al mismo tiempo, adoraba el entorno donde había pasado más de medio siglo.

Desde el patio de su casa, se puede observar el río de Kashgar, el Tumán, que fluye tortuosamente y separa esta ribera de la de enfrente, llena de la vida moderna de la gran ciudad, para que el jaleo no llegue hasta aquí. Para Tuerxun Zunum, la vida moderna es una expectativa, mientras que la tradicional significa nostalgia. Al fin y al cabo, él ha optado por heredar los medios de subsistencia de la generación de su padre a fin de preservar este patrimonio histórico. Tuerxun prende fuego y cuece cerámica en el cuarto de techo bajo de sus padres, mientras que usa el cuarto de al lado como sala de exposición. La sala tiene ventanas pequeñas, así que es muy tenebrosa, pero pega bien con el estilo de cosas que cuece, como la cerámica barnizada de tres colores de la dinastía Tang. Los tazones pintados de dibujos casuales, y los jarros marrón-verdosos llegaron a ser los productos favoritos de los turistas.

La cocción de cerámica de Kashgar empezó hace más de tres mil años y sus piezas principales son el tazón, el platillo, la bandeja, la vasija con asa o las jarras. Su aspecto primitivo, sencillo pero elegante, concuerda con el estilo especial de su etnia. Esta antigua artesanía de la cerámica utiliza el barro del precipicio como materia prima y, con él, el ceramista hace el embrión, lo tiende, lo vidria y lo cuece. Todo el proceso depende de la pericia y la experiencia del artesano, que no utiliza ningún plano, diseño ni plantilla.

A medida que se ha ido desarrollando la industria manufacturera, la mayoría de los productos cerámicos se han ido fundiendo con la vida cotidiana. Mientras tanto, cada vez más turistas descubren este tipo de cerámica y su estética histórica.