Más allá del éxito de Shanghai en el PISA 2012
Los alumnos de Shanghai volvieron a obtener los primeros puestos en todas las áreas del PISA luego de tres años. Parece que el impacto de este informe en el sector educativo occidental ha sido más grande que la propia satisfacción que generó en China. Las notas de los estudiantes estadou-nidenses se mantuvieron en un nivel medio, lo que aumenta la sensación de crisis en su círculo educativo.
Por supuesto, algunas opiniones de Occidente han expresado una ironía glacial y una sátira quemante respecto al aprendizaje de memoria aplicado por los estudiantes de Shanghai, pero esto no debe herir el amor propio del pueblo chino. Los chinos lanzan críticas más sarcásticas que los extranjeros sobre su sistema educativo orientado hacia los exámenes.
Sin duda alguna, China cuenta con un alto nivel en su educación básica. De todos modos, se trata de un éxito indiscutible.
Sin embargo, estos tan sobresalientes éxitos nos hacen reflexionar sobre si son razonables o si valen los costes. Los estudiantes chinos emplean dos o tres veces más tiempo para aprender conocimientos básicos que los de Occidente. Seguramente, una parte del éxito de los alumnos de Shanghai se haya debido al aumento en el “tiempo de estudio”.
Hablando de la educación básica, Oriente y Occidente tienen su respectiva tradición cultural. El mundo occidental presta más atención al respeto de los instintos del niño y su crecimiento natural en lo físico y mental. En cambio, la cultura oriental estima el aprendizaje de memoria, recitando textos y notas clásicos. En realidad, tanto el sector educativo oriental como el occidental no creen en la perfección de su propio sistema. En Estados Unidos, se han elevado voces para la “reforma de la educación”, y aumentar el tiempo de estudio y los exámenes en la educación básica. El Gobierno chino promueve, enérgicamente, la “formación cualitativa”, para la cual se viene deliberando en cuanto a una reforma de simplificación de exámenes de ingreso a la universidad.
No será fácil materializar dentro de poco la verdadera formación cualitativa en China. La fuerte enseñanza de conocimientos básicos no es programada por el Estado y tampoco se debe criticar obstinadamente el modelo de examen. Se trata de un problema cultural en todo el este asiático. Teniendo en cuenta la situación de Taiwan, Japón y Corea del Sur, la reforma del sistema del examen de ingreso a la universidad solo podrá aliviar el problema parcialmente.
En los últimos años, China ha aumentado, incesantemente, la admisión de estudiantes en las universidades, pero la competencia en la educación básica es cada vez más encarnizada, y en las grandes ciudades ha llegado, incluso, a las guarderías infantiles. Hoy en día, los niños de jardín infantil aprenden conocimientos de la escuela primaria, los alumnos de grados inferiores estudian asignaturas de grados superiores, y los de escuela secundaria y los de preparatoria reciben la enseñanza preparatoria y la universitaria, respectivamente. Al ingresar a la universidad, algunos alumnos piensan en entrar en una “caja fuerte” y no quieren estudiar nada. Tenemos que reconocer que la esencia de la educación básica china no apunta al aprendizaje, sino a la competencia.
En sociedades como la de China y todo Oriente, donde escasean recursos naturales y existen un dese-quilibrio en el desarrollo e incluso jerarquías, es muy importante contar con una particular superioridad educativa. Los niños de los campesinos la buscan porque es un paso decisivo para mejorar sus vidas. Los que nacen de familias de clase media también se preocupan por su futura posición, porque enfrentan mayores presiones que los de la sociedad occidental y no se les permite perder la educación. Para los jóvenes, los exámenes no significan solo calificaciones de sus estudios, sino una lucha por la vida que ellos se ven obligados a empezar desde niños.
Aunque resulta parcial el examen de conocimientos básicos, es fácil organizarlo y asegurar una equidad en el proceso de aplicación. Por esta razón, a pesar de varias reformas, no se han podido cambiar, sustancialmente, las pruebas de admisión a las escuelas secundarias y a las universidades. Ante una situación de alta presión competitiva, cualquier sistema de exámenes puede llegar a los extremos, tanto por la familia como por el colegio.
Necesitamos enfrentar la realidad de la educación básica china y saber que es inútil despreciarse a sí mismo, quejarse ante el cielo o culpar a los hombres. Debemos procurar una mejora con una actitud realista; por ejemplo, reducir el coste del examen PISA y permitir que los niños se sientan algo más relajados y optimistas, aunque se vean obligados a estudiar con todas sus fuerzas.