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2018-January-5 14:49

Claves del éxito de China

Por HU BILIANG*

Hu Biliang

 

A finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, cuando China apenas empezaba a poner en práctica nuevas estrategias y políticas de desarrollo, ingresé a una universidad de finanzas. Después de graduarme, me enfoqué en estudios económicos en la Academia China de Ciencias Sociales. Más tarde estudié en Europa y EE. UU., y trabajé en el Banco Mundial en estudios de políticas económicas de China y en un banco de inversión para profundizar en cuestiones de macroeconomía y mercado de capitales de China. En el año 2000, junto con unos amigos, fundé una compañía contratista de software, o sea, los ingenieros chinos proporcionaban servicios de consulta en tecnología informática. Esto no solo me ha permitido testificar el enorme cambio ocurrido en estos 40 años, sino que también me he sumado a algunos procesos en áreas importantes como agricultura, urbanización, mercado de capitales, industria tecnología informática y apertura al exterior.

La Gran Revolución Cultural terminó a finales de 1976. El PIB de ese año era de 153.940 millones de dólares (según el cambio actual), lo que representaba un 2,2 % del total mundial, y el PIB per cápita era de solo 165,4 dólares, el puesto n.° 120 en el mundo. La reserva total de divisas era de 1255 millones de dólares, menos que la de pequeños países en desarrollo como Haití, Nepal, Papúa Nueva Guinea, Chipre, Malta y Marruecos. El monto de importación y exportación de mercancías sumaba 13.430 millones de dólares, apenas el 5 % del total de EE. UU. En aquel momento no había inversión directa extranjera, ni siquiera inversión directa china al exterior. Los ingresos disponibles por habitante urbano y rural solo eran 150 y 60 dólares, respectivamente. Un 82,6 % de la población total era rural y extremadamente pobre. Se puede decir sin exagerar que la economía china estaba al borde del colapso.

Bajo esa situación, los dirigentes chinos comenzaron a reflexionar sobre el destino del Estado, a diseñar nuevas estrategia y políticas, así como a elaborar nuevos planes y medidas. Hasta finales de 1978, un conjunto de planes estratégicos empezaron a ser aplicados y China inició su nuevo camino de desarrollo. Tras una brega de casi 40 años, el PIB de China en 2016 llegó a los 11,2 billones de dólares, el segundo lugar del mundo tras EE. UU. Asimismo, su porcentaje dentro del PIB mundial subió del 2,2 % en 1976 al 14,8%, mientras que su PIB per cápita alcanzó los 8123 dólares, lo que le permitió subir del puesto n.° 120 a nivel mundial al 60.

La suma del comercio de mercancías alcanzó los 3,66 billones de dólares, superando a EE. UU. y situándose en el primer lugar del mundo; la reserva de divisas llegó a los 3,01 billones de dólares, el número uno del mundo; el valor agregado del sector manufacturero también está en el primer puesto; y la captación de inversión directa extranjera fue de 133.700 millones de dólares (uso real), ocupando el tercer puesto del mundo. La inversión directa china al exterior pasó de cero a 183.100 millones de dólares, el segundo lugar en el planeta. Según el Índice Global de Competitividad en Manufactura 2016, emitido por Deloitte, la competitividad de este sector chino ya se sitúa en el primer lugar, y entre los 500 tipos de productos industriales, 220 productos chinos –como acero y hierro, carbón, cemento, aluminio electrolítico y cobre refinado– registran la mayor producción en el mundo. Además, el valor agregado del sector de tecnología de punta e índices de exportaciones ha superado el de EE. UU., colocándose en el primer lugar del mundo, lo cual revela que China avanza de forma veloz hacia la meta de ser el primer país de manufactura de alta tecnología. En general, nuestro país se ha transformado de un país agrícola al mayor del mundo en manufacturación. El porcentaje del valor agrícola agregado en el PIB de 2016 solo fue del 8,6 % y la tasa de urbanización alcanzó el 57,4 %. En estas cuatro décadas, se han producido cambios sorprendentes en China.

Deng Xiaoping (der.) y Chen Yun en la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del PCCh en 1978. Cnsphoto

 

¿Cómo ha podido conseguir China estos éxitos de forma pacífica y bajo el actual orden internacional? Según mis observaciones, estos logros pueden ser atribuidos a seis aspectos.

Desarrollo conforme a la circunstancia nacional

China ha elegido el camino socialista con peculiaridades chinas. Este camino tiene dos puntos importantes: perseverancia en el socialismo y peculiaridades chinas.

La perseverancia en el socialismo quiere decir persistir en el camino de la prosperidad común. El Gobierno chino estimuló que una parte del pueblo se enriqueciera primero y prestó mucha atención a la tarea de alivio de la pobreza. En estos 40 años, el Estado ha elaborado muchas políticas y tomado muchas medidas, así como ha liberado a 700 millones de personas de la pobreza. Actualmente, el Estado se está esforzando para que los últimos 30 millones de personas salgan de la pobreza y China pueda ser un país sin pobreza extrema antes de 2020.

Puerto Luohu de Shenzhen en febrero de 1990.

