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2015-March-3 13:02

Derecho a empezar otra vez

Por HOU RUILI

Consulta psicológica.

EN un antiguo edificio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing, en una habitación de solo 20 m², inteligentemente distribuida en dormitorio, sala de estar, cocina y baño, vive Wang Tao, un hombre de 47 años que estuvo encarcelado durante 20. Volvió a casa dos años antes, tras obtener la libertad condicional. Con ayuda del sistema de reinserción en la comunidad cumplirá su condena en dos años.

Retorno del hijo pródigo

A Wang Tao le gustaba provocar problemas y pelear cuando era joven. Por asaltos y herir a personas con cuchillo fue condenado a cadena perpetua.

Él mismo se describe así: “tenía un carácter muy violento y era de los que creen que más vale morir con honor que vivir humillado, por lo que siempre tenía enfrentamientos con los agentes del orden”. Un día, después de haber tenido choques con los agentes, se tragó una cuchara de acero, por lo que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Convertido en un delincuente incorregiblemente obstinado y peligroso fue detenido y trasladado de cárcel cuatro veces.

En la cárcel, encontró condiciones para leer y practicar caligrafía, lo que logró calmarlo y hacerlo reflexionar. Ahí comenzó su transformación. “Leyendo y practicando la caligrafía, logré tranquilizarme y empecé a pensar en mis defectos. ¿Por qué no puedo adaptarme, como los demás, a la vida de la cárcel? Poco a poco, tuve conciencia de que era demasiado egoísta y de que tenía una personalidad superfuerte, lo que me impedía convivir en armonía con cualquier persona y en cualquier ambiente. Aunque sabía todo eso desde antes, no lo había podido entender por mi naturaleza”, recuerda Wang Tao.

Empleando las técnicas de soldadura que aprendió antes de ser encarcelado, desde marzo de 2009, Wang Tao comenzó a trabajar y a participar en actividades como concursos de caligrafía, tenis de mesa, bádminton y de conocimientos sobre la seguridad de la producción, organizadas por la institución penitenciaria. Gracias a sus excelentes resultados, en marzo de 2013, obtuvo la libertad condicional. Con la ayuda de los órganos judiciales, el comité de vecinos de la comunidad y sus familiares, cumplirá el resto de la condena: cuatro años y tres meses.

Para consolidar la estabilidad social, se aplicaban las penas más severas en todos los casos. Pero tan severas condenas aumentaban la “inmunidad” del recluso ante el castigo y no beneficiaban en su rehabilitación. Como la actual sociedad china da mayor prioridad al respeto a los derechos humanos y a la igualdad en el trato, el sistema de reeducación comunitaria surgió como una importante medida de la reforma judicial.

En China, la reeducación basada en la reinserción en la comunidad se emplea en cuatro tipos de reclusos: los que están bajo control y vigilancia, los que están bajo el régimen de sanción suspendida, los que tienen libertad condicional y los designados para ejecución temporal fuera de la cárcel. En el tiempo que dura la condena, las autoridades judiciales y administrativas, junto a las organizaciones sociales, orientan a los convictos, corrigiendo su sicología y sus hábitos, ayudándoles así a volver, con éxito, a la sociedad.

Desde 2003, se ensayó la reeducación comunitaria en seis ciudades y provincias chinas: Beijing, Shanghai, Tianjin, Jiangsu, Zhejiang y Shandong. El número se amplió hasta 18 dos años después y la práctica se extendió por todo el país en 2009. Li Fujun, director del Departamento de Reeducación Comunitaria de la Administración Judicial del distrito de Haidian, explica que “a finales de 2011, esta medida fue incluida como el artículo octavo en la Enmienda del Código Penal”, lo que significó el término oficial del ensayo. En marzo de 2012, se hicieron públicas las Medidas para la aplicación de la reeducación comunitaria y, más tarde, los reglamentos complementarios. La institucionalidad de la reeducación comunitaria es cada día más completa.

