Esperanza para millones
CHINA es el país de las cifras enormes. Sobrecoge saber que, según el Informe Mundial sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, el número de casos de esa enfermedad documentados en la nación más poblada del mundo, en 2012, fue casi igual al de la población de Uruguay.
En ese contexto, oír hablar de “un producto que parte de fuentes naturales, que no afecta la salud porque no daña las células sanas” y que, como si fuera poco, “no responde a buscar una mejoría de la calidad de vida, sino que es capaz de curar la enfermedad”, más que alentador, resulta alucinante.
Quien parece enunciar un sueño común de la humanidad es el Dr. José Antonio Fraga Castro, presidente del Grupo Empresarial de Producciones Biofarmacéuticas y Químicas LABIOFAM de Cuba, con la esperanzadora diferencia de que habla de logros científicos para los que vino a buscar apoyo en China.
11 de febrero de 2014. Dr. José Antonio Fraga Castro, presidente de LABIOFAM, en la embajada de Cuba en Beijing.
Durante 14 años, LABIOFAM ha investigado un péptido (proteína de bajo peso molecular) denominado RJLB-14, que provoca “un bloqueo drástico y significativo de la progresión y la proliferación tumoral”, efectos no descritos anteriormente en la literatura, explica el investigador Alexis Díaz García, quien asegura que se trata de un único compuesto capaz de actuar sobre dos estadios importantes del desarrollo del cáncer, porque también inhibe la metástasis.
Uno de los éxitos del desarrollo de la investigación ha sido obtener el péptido mediante procesos biotecnológicos, lo que fija como próximo paso el incremento notable de las cantidades a escala industrial para poder concluir los estudios experimentales y comenzar la fase de ensayo clínico.
“Es un reto, una necesidad, encontrar compañías chinas que nos puedan acompañar en esta tarea”, dijo Fraga Castro a un centenar de hombres de negocios de más de 20 empresas chinas de la industria farmacéutica y dedicadas a la elaboración de productos naturales, en la sala Che Guevara de la Embajada de Cuba en Beijing, el pasado 11 de febrero.
LABIOFAM ya tiene experiencia en el trabajo con la nación asiática porque tiene vínculos con empresas chinas desde 1994. Actualmente, en plantas de Lukang, compañía farmacéutica de la provincia china de Shandong, se producen bioplaguicidas que se exportan a varios países para el control de plagas y de enfermedades como el dengue y la malaria.
El Vidatox, producto de LABIOFAM complementario para el tratamiento del cáncer, es uno de los que se comercializan informalmente en China.
Es por eso que la propuesta del grupo empresarial cubano va más allá del péptido RJLB-14. En estos momentos incrementa la producción, desarrollo e investigación de productos para sustituir los insecticidas y los fertilizantes químicos. “No solo hablamos de buscar una solución al problema del cáncer, sino también ir eliminando los factores que inciden en los procesos irritativos que, finalmente, desenlazan en la enfermedad”, acota el presidente de LABIOFAM, entidad que hoy desarrolla acciones comerciales en 86 países y, en 2013, exportó sus productos a 39 naciones.
Es innegable que las características demográficas de China condicionan su realidad en muchos aspectos. Por una parte, no son necesarios tantos datos para comprender la importancia de la agricultura en una nación con más de 1300 millones de habitantes. Tampoco se requieren muchos números para entender que la cantidad de productos químicos que se usan en las labores agrícolas y que, finalmente, de una u otra manera, terminan en nuestra mesa para ser ingeridos, clasifican entre las cifras enormes.
“Hablamos de curar, de tratar, de medicamentos, de productos para el cáncer, pero si seguimos utilizando la cantidad de insecticidas para las plagas, para las producciones agrícolas que consume el ser humano, pues, sencillamente, es un círculo vicioso interminable”, asevera el Dr. Fraga.
Por otra parte, ser la nación más poblada del mundo, aunque incluye datos tan lamentables como el diagnóstico de 3,07 millones de personas con cáncer en un año, propicia una fuerza que, en este caso, se consolida con el impresionante y sostenido crecimiento económico de China en los últimos 30 años.
Resulta fácil, entonces, entender por qué viene LABIOFAM a China. Se trata de encontrar apoyo para emprender el escalado de los péptidos antitumorales recombinantes, una empresa en la que la mayor nación de Asia tiene mucho que aportar.
Los empresarios chinos mostraron interés por los productos de LABIOFAM. Fotos de Pedro Lago
La intención del grupo empresarial cubano incluye también que el registro, posterior al ensayo clínico, se haga con presencia de instituciones chinas. “Ni China ni Rusia ni Bielorrusia están sometidas a las presiones de las transnacionales, que es lo que pudiera silenciar un proyecto de este tipo”, señala Fraga Castro.
A juzgar por el interés mostrado por los empresarios chinos, dejarán de comercializarse los productos de LABIOFAM en un mercado informal que alimentan estudiantes chinos en Cuba, turistas y cubanos que envían los productos. El grupo empresarial, que lleva más de dos décadas en China, dejará de exportar muchos de sus productos que se producen en este país, sin que se comercialicen en la propia nación asiática.
De los encuentros que sostendría el presidente de LABIOFAM con directivos del órgano regulador de China y de los ministerios de Agricultura y Salud Pública, saldrían acuerdos para comenzar el escalado de péptidos antitumorales recombinantes en la nación asiática, participar en el ensayo clínico y, luego, en el registro del nuevo producto para tratar el cáncer.
Es una nueva oportunidad, un rayo de esperanza para millones de aquejados por el, hasta ahora, mortal padecimiento que es el cáncer. Esperemos que China haga gala de su responsabilidad como gran país y trabaje para que, a la vuelta de pocos años, algunas de sus enormes cifras dejen de ser, también, lamentables.