Su majestad, la cocina española
Alejandro Sánchez, propietario del restaurante “Niajo”.
EN el barrio de Sanlitun, en Beijing, hay un edificio de estilo mediterráneo al que todos conocen como el Nali Patio, un complejo de restaurantes y tiendas que nos permiten transportarnos con la mente (y el estómago) hacia Occidente. Uno de esos lugares es Niajo, un restaurante que más parece una embajada, pues desde que uno ingresa siente que está en territorio español. Y su embajador es Alejandro Sánchez, un valenciano que acaba de cumplir 11 años de residencia en China. Este es el menú de su vida. Buen provecho.
La primera vez que Sánchez pisó China fue en 1999. Estaba inmerso en un mundo totalmente alejado de la gastronomía: era el exitoso consultor de una gran empresa financiera aseguradora de España. Vestía saco y corbata, pero su mente siempre cocinó la idea del restaurante propio. Diversas generaciones de su familia paterna se habían dedicado a la hotelería, mientras que con su madre hizo su primera paella a los 10 años. Solo era cuestión de tiempo para que Alejandro decidiera agarrar la sartén por el mango y darle un giro a su vida.
“Mi pasión era la cocina. Siempre que iba por la calle y me paraba frente a un escaparate, era porque había un libro de cocina y no por una chica en bikini, aunque esto último también me gusta”, bromea Sánchez. “Tenía 45 años, ganaba mucho dinero en el sector financiero, pero la vida me dijo que ya era el momento de cambiar. Quería abrir un restaurante antes de morirme y la verdad es que quisiera morirme cocinando”.
En 2004 estuvo en Melbourne, Australia, donde evaluó la idea de abrir su ansiado restaurante, pero las conversaciones con el socio de entonces no llegaron a buen puerto. Fue así como en 2005 volvió a Beijing, donde ya había hecho algunas amistades, quienes le recomendaron que no cometiera el gravísimo error de abrir un restaurante “así a las bravas” sin conocer de forma directa el mercado. Él tenía primero que vivir en Beijing. “Los españoles que llevaban aquí 15 o 20 años me dijeron que me tomara al menos 6 meses para observar el mercado, para definir el concepto del restaurante y la location, que aquí es importantísima así seas un chef Michelin. Aquí ha llegado Ferran Adrià y como un ángel ha pasado, no se ha enterado ni Dios”.
Cauto como en los negocios, Alejandro Sánchez se tomó no solo un tiempo, sino que decidió recorrer la costa este de China, desde Tianjin hasta Guangzhou, buscando la mejor ciudad para el sueño del restaurante propio. Shanghai lo llegó a entusiasmar por su apertura a todo lo extranjero, pero al final se decantó por Beijing. ¿Por qué? “No hubo un porqué. En China hay una frase que dice: 为什么? 没有为什么 (¿Por qué? No hay un porqué). Fue una decisión personal y la verdad es que me apeteció quedarme en Beijing”, asegura Alejandro.
Desde 2009, Alejandro Sánchez ha estado surcando los mares del negocio gastronómico en Beijing. Desde un primer momento puso como bandera del barco a la paella valenciana.
Algunos de los premios obtenidos por "Niajo".
Alejandro es Niajo
Niajo abrió sus puertas el 18 de octubre de 2009. Pocos lo saben, pero el nombre esconde un significado especial. De hecho, hay quienes creen que se trata de un juego de palabras con el saludo en chino Ni hao (“Hola”), y a otros les recuerda la frase española “Ni ajo ni cebolla”. Sin embargo, el nombre del restaurante –como la comida que ofrece– tiene un origen más casero.
Sánchez tiene 5 hermanos. El más joven, Alfonso, tiene síndrome de Down y por su dificultad al hablar nunca pudo pronunciar “Alejandro”, y desde siempre lo llama “Niajo”. “Es el único en el mundo que me llama así. Las personas con síndrome de Down son las personas más cariñosas, más sentimentales, con más buena voluntad y sin ninguna maldad en el mundo. Están llenas de amor y cariño, y yo tengo un cariño especial por mi hermano pequeño, así que decidí que donde quiera que ponga un restaurante, este se llamará Niajo, así lo abra en China, en Australia o en España”, dice Alejandro. “Cuando le conté a mi hermano menor que le había puesto Niajo a mi restaurante en Beijing, él me dijo: ‘Claro, si tú te llamas así. ¿Cómo le ibas a poner a tu restaurante? Pues tu nombre, ¿no?’. Y yo me partía de risa”.
Desde 2009, Alejandro Sánchez ha estado surcando los mares del negocio gastronómico en Beijing. Como él mismo suele decir, desde un primer momento puso como bandera del barco a la paella valenciana, el plato estrella de Niajo en sus cuatro variedades: la paella de mariscos, la paella de bogavante, la paella de tinta de calamar y la paella vegetariana. “A mis clientes chinos los vuelve loco”, señala. De hecho, la paella es el plato más famoso de Valencia y uno de los emblemas de España, aunque no deja de ser curioso que un platillo así tenga tanto éxito en China, que es considerado el país del arroz.
“A los chinos les encanta el arroz, es el pan de ellos, es el apoyo para comer. Y, claro, cuando comen la paella disfrutan ese sabor tan particular del arroz y del marisco. Aquí en Beijing, el marisco brilla un poco por su ausencia, ya que se consume más en el sur de China”, manifiesta Sánchez, quien ha tenido que enseñarles a sus clientes locales que el arroz mediterráneo tiene una textura diferente al chino. Un día, una señora le dijo que el arroz estaba duro. Alejandro agarró una lupa, un cuchillo y cortó el grano de arroz. Lo miraron y estaba cocido. “Así les voy enseñando que la paella tiene un tipo de arroz diferente, con otra textura, un poco más al dente”.
Negocios en Beijing
Alejandro Sánchez considera “maravilloso” el ambiente de negocios en Beijing. “Acá tienes un ambiente muy multicultural porque están todas las razas del mundo, de todas las nacionalidades”, señala. En sus seis años y medio, el restaurante Niajo ha pasado por diversas fases de desarrollo: visualización, calidad, presentación y profesionalidad de sus empleados. Pero, según su plan de negocios, este 2016 es el año del marketing. “El marketing es importantísimo en Beijing. Para ser competitivo tienes que mostrarte, tienes que organizar muchos eventos, tienes que usar todas las redes sociales y que tu estándar de calidad se mantenga”.
Sus esfuerzos en marketing han comenzado a dar sus frutos. Niajo ha conseguido numerosos premios y reconocimientos en Beijing, y es frecuente su aparición en reportajes de la televisión española. Pero uno de los trofeos que más sorprendió a Alejandro Sánchez fue el que le otorgó el año pasado la revista That’s Beijing por la mejor carta de vinos. “Me sentí muy emocionado porque estaba luchando contra hoteles cinco estrellas, contra restaurantes con cartas infinitas”.
Hoy, Alejandro tiene 20 empleados, 19 de los cuales son ciudadanos chinos. Antes de despedirnos, le preguntamos qué consejo le daría a un extranjero que quisiera también abrir un restaurante en Beijing. “El mismo consejo que me dieron a mí. Quien quiera abrir un restaurante no debe ser solo cocinero, sino también empresario, tener idea de marketing y conocimientos financieros, porque aunque cocines como los ángeles, en 7 u 8 meses podría cerrar tu restaurante. Saber un poco de todo es importantísimo en China”, asegura.
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