Esperanza de los niños pobres -25º aniversario del Proyecto de Esperanza
HACE 25 años, en el anuncio del Proyecto de Esperanza, unos ojos llenos de angustia y sed de saber conmovieron a miles de millones de chinos. Gracias al proyecto, Su Mingjuan, la niña de “estos ojos grandes” y alumna de primaria en la aldea de Zhangwan, provincia de Anhui, logró el subsidio de diferentes círculos de la sociedad y terminó exitosamente sus estudios universitarios e inició su trabajo en el banco.
A partir de 1989, año en que se puso en práctica el Proyecto de Esperanza, más de cuatro millones de descendientes de campesinos, de situación económica difícil como Su Mingjuan, han recibido ayuda para acceder a una debida educación y cambiar su futuro destino. En China, el Proyecto de Esperanza no sólo es un proyecto estrella por el que la sociedad apoya la educación sino también la causa popular de servicios de bienestar de mayor proyección.
Salida de la pobreza
En 1986, Xu Yongguang, el entonces ministro del departamento de organización del Comité Central de la Liga de Juventud, fue a hacer investigaciones en Guangxi. La dificultad de aquellos niños en las montañas Dayao y las condiciones muy limitadas de la educación básica del campo hirieron profundamente el corazón de Xu.
Tres años después, se fundó la Fundación Nacional para el Desarrollo de la Juventud de China (en adelante, Fundación), con un capital registrado de 100.000 yuanes, y Xu Yongguang, de 40 años de edad, asumió el cargo de secretario general de la Fundación y se convirtió en su persona jurídica.
El 30 de octubre de 1989, la Fundación recaudó donativos dentro y fuera del país con el fin de ayudar a los niños que se ven obligados a abandonar la escuela por escasez económica. De allí emprendió una obra de caridad –Proyecto de Esperanza-, que beneficiaría a millones de niños del campo y atraería una amplia atención social.
El proyecto ha recolectado un total de 9700 millones de yuanes, ha construido 18.335 escuelas primarias, ha capacitado a 80.000 maestros rurales, ha subsidiado a 4,9 millones de niños y, además, ha ayudado a 3100 huérfanos portadores de Sida a culminar sus estudios.
Conmueve a todo el país
El Comité Central de la Liga de Juventud consignó a la Fundación 100.000 yuanes como el capital registrado. Sin embargo, esta cantidad de dinero no era nada en relación a la necesidad real. Según el cálculo de Xu, para subsidiar a unos 50.000 niños a 20 yuanes a cada uno, gastos de matrícula y cuotas de cada semestre, se necesitarían dos millones de yuanes, cifra astronómica para ellos.
¿Cómo lograr el dinero? Xu, originario de Wenzhou, obtuvo sugerencia de sus amigos comerciantes. Mandó a empleados a comprar un Libro de Códigos Postales (Volúmenes de empresas industriales) para que enviaran cartas a fábricas, minas y empresas de todo el país. En aquel momento, la mayor tarea de todos los empleados de la Fundación era escribir cartas. Después de enviar 200.000 cartas, recaudaron cerca de 200.000 yuanes, una cifra considerable en aquel entonces.
De allí en adelante, cada vez que enviaron las cartas, surgía un mes después un aluvión de donaciones. Sin embargo, esta manera no era muy eficaz y tenía alto costo, así como tampoco podía movilizar a las masas. Un día se le ocurrió de repente a Xu la idea de publicar la invitación de donativos en el Diario del Pueblo, periódico con muy buen tiraje en el país.
Pero nunca había visto publicado este tipo de publicidad en el periódico, ni siquiera en un medio del Partido Comunista como el Diario del Pueblo. Xu decidió participar en persona en el diseño de la publicidad y aconsejó contar la historia real de una niña que anhela ir a la escuela: Qing Yuanxiang, de 12 años, es una alumna sobresaliente en las regiones pobres del distrito de Zhen´an, provincia de Shaanxi. Como su padre falleció por una enfermedad, su familia no pudo seguir pagando sus gastos escolares, así que se vio obligada a abandonar la escuela. Pasaba todo el día cuidando cerdos, cortando leña y cocinando. No podía sino hasta la noche sacar sus libros para estudiar por sí misma. Al momento de los exámenes finales del semestre, se apresuró a terminar las faenas agrícolas y acudió a la escuela para responder unos cuestionarios. Al final de la hoja escribió cuatro caracteres: “Quiero estudiar en la escuela”.
En 1991, varios medios de comunicación como Diario del Pueblo, Diario Guangming y Diario de los Obreros publicaron sucesivamente la publicidad del Proyecto de Esperanza. Fue la primera campaña de bienestar público para la recaudación de donativos en China.