Desde que se comenzó el ensayo, en 2003, hasta junio de 2014, un total de 1.994.000 exreclusos fueron recibidos por diferentes comunidades del país, de ellos, 729.000 aún están bajo vigilancia de la comunidad, una tercera parte de todos los sancionados a privación de libertad en todo el país. En el caso de Beijing, las cifras son 45.000 y 5000, respectivamente.

Aprovechar la fuerza de la sociedad ha sido una tradición de los procesos penales en China. En los años 80 del siglo XX, cuando China puso en práctica la gestión integral de la seguridad social, las entidades públicas participaron en la rehabilitación de sancionados, pero por las reformas orientadas al mercado, su costo se convirtió en un elemento de gran consideración por lo que, poco a poco, retrocedieron en la actividad. La reeducación comunitaria es una medida eficaz para la gestión integral de la seguridad ciudadana en la economía de mercado ya que, al mismo tiempo que enfrenta el problema del aumento gradual del número de los que cometen delitos, reduce el costo de la administración de las cárceles.

Zheng Chao, director del departamento judicial del Comité Vecinal de la calle Xueyuan, que se encarga de la reeducación comunitaria en la zona.

El amor cambia la vida

Son 21 los que están siendo reeducados en el Comité Vecinal de la calle Xueyuan, donde vive Wang Tao. Desde mayo de 2004, un total de 155 personas recibieron la ayuda de la comunidad en esta calle.

Después de regresar a casa, Wang Tao se presenta, cada semana, ante Chen Wenyan, policía judicial enviada al departamento judicial del Comité Vecinal de la calle Xueyuan. Junto a un ayudante y con la orientación del director del departamento, Zheng Chao, Chen Wenyan hace un seguimiento diario a los que están recibiendo la reeducación comunitaria en esta zona de 300.000 habitantes, con lo que registra su evolución y alivia la presión sicológica que sienten. Todos los departamentos judiciales tienen un agente de la policía judicial que se dedica, especialmente, a la reeducación comunitaria.

Cuenta Chen Wenyan que, apenas regresó a casa, debido al largo tiempo que estuvo separado de su ámbito social y por conocer muy poco los cambios sucedidos en él, Wang Tao mostró incompatibilidad con la sociedad. Estacionó dos veces su motocicleta ante el edificio de una escuela y, ambas veces, fue trasladada de lugar por el personal de seguridad, porque ante dicho edificio solo se permite estacionar bicicletas y motocicletas de alumnos y maestros de la escuela. Se enfadó y agredió a uno de los guardias. El departamento de seguridad de la escuela se puso en contacto con el departamento judicial de la calle y explicó lo sucedido. El director Zheng y la agente Chen conversaron con Wang Tao. Cuando comprendió su error, le acompañaron a disculparse con el guardia lastimado, el que, finalmente, aceptó sus disculpas y no le demandó el pago de indemnización.

Según los principios establecidos por la ONU sobre la construcción de una comunidad: “en la etapa inicial, para promover el desarrollo de la comunidad, la transformación de la actitud de los habitantes tiene la misma importancia que la construcción”. Y la reeducación comunitaria es una de las medidas para cambiar la actitud de los habitantes. Los agentes judiciales, los familiares, los amigos y toda la gente de la comunidad ofrecen una acogida en la vida diaria, cuya cercanía emocional contribuye, en gran medida, a la verdadera reinserción social y, con ello, al éxito de la reeducación comunitaria.

Aunque deseaba encontrar un empleo para vivir con independencia, Wang Tao fue rechazado en múltiples ocasiones por sus antecedentes penales, por lo que se sintió muy deprimido. Sin embargo, el interés y el cariño que percibió en la comunidad volvieron a encender en su corazón el amor a la vida y le mostraron una gran verdad: la moralidad es la raíz de todos los éxitos. Decidió levantarse.