 

En mejora de la vida del pueblo, China también ha obtenido enormes éxitos. En primer lugar, cada año se crean 13 millones de puestos de trabajo para los habitantes urbanos, y la tasa de desempleo registrado se mantiene en 4 %. En segundo lugar, la tasa de analfabetismo de hace 40 años era de más del 30 %, y ahora es menos del 3 %. En cuanto a la mano de obra actual, un 25 % ha recibido enseñanza superior (frente al 0,5 % de 40 años atrás). En tercer lugar, se ha mejorado considerablemente la seguridad social. El seguro básico de vejez cubre al 85 % del país. En cuarto lugar, aunque la distancia de ingresos entre habitante urbano y rural fue relativamente grande entre los años 2000 y 2010, esta empezó a reducirse desde 2011.

Otra característica del desarrollo chino tiene que ver con las peculiaridades chinas en tres aspectos. En primer lugar, el modelo democrático y político de China no es igual al occidental. China aplica la disposición basada en un todo compuesto por tres elementos: integración orgánica de la dirección del Partido Comunista de China (PCCh), la condición de que el pueblo es el dueño del país y la gobernación de este según la ley. Al mismo tiempo, se debe mantener y perfeccionar el sistema de asambleas populares, el de cooperación multipartidaria y consulta política bajo la dirección del PCCh, el de autonomía étnica territorial y el de autogobierno de las masas en los niveles de base. En segundo lugar, el Gobierno ha desempeñado un papel importante en promover el desarrollo económico y social. En tercer lugar, los factores originados en la historia, cultura y tradición chinas han ejercido importantes influencias.

El puerto Yantian en Shenzhen, con capacidad anual de carga de 10 millones de contenedores estándar, es uno de los frentes importantes de la Franja y la Ruta. Cnsphoto

 

Perseverancia en las reformas

Todos saben que la razón de que China haya obtenido tan enormes éxitos en desarrollo, se debe a la reforma propuesta por Deng Xiaoping. Empero, un punto más importante consiste en que del principio al final China ha persistido en reformas orientadas por el mercado.

Luego de la fundación de la República Popular China en 1949, China copió a ciegas el modelo de economía planificada de la ex Unión Soviética. Al tiempo que se elevó la capacidad productiva y aumentó la acumulación, se produjeron muchos problemas. A fin de resolverlos, urgía introducir un mecanismo y sistema de mercado. Al principio, lo que China necesitaba hacer era desarrollar la producción e intercambios de productos. Después, el país era consciente de que debía establecer el sistema y mecanismo de una economía de mercado. Por un lado, China promovió la economía de mercado y, al mismo tiempo, dejó que coexistieran los viejos y nuevos sistemas y mecanismos, es decir, mediante una reforma gradual se fue llegando a un equilibrio entre planificación y mercado. Así, no solo se impulsó la reforma, sino que también se ha mantenido la estabilidad social.

Impulso de una apertura al mundo

Los logros de la China de hoy se han beneficiado de los contactos amistosos con otros países y de la apertura al exterior. La última ha experimentado tres impulsos y desarrollos. La primera ola de apertura se dio entre las décadas de 1980 y 1990. La meta principal era la de captar inversión directa extranjera para la construcción de infraestructura y proyectos industriales. Gracias a su ventajosa ubicación geográfica y a sus condiciones culturales y humanas, Guangdong, Fujian y Shanghai consiguieron un acelerado desarrollo.

La segunda ola de apertura apareció tras la incorporación de China a la OMC y se dio hasta 2012. China terminó dos tareas importantes en este periodo: una fue llevar a cabo el acoplamiento entre las reglas de comercio e inversión y el mundo, principalmente con las reglas de los países occidentales, dejando que el mundo acepte a China de mejor forma; la otra fue materializar el acoplamiento entre China y el mundo dejando que el país se convierta en una parte importante de la cadena industrial y de valor del mundo. En aquellos diez años, la competitividad del sector manufacturero de China se elevó en gran medida. El valor agregado de este sector superó al de EE. UU., y se convirtió en el mayor país en manufacturación. Otro resultado fue que la totalidad del PIB sobrepasó al de Japón.

La tercera ola de apertura se inició en 2013. Aunque solo han transcurrido cuatro años tras el lanzamiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, se ha conseguido un buen efecto. Mediante la Franja y la Ruta, junto con otros países, se busca impulsar la interconexión e intercomunicación en infraestructura, inversión comercial, finanzas y cultura, a fin de preservar la paz en el mundo y promover el desarrollo de la apertura, la innovación y la inclusión. Se fomentará el diálogo civilizado y se construirá una comunidad de destino común para la humanidad.

Mayor empeño en el desarrollo económico

Dos años después de la Gran Revolución Cultural, a finales de 1978, China propuso un nuevo pensamiento de desarrollo. Su punto más importante fue pasar de la lucha de clases a la labor económica. Desde entonces, tanto los organismos del Partido como los gobiernos de distintos niveles del Estado priorizaron este enfoque y el crecimiento económico se convirtió en el más importante índice del desarrollo de una región y de la eficacia de un dirigente.