Gracias a la historia de Qing Yuan-xiang, el Proyecto de Esperanza llamó una imprevista atención, y la Fundación recibió gran cantidad de giros bancarios. Los donantes son de todos los rincones del país y de distintos estratos sociales, desde líderes del Estado hasta el ciudadano común y corriente, desde un anciano de más de 60 años hasta un niño que está aún en una guardería infantil. El dinero recaudado en aquel año superó los 12 millones de yuanes.
1 de septiembre de 2014. Ceremonia de apertura de la Escuela de Esperanza en el pueblo de Baogunao de la provincia de Yunnan, después del terremoto del día 3 de agosto. CFP
Sueño de Zhang Shengli
Zhang Shengli es el primer alumno subsidiado por el Proyecto. Vive en una familia humilde en el distrito de Laiyuan de la provincia de Hebei. En 1987, a sus 10 años de edad, su papá enfermó y como su mamá tiene deficiencia mental, la situación económica de la familia empeoró rápidamente. Para pagar los gastos escolares, Zhang Shengli fue a recoger pelo y uñas para vender. Sin embargo, eso tampoco fue suficiente. Cuando su papá le dijo que la familia ya no tenía dinero para pagar su escuela, Zhang le rogó llorando. Escribió una carta al subdirector del distrito, expresando su deseo: “Estimado señor, ¿ha cosechado su familia suficiente cereal para comer este año? Mi papá no puede llevarme a la escuela porque mi familia es tan pobre que no puede pagar los gastos escolares. Pero yo deseo seguir mis estudios porque quiero ser una persona como usted que aporta orgullo a la patria”.
En 1989, la Fundación hizo una investigación a escala nacional sobre los niños que interrumpieron sus estudios. Al conocer la situación de Zhang, le concedió 200 yuanes de subsidio.
La perseverancia de Zhang conmovió a miles de chinos. Gracias a la subvención, Zhang completó sus estudios a nivel de enseñanza primaria y secundaria. En agosto de 1995, por otro proyecto de la Fundación, fue admitido por el Primer Colegio Normal de Shanghai y logró la beca para terminar sus estudios. Se graduó en abril de 1997. Abandonó la oportunidad de emplearse en la ciudad y volvió a su pueblo natal para ser un maestro de escuela primaria, la cual llevaba algún tiempo con sus clases suspendidas por falta de maestro.
En el primer día, sólo cinco alumnos vinieron a tomar clases. Zhang sabía que los padres no podían pagar los gastos escolares debido a la pobreza. Pero, también sabía que la escasez de conocimientos conduciría a mayor pobreza. Aunque sus alumnos se distribuyen por diferentes aldeas, e incluso en lo más profundo de las montañas, Zhang llevó alimento sólido y visitó de puerta a puerta, aplicando su propia experiencia, convenciendo a los padres. Poco a poco, sus alumnos crecieron de 5 a 21. Ahora, trabaja como rector de una escuela del Proyecto de Esperanza. Quiere contribuir a la sociedad desde su puesto.
Un nuevo punto de partida
A partir de 2005, el Gobierno chino comenzó a aplicar la política de exonerar a los alumnos de las familias rurales pobres de los gastos de matrícula y cuotas, y de libros y cuadernos, así como subsidiar sus gastos cotidianos a los alumnos internados en la escuela. La política vino aplicándose gradualmente en las ciudades. El propósito del Proyecto de Esperanza fue ayudar a los niños del campo a volver a la escuela, lo cual, en cierto sentido, ya se ha cumplido.
La Fundación declaró el 20 de mayo de 2007 que el Proyecto de Esperanza se actualizó en todos los aspectos: ayudar a los alumnos subsidiados a aprender cómo ayudarse a sí mismos y a otros. Aparte de desarrollar más proyectos como “Librerías del Proyecto de Esperanza” y “Acción para hacer realidad un sueño”, también ofrece oportunidades a los alumnos subsidiados para que participen en prácticas sociales y se incorporen al sistema de trabajo-estudio. Y, además, estimula a los graduados universitarios sobresalientes a trabajar como maestros voluntarios en las escuelas de Esperanza. Según la Fundación, siguiendo el modelo de “subsidio para el desarrollo”, tanteará más proyectos de interés público ayudando a los alumnos a elevar su capacidad de autodesarrollo.
Los objetos de la subvención del Proyecto se han ampliado hasta los hijos de los trabajadores campesinos en las ciudades, alumnos secundarios, universitarios y de escuelas técnicas profesionales procedentes de familias con dificultades económicas en las regiones pobres del campo.
*Quan Jing, periodista de la publicación Caridad.