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2015-September-2 10:37

Una industria verde en el desierto

Por LU RUCAI

“A veces no puedo creer que lleve ya 27 años ocupándome del control de la desertificación de Kubuqi”, mencionó Wang Wenbiao, presidente de Elion Resources Group, delante de unas 300 personas en el 5° Foro Internacional de Kubuqi sobre el Control de la Desertificación, realizado en julio pasado. Wang nació en Kubuqi, un desierto ubicado en la región autónoma de Mongolia Interior, y recuerda que de niño se perdía con frecuencia en los días de tormentas de arena.

Gracias a los esfuerzos conjuntos del Grupo Elion y de los agricultores y ganaderos locales, en la tierra yerma han aparecido oasis de una superficie equivalente a ocho veces el territorio de Singapur, y en 11.000 km² de terreno la desertificación ha sido ya controlada. Monique Barbut, secretaria ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD, siglas en inglés), lo llama “el milagro de Kubuqi”.

Desierto lleno de vida de Kubuqi.

 

Control de la desertificación

Con una superficie de 18.600 km², Kubuqi es el séptimo mayor desierto de China y se encuentra al norte de la meseta de Ordos, en Mongolia Interior. Situado a 800 km de Beijing, solía ser una de las tres principales fuentes de tormentas de arena que afectaban la capital china. Cuando Wang era niño, las tormentas de arena eran comunes en Kubuqi, lo que ocasionó aislamiento, pobreza y hambre en el lugar. El control de la desertificación era la única manera de lograr que la gente sobreviviera.

En 1988, a los 28 años, Wang tuvo una importante misión: hacerse cargo de una empresa salinera de la zona central de Kubuqi, la cual atravesaba una muy difícil situación financiera. Para llegar o salir de la mina de sal, los vehículos necesitaban dar muchas vueltas y viajar 350 km, cuando la trayectoria recta era de solo 60 km de distancia. Para reducir los costos de transporte, Wang impulsó la construcción de una carretera que atravesara el desierto. Medio año después, entró en funcionamiento una carretera de 65 km, la cual desapareció luego debido a una fuerte tormenta de arena.

En vista de que una carretera era su tabla de salvación, Wang y sus obreros comenzaron a trabajar en el control de la desertificación. Sin contar con mucha experiencia, intentaron todos los métodos posibles, desde el cultivo en rejillas hasta la siembra mediante irrigación por goteo. Wang está hoy convencido de que la clave de su victoria en la lucha contra la desertificación radica en la innovación.

Su compañía cultiva al menos 1000 tipos de semillas resistentes a la sequía y al frío y tolerantes al suelo salino y alcalino, lo que hace de Kubuqi el centro de recursos genéticos más grande para arbustos desérticos y plantas en peligro de extinción del noroeste de China. “De forma independiente, hemos creado más de 100 métodos de siembra biológica para la consolidación de la arena, como, por ejemplo, plantar en menos de 20 segundos un sauce del desierto, a través del método de flujo de aire, que tiene una tasa de supervivencia de al menos el 90 %”, sostiene Wang.

Kubuqi cuenta ahora con 6000 km² de oasis. En los últimos 27 años, los vientos de arena y polvo se han reducido en un 95 % y la precipitación ha aumentado unas seis veces. Asimismo, las variedades de fauna y flora se han decuplicado gracias a especies que no se habían visto desde hace mucho tiempo, como el cisne, la liebre, el álamo desértico y un centenar de plantas silvestres y animales.

En septiembre de 2013, Wang Wenbiao fue galardonado por la ONU en la primera edición del premio Global Dryland Champion.

 

La arena se volvió útil

Como dice un viejo refrán chino, los que viven en una montaña viven de ella. En ese sentido, el mayor desafío de Wang Wenbiao ha sido cómo lograr que los recursos desérticos sean útiles.

En estos últimos 30 años, Wang y su grupo han pasado del control de la desertificación al aprovechamiento de la arena. En el desierto plantaron 140.000 hectáreas de regaliz, 20.000 hectáreas de cistanche y elaboraron medicamentos, como pastillas de regaliz compuesto. La compañía ha empleado forrajes orgánicos y desarrollado la crianza de ganado en base a los cultivos desérticos de alto contenido en proteínas.

Elion ha llevado a cabo proyectos ecoturísticos, como carreras de caballos, deportes ecológicos y observación de las estrellas, que atrae a unos 200.000 turistas al año. Ahora viene promoviendo el ahorro de agua en la agricultura mediante la aplicación de tecnología de punta de nivel internacional.

La compañía ha contribuido a mejorar el nivel de vida local, así como a cambiar muchos conceptos arraigados. En el pasado, los agricultores y ganaderos llevaban una vida nómada que dependía en gran manera de la naturaleza. Hoy en día, algunos de ellos subarriendan su terreno arenoso a empresas o se han convertido en accionistas. Otros adquieren terrenos para cultivar árboles y hierbas que se usan como forraje o en medicinas, mientras que el resto trabaja en empresas locales o incursionan en los sectores relacionados con el turismo.

Como resultado de ello, al menos 100.000 residentes locales han logrado salir de la pobreza y sus viejas chozas han dado paso a edificios residenciales.

Sencillo almuerzo de los trabajadores dedicados al control de la desertificación.


La transformación de Elion

El Grupo Elion comenzó con el control de la desertificación, lo que Wang llama el sector de la “tierra verde”, el cual es el negocio principal de la empresa. Otra de sus prioridades es el desarrollo de energía verde.

En las zonas centrales del desierto de Kubuqi ha entrado en funcionamiento un proyecto de generación de electricidad fotovoltaica de 100 MWp en una superficie de más de 33 hectáreas. Tiene una capacidad diaria de generación de 650.000 kWh y el control de la desertificación se realiza en más de 300 hectáreas. Bajo grandes paneles fotovoltaicos, la hierba crece de manera exuberante gracias a la temperatura moderada y baja tasa de evaporación. Rebaños de ovejas se reúnen bajo los paneles a comer la hierba, en una escena que no coincide con la impresión que uno tiene del desierto.

Cuando finalice toda la obra de 1.000 MWp de generación fotovoltaica, se espera que la producción anual de energía llegue a los 1500 millones de kWh, lo que controlará 3000 hectáreas de desierto y beneficiará a 10.000 personas.

La generación fototermal es el segundo plan de energía verde de Wang. “La energía solar térmica ha existido desde hace más de 40 años, pero el mercado chino es todavía pequeño”, señala. Elion incluirá a Kubuqi, Gansu y Hebei dentro de la implementación de este proyecto.

Otra parte del plan energético es el control de la neblina. La compañía tiene la patente de la tecnología para la utilización de carbón limpio. Mediante la introducción de la tecnología vortex en aviones, Elion ha logrado la sistemática pulverización de carbón procesado. Debido a su reducido consumo de carbón y baja emisión de contaminantes, así como a la disponibilidad de altas temperaturas y rendimiento óptimo, la tecnología ya ha sido aplicada en muchas provincias, como Hebei y Shandong, y en ciudades, como Tianjin.

En marzo pasado, Elion lanzó el Fondo de Inversión Privada de la Ruta Verde de la Seda, el primer capital privado del mundo que busca mejorar el entorno ecológico a lo largo de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y el desarrollo de energía solar. Con una financiación de 30.000 millones de yuanes en una primera etapa y de 500.000 millones de yuanes en cinco años, el fondo de capital tiene como objetivo recuperar el terreno desértico a lo largo de la Franja Económica de la Ruta de la Seda. Tierra verde, energía verde, finanzas verdes e Internet han sido los pasos firmes que este grupo viene dando en su camino de innovación.

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