La industria manufacturera suele impulsar el crecimiento económico, por eso, desde el Gobierno Central hasta los gobiernos locales le prestan suma atención. Como la industria manufacturera se desarrolla partiendo de los sectores con capital intensivo, necesita fondos para adquirir maquinarias y equipos, explotar la tierra, levantar talleres y contratar empleados. Empero, en las décadas de 1970 y 1980, e incluso a principios de la de 1990, China experimentaba una carencia de capitales, mientras que los inversionistas extranjeros buscaban oportunidades en el país. La captación de inversiones extranjeras incrementó los ingresos tributarios, trajo empleo, elevó el nivel de vida de la población local y aumentó el consumo, por lo que en aquel momento se vivió en China una ola de capital foráneo. Para atraer más capital, los gobiernos locales ofrecieron políticas preferenciales a los empresarios extranjeros, como reducción y exención de impuestos, un menor precio de la tierra, e incluso algunos gobiernos omitieron requisitos medioambientales.

Gracias al esfuerzo de los gobiernos locales, China tuvo un veloz desarrollo económico. La tasa de crecimiento del PIB se mantuvo por encima del 10 %. Una serie de infraestructuras se levantaron y la industria manufacturera alcanzó un rápido desarrollo. Sin embargo, surgieron también problemas, como el empeoramiento del entorno debido a la reducción u omisión de la protección medioambiental, el excesivo uso industrial de la tierra y la carencia de terreno agrícola –en vista de que algunos gobiernos locales se lo ofrecían gratis a los empresarios extranjeros–, así como casos de corrupción.

8 de agosto de 2008. Inauguración de los XXIX Juegos Olímpicos en el Estadio Nacional (Nido de Pájaro) de Beijing. VCG

 

Estabilidad política y social

El veloz desarrollo de China ha contribuido al mantenimiento de la estabilidad política y social. Creo que eso se debe a los siguientes cuatro elementos.

La dirección centralizada y unificada del PCCh desempeña un papel decisivo en la estabilidad de la política china. Además, los organismos del Partido se extienden por todo el país y aplican estrictamente las mismas políticas, lo cual es muy eficaz para la administración social. Por otro lado, el PCCh ha reunido casi cien años de experiencias en materia de gobernanza y ha tomado medidas eficaces de administración social que corresponden con las circunstancias chinas. Por último, aunque el PCCh cometió errores durante la Gran Revolución Cultural y en otras etapas, lo más valioso reside en que el Partido ha sabido avanzar a compás del tiempo y ha sido honesto a la hora de corregir sus errores, lo que le ha valido el respaldo de la mayoría de la población.

El segundo elemento es que los organismos del Partido y los gobiernos locales prestan mucha atención a la estabilización de la sociedad. En China circula el dicho de “la estabilidad lo vence todo”. A fin de garantizarla, los organismos del Partido y las instituciones gubernamentales se enfocan en este trabajo al extender los organismos de administración social hasta las aldeas y calles de las ciudades. Para impedir y repeler las fuerzas que deterioran la estabilidad social, el Gobierno ha organizado sólidos equipos de seguridad pública y policía armada.

El tercer elemento son los suficientes recursos financieros que han garantizado la continuidad del trabajo de mantenimiento de la estabilidad, lo cual es sumamente importante.

El cuarto elemento reside en algunos pensamientos de la cultura tradicional china. Por ejemplo, los chinos preconizamos aquello de que “la armonía es lo más valioso”, “la amabilidad trae fortuna” y no propagamos el extremo. Creemos en el justo medio. Todo esto favorece la estabilidad social.

Elaboración y aplicación de planes de desarrollo

Tanto el Partido como el Gobierno tienen presentes primero los planes para luego ponerlos en práctica. Algunos planes son de largo plazo (a 15 o 30 años) y otros son quinquenales, anuales o trimestrales. Los planes están interconectados. Así sean de largo, mediano o corto plazo, lo más importante es que sean aplicados concienzudamente.

Citemos el ejemplo del plan quinquenal. Desde la fundación de la República Popular China en 1949, nuestro país ha elaborado 13 planes quinquenales. Cada plan se hizo de acuerdo con las circunstancias de entonces, consideró los problemas y desafíos de aquel lustro, y definió objetivos y principales políticas y medidas, a fin de garantizar su cumplimiento en el tiempo previsto.

La mayor ventaja de planear y aplicar reside en que tanto el Gobierno como el pueblo están conscientes de los objetivos trazados y del proyecto de desarrollo, y conocen las dificultades y las medidas para resolverlas.

Lo que no tenemos que olvidar es el laborioso trabajo del pueblo chino. La experiencia china es como un papel blanco y no sirve para nada si olvidamos esto. Además, el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas en la nueva época es una innovación en las importantes teorías del Partido en estos nuevos tiempos. Confiamos en que dirigido por este pensamiento, el pueblo chino logre más éxitos y cumpla la meta de alcanzar la prosperidad y revitalización de la nación china.

*Hu Biliang es rector y profesor de economía del Instituto de Estudios sobre Mercados Emergentes de la Universidad Normal de Beijing.

 

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