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2015-July-30 14:02

Li Ning: un emprendedor en México

Por ZHANG QINGREN*

DEBIDO a la lejanía geográfica entre China y México, no muchos chinos habían ido a San Cristóbal de las Casas, del Estado de Chiapas, hasta el año 2000. Li Ning fue uno de los primeros aventureros. Y, aunque, ha experimentado fracasos y reveses, felizmente gracias a sus esfuerzos y la ayuda de una muchacha mexicana, Li pudo establecerse en esta tierra maya.

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Restaurante de Li Ning en México.

 

Reveses del principio

Antes de irse a México, Li Ning era dueño de una famosa fábrica local de confección de la provincia de Guangdong. En las postrimerías de los años 90 del siglo XX, un amigo chino le propuso abrir un taller de confección en México. Li Ning, que vivía bien en aquel momento, decidió, estimulado por su amigo, trasladarse a esa tierra lejana.

Al principio, levantaron la fábrica en Acapulco, en el Estado de Guerrero, y Li Ning se encargó de los asuntos técnicos. En esa ciudad, por su clima tropical, ganaron muy poco con las camisas de manga corta y, además, no vendieron bien los jackets cuya ganancia era mucho mayor que con las camisas. El taller quebró un año después. Luego, ellos trasladaron la fábrica a San Cristóbal de las Casas, situada en la meseta de Chiapas. Sin embargo, tras doce meses, la cerraron por no generar ganancias.

Penetración en el sector de restaurantes

Li Ning no quería darse por vencido. Él y otro amigo chino decidieron quedarse en San Cristóbal de las Casas, donde fueron los primeros chinos en establecerse.

Aunque sus esfuerzos de dos años no le trajeron dinero, Li Ning, por suerte, conoció a una bonita muchacha mexicana llamada Ana Lili. Cuando Li Ning decidió quedarse en México, Ana Lili, de 18 años, se enamoró de Li y también se quedó con él en San Cristóbal de las Casas, lo cual significó un factor muy importante para el desarrollo de Li en este país.

Los reveses de los primeros dos años en México hicieron que Li pensara en dedicarse a otro sector. A Ana le gustaban mucho los platos chinos preparados por Li, ella creía que el sabor era similar al de los mexicanos. Por eso, le sugirió abrir el primer restaurante de comida china en San Cristóbal de las Casas.

Así fue como Ana, Li y su amigo decidieron reunir sus salarios de dos años y luego rentaron un lugar en la calle de la plaza central para abrir el restaurante Longcheng (Ciudad de dragón). Gracias a las sugerencias de Ana, Li Ning añadió los sabores que los lugareños gustan, que son básicamente de la comida cantonesa, e incluyó los platos fritos, comida favorita de los mexicanos. En consideración del nivel de la vida local, el precio de los platos era relativamente bajo.

Al comienzo, no tenían suficiente dinero para contratar a los empleados locales, así que ellos mismos hacían todo. Además, para comprar la materia prima más barata, se levantaba cada día a las 6:00 y caminaba un kilómetro para ir a un centro de verduras al norte de la ciudad. Debido a la inseguridad, los tres hacían turno para cuidar el restaurante.

Gracias al precio bajo y al delicioso sabor de los platos, Longcheng fue teniendo acogida en el mercado local.

Cambio de modalidad a tiempo

Dos años después, Li Ning se casó con Lili, y su amigo chino también conoció a una chica mexicana. Para un mejor desarrollo, Li Ning y su amigo decidieron separarse y Li dejó Longcheng a su amigo. Luego decidió abrir otro restaurante llamado “Hong Kong” en el sur de la plaza central. Este fue el segundo proyecto que unió a Li Ning y Lili.

Emprender un restaurante fue un proceso muy duro, a pesar de que ya tenían la experiencia previa de Longcheng. Lili servía como camarera y Li Ning se encargaba de cocinar. Con el paso de tiempo, Li Ning se dio cuenta de que los indígenas locales eran muy trabajadores, así que decidió enseñarles a cocinar. De esa manera, él y Lili pudieron liberarse de la cocina.

En 2009 surgió un problema. Unos chinos provenientes de Taishan abrieron cuatro restaurantes chinos con precios más bajos. Impactado por estos, el ingreso del restaurante Hong Kong registró una gran caída. Después de reflexionar, Li Ning decidió ampliar sus líneas de negocio, mientras mantenía las operaciones del restaurante.

Justamente ese mismo año, en China el negocio del ámbar se desarrolló velozmente y muchos chinos pasaron por San Cristóbal de las Casas para comprar ámbar. Aprovechando esta oportunidad, y gracias a los contactos de Ana Lili, Li Ning pudo conocer a los dueños de las minas de ámbar de las aldeas de Simojovel, formando su propio canal de suministro y convirtiéndose en el mayor comprador chino de esta piedra en la zona.

Desde el año 2000 hasta hoy, Li Ning lleva 15 años viviendo en esta ciudad mexicana. Ahora, tiene dos tiendas cuyo ingreso anual superan varios cientos de miles de pesos, con lo que pudo construir su propio chalet. Con el tiempo, el restaurante de Li Ning llegó a ser la ventana por la que los lugareños conocían la cultura china a través de la gastronomía, así como las decoraciones de estilo chino.

*El autor es de la etnia miao. Es doctor en Etnología y profesor del Centro de Estudios de Antropología y Etnología de la Universidad Minzu de China.