Wang Tao quiere mucho a su madre. Como su papá falleció siendo él muy pequeño, su mamá cargó con toda la responsabilidad para hacerlo crecer. Zheng le aconsejó: “si violas la ley y te encarcelan una vez más, no podrás estar al lado de tu madre y tampoco tendrás la oportunidad de demostrarle tu amor por ella”. La piedad filial también lo ha ayudado a cultivar el amor y lo ha preparado para ser aceptado, nuevamente, por la sociedad.

Wang Tao tiene un amigo de la infancia, quien tiene una experiencia similar. Por estar enfermo, no pudo valerse por sí mismo después de lograr la libertad condicional. Su padre ya cumplió 80 años. Wang Tao siempre va para cuidar de él y de su padre, cocinándoles y lavándoles la ropa. Una vez, descubrió una escopeta de aire comprimido y, después de convencer a su amigo y a su papá, la entregó a las autoridades. Gracias a su buena actitud, el comité vecinal de la comunidad le ofreció un puesto de interés público con premio y le ayudó a solicitar subsidios para garantizar un nivel de vida mínimo, con lo que Wang Tao percibió mejor el apoyo social.

Como practicó caligrafía en la cárcel, Wang Tao escribe muy bonito. Por eso, el departamento judicial y el comité vecinal de la comunidad siempre lo invitan a participar en el concurso o la exposición de pinturas y caligrafías, y también a ayudarles a escribir avisos y anuncios. “Según lo establecido, los que reciben la reeducación comunitaria necesitan dedicarse a servicios comunitarios por ocho horas al mes y asistir a actividades de propaganda y limpieza. Como las labores que hacen en la cárcel, pueden ayudarles a ganar conciencia del trabajo y espíritu de sacrificio”, acota Zheng.

Wang Tao practicando caligrafía.

Nueva vida en el aprendizaje

Como durante el período de privación de libertad no se dedican a estudiar y China transitó un periodo de desarrollo más acelerado, los que reciben la reeducación comunitaria no siempre satisfacen la necesidad de la sociedad debido a su falta de conocimientos y sus concepciones antiguas. Por eso, el estudio es muy importante para ellos.

Todos los meses, les ofrecen ocho horas de estudio obligatorio, enseñándoles sicología, leyes, geografía, salud, horticultura, arte, etc.

La próxima clase es la de geografía china. “Como dice una conocida frase china: ‘leo miles de libros y viajo por miles de kilómetros’, así me siento más alegre”, dice Wang, sonriendo. La clase anterior, sobre la Ley del Matrimonio, le pareció muy interesante. Cuenta que la mayoría escuchó con atención. Por supuesto, lo que prefiere es la caligrafía.

En octubre de 2011, la Administración Judicial del distrito de Haidian firmó un contrato con cinco centros de enseñanza superior, como la Universidad de Beijing, gracias al que los catedráticos universitarios imparten clases a los que están en proceso de reeducación comunitaria. Además, por Internet, imparten módulos de asignaturas.

Con la ayuda de sus amigos, Wang Tao compró dos coches ejecutivos, convirtiéndose en socio de una empresa privada de alquiler de vehículos. Como la mayoría de sus clientes son empresarios, siente la necesidad de estudiar para poder comunicarse con ellos. Está aprendiendo computación, protocolo comercial y cómo usar un celular inteligente.

Planea aprender inglés, porque entre sus clientes también hay extranjeros. “Aprovecho el tiempo de espera para escuchar clases de inglés en el coche. Quiero dedicar todo mi tiempo libre a estudiar, porque los conocimientos me servirán en cualquier tiempo”, dice, bien emocionado.

Leyes

  • El sueño chino,ml sueño
  • Sesiones de la APN y la CCPPCh en 2012
  • Cumbre sobre el cambio climático de Durban
  • Serpiente emplumada americana y dragón chino
  • Guizhou Mirando hacia el futuro