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2016-July-29 10:14

Continuidad y desarrollo de la medicina tibetana

Por LI GUOWEN

NACIDO en 1966 en Xigaze, Migmar, vicerrector del Instituto de Medicina Tradicional Tibetana, ha sido testigo durante casi toda su vida del desarrollo de la medicina tibetana. En 1985, ingresó a la Universidad del Tíbet para estudiar en la facultad de medicina tibetana, la primera de su tipo de carácter moderno en China. En marzo de 1989, fue admitido como estudiante en la primera promoción del recién fundado Instituto de Medicina Tradicional Tibetana.

Treinta años después, el interés de Migmar por esta disciplina no ha disminuido y, tras convertirse en vicerrector del Instituto, se ha dedicado de modo incansable a dar continuidad al desarrollo de la medicina tradicional tibetana.

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Migmar explica el desarrollo de la medicina tradicional tibetana a unos visitantes.

 

Bajo la enseñanza de célebres maestros

Desde el comienzo de sus estudios universitarios, Migmar no dejó de recitar El diccionario médico de cuatro partes, de Yumtan Gonpo, el padre de la medicina tibetana, libro que se convirtió en su llave de acceso a estos conocimientos.

El diccionario médico de cuatro partes es un libro indispensable para los principiantes en la medicina tibetana. Refleja por escrito en forma de poema las causas de las enfermedades y los métodos de diagnosis en función de los tejidos, embriones y fisiología del ser humano. También establece los principios y métodos de tratamiento, así como las bases de la ética médica, entre otras teorías sistemáticas y prácticas. Recitar el clásico era una exigencia del profesor, y ayudó a Migmar a asentar una buena base para su futura carrera. “En la universidad, los estudiantes de nuestra facultad solíamos despertarnos más temprano y acostarnos más tarde que los demás. Por nuestra constante memorización, se burlaban de nosotros”, recordó Migmar sonriendo.

En la universidad, Migmar tuvo la suerte de aprender de prestigiosos maestros. Tsoru Tselang, uno de los fundadores del Instituto de Medicina Tradicional Tibetana en 1989, fue el más importante para él. Al entrar en el nuevo siglo, Migmar fue su secretario durante seis años. “Durante ese tiempo, participé con él en diversos simposios académicos y viajé a Japón y a países del Sudeste Asiático escuchando sus conferencias”, manifestó.

Temporada de prácticas

En 1990, Migmar se graduó con sobresalientes. Su deseo era trabajar como maestro en el mismo centro docente o como médico en su pueblo natal, Xigaze. Sin embargo, su maestro Tsoru Tselang se empeñó en enviarle unos cuantos años a Qamdo para que adquiriese experiencia.

Qamdo es la tierra natal de Tsoru Tselang, donde trabajan muchos de sus estudiantes, además de expertos con ricos conocimientos de medicina tibetana. Aunque a Migmar no le apetecía viajar a ese lejano y mal comunicado lugar, obedeció a su maestro. En verano de 1990, viajó a Chengdu en avión y, más tarde, tomó un autobús por la ruta Sichuan-Tíbet. Tardó siete días en llegar al distrito de Qamdo. “Hoy en día, gracias al aeropuerto y la carretera asfaltada, el viaje necesita solo un día”, dijo Migmar.

A comienzos de la década de 1990, Qamdo era la localidad con las mejores condiciones para la práctica de la medicina en toda la región autónoma del Tíbet, no solo por sus bien equipados hospitales, sino también por sus abundantes ingredientes medicinales en las montañas. Allí, Migmar logró grandes resultados. Por un lado, se formó en diagnosis y tratamiento clínico, por otro, participó en numerosos procesos de elaboración de medicamentos, lo que le ayudó a aumentar su nivel y capacidades. El trabajo y la vida en Qamdo, entre julio de 1990 y octubre de 1995, sentaron una sólida base para su crecimiento posterior.

Tradición heredada

Bajo la orientación de Tsoru Tselang, Migmar ha progresado mucho en sus estudios del tratamiento exterior de la medicina tibetana. “Mi maestro es experto en este terreno, sobre todo en la terapia de derramamiento de sangre”, afirmó Migmar.

Según Migmar, las terapias de la medicina tibetana son: la de acción, la de dieta, la de drogas y la exterior. Las primeras dos se parecen a los métodos de mantenimiento de la salud de la medicina tradicional china. La terapia exterior incluye derramamiento de sangre, moxibustión, cirugía, aplicación y baño de medicamento o el masaje, entre otros métodos.

Todos los tratamientos de la medicina tibetana se relacionan con el calendario astronómico. “En el sentido tradicional, la medicina tibetana moderna y el calendario astronómico son dos ciencias inseparables”, dijo Migmar, quien explicó que la primera se dedica al estudio del cuerpo humano y el segundo se enfoca a las investigaciones sobre el tiempo y el espacio del universo para el ser humano. Explicó que las personas pueden contraer distintas enfermedades en diversas estaciones y mostrar distintos síntomas. Para la misma enfermedad, un médico de medicina tibetana puede formular distintas recetas para la mañana, el mediodía y la noche. Lo mismo ocurre con la recogida de hierbas medicinales, pues éstas tienen distintos efectos según la temporada.

Gracias a sus estudios, en 2010 Migmar logró el honor de convertirse en heredero del patrimonio cultural inmaterial de categoría nacional en la terapia exterior de la medicina tibetana.

Desarrollo científico

La medicina tibetana, que tiene 3800 años de historia, es conocida, junto con la medicina tradicional china, la medicina tradicional en la antigua India y la antigua medicina árabe, como una de las “cuatro medicinas tradicionales del mundo”. Se trata de una de las maravillas de la antigua civilización de la meseta nevada del Tíbet, y juega un papel insustituible en las zonas agrícolas y ganaderas.

Para los tibetanos, la medicina tibetana es un oficio digno de confianza. “La etnia tibetana confía de corazón en esta medicina, pues tiene verdaderos y particulares efectos clínicos. Ahora, incluso muchas personas dentro y fuera del país comienzan a usar medicamentos tibetanos”, dijo Migmar con orgullo.

En opinión de Migmar, los resultados de la medicina tibetana son especialmente valiosos en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, la artritis reumatoide y las enfermedades del sistema digestivo, así como en la embriología. La medicina tibetana aclaró hace ya mil años en El diccionario médico de cuatro partes el proceso de formación del embrión en el cuerpo de la madre. Según el vicerrector, los componentes de los medicamentos tibetanos proceden de vegetales naturales, animales y minerales dentro de un sistema teórico bastante sistemático y completo. Pero esta ciencia, según Migmar, necesita continuar su desarrollo y utilizar la tecnología moderna, adaptándola a sus propias características. Además, debe difundir con claridad cuáles son sus terapias y cuál su eficacia farmacéutica para la gente del mundo moderno.

Actualmente, en el Tíbet se aprovecha el control eléctrico de la temperatura para la elaboración de medicamentos y la terapia del baño medicinal, combinando la tradición y la modernidad. “Con dicha combinación, cada vez la medicina tibetana tendrá mayor aceptación en el mundo. En los simposios académicos internacionales siempre ha habido dudas sobre sus efectos. Los expertos extranjeros esperan que demostremos con datos científicos concretos los principios de esta medicina”, manifestó Migmar.

En su opinión, es preciso que los estudiosos de esta generación se esfuercen en resolver estos problemas para conseguir que la medicina tibetana salga de su región autónoma, e incluso del país, difundiendo su excelente tradición.